viernes, 8 de noviembre de 2013

UNIDAD TEMÁTICA DEL SALTERIO [10 de 12]

El método de Exégesis Canónica 
de Brevard S. Childs 
y la unidad del Salterio

Corrigendo la óptica de Gunkel, Childs afirma:
“La moderna interpretación del Salterio – que comienza con Gunkel – padece de no tomar en serio el rol que tiene el canon que ha configurado esta literatura religiosa. 
Es un hecho reconocido desde hace mucho, que la actual forma del Salterio refleja una larga historia de un desarrollo tanto oral como literario”.

“La ‘exégesis canónica’ – la lectura de los diversos textos de la Biblia en el marco de su totalidad [y unidad teológica] – es una dimensión esencial de la interpretación que no se opone al método histórico-crítico sino que lo desarrolla de un modo orgánico y lo convierte en verdadera teología” 
(Benedicto XVI)

Interrumpo ahora la exposición de las enseñanzas de
Fr. Divo Barsotti para intercalar la visión de Brevard S. Childs, exegeta calvinista, en su obra
Introduction to the Old Testament as Scripture,
(SCM Press, Ltd. London 1979).

Benedicto XVI mostró su aprecio por los puntos de vista de este autor cuando utilizó el enfoque canónico de Childs, remitiéndose a él explícitamente en sus evaluaciones de los límites de los métodos histórico críticos a la interpretación de las Sagradas Escrituras. Este enfoque canónico en la interpretación de las Sagradas Escrituras tiene su importancia porque señala los límites del método histórico crítico y desautoriza a quienes le atribuyen al método histórico crítico la hegemonía absoluta como método de interpretación de las Sagradas Escrituras.

Escribe el Papa en su introducción al primer tomo de Jesús de Nazareth: “…se ha desarrollado hace unos treinta años en América el proyecto de la ‘exégesis canónica’, que se propone leer los diversos textos bíblicos en el conjunto de la única escritura haciéndolos ver así bajo una nueva luz”
[Joseph Ratzinger Benedicto XVI, Jesús de Nazareth, Primera Parte, pág. 14 (Ed.Planeta, Argentina 2007)]

El Papa Benedicto XVI conecta, acto seguido, esta perspectiva con la enseñanza de la Constitución Dei Verbum del Concilio Vaticano II que: “había destacado claramente este aspecto como un principio fundamental de la exegesis teológica: ‘quien quiera entender la Escritura en el espíritu en que ha sido escrita debe considerar el contenido y unidad de toda ella (Cfr. Dei Verbum 12). Y el Concilio añade que se han de tener muy en cuenta también la Tradición viva de toda la Iglesia y la analogía de la fe”. (p.14)

Y algo más adelante, en el mismo prólogo, el Papa agrega una nueva valoración de la exégesis canónica aplicada también al Nuevo Testamento, como lo hizo también Childs: “La ‘exégesis canónica’ – la lectura de los diversos textos de la Biblia en el marco de su totalidad [y unidad teológica] – es una dimensión esencial de la interpretación que no se opone al método histórico-crítico sino que lo desarrolla de un modo orgánico y lo convierte en verdadera teología” (pp. 15-16)

Childs considera que “la moderna interpretación del Salterio – cuyo comienzo pone en Gunkel – padece de no tomar en serio el rol que tiene el canon que ha configurado esta literatura religiosa. Es un hecho reconocido desde hace mucho, que la actual forma del Salterio refleja una larga historia de un desarrollo tanto oral como literario” (O.c. p. 511).

viernes, 1 de noviembre de 2013

UNIDAD TEMÁTICA DEL SALTERIO [9 de 12]

Explicación de Fr. Divo Barsotti 
[3ª parte]

Ningún hombre se identifica con “el Hombre”, excepto Nuestro Señor Jesucristo. 

5.5. Los Salmos, Palabra de Cristo
Podemos decir de los Salmos, más que de ningún otro libro del Antiguo Testamento, que son el libro de Nuestro Señor. No solamente porque Él los ha citado más que ningún otro libro – lo cual sería una razón puramente exterior – sino, más bien, porque ellos son, eminentemente, SU palabra. Son “su” palabra en tanto que él es “el Hombre”.

Ya hemos dicho que lo que distingue al Salterio es, precisamente, el hecho de que es la palabra de Dios y de todo hombre.  Es toda la humanidad la que habla y se expresa a través de los 150 Salmos. No un pueblo solo, no la historia de un solo pueblo, y menos todavía la vida interior de un solo hombre entre otros, que hubiera vivido en una determinada época; sino “el Hombre” en su acepción más vasta y su más simple comprensión. El hombre en su condición de pena y de miseria aquí abajo: es todo lo humano lo que  nos habla a través de su palabra.

Ahora bien, ningún hombre se identifica con “el Hombre”, excepto Nuestro Señor Jesucristo. Por eso el Salterio, es, más que todo otro libro, “el libro de Jesús”: su libro porque es palabra de Dios y porque es palabra de Hombre. El Hombre, no se conoce más que en Cristo. Sólo en Cristo se expresa el hombre verdadero y concreto. Y la palabra del hombre verdadero es precisamente el libro de los Salmos.

5.6. Una división del Salterio según el género literario de los Salmos, puede tener cierto valor, pero no nos revela el sentido último de los Salmos. Un Salmo no dice todo su secreto sino en su contexto, según aquel orden que no deriva de lo arbitrario, sino del lugar que ocupa dicho Salmo en el libro inspirado. Este lugar ha sido asignado por Dios, quien ha dirigido al hagiógrafo para formar la colección y hacer de ella UN libro.

Es solamente en la unidad de la Biblia que la exégesis católica trasciende la palabra del hombre y alcanza a través de ella la palabra de Dios.  Negar que – o ignorar que – la Biblia tenga como único autor principal a Dios, inspirador a su vez de un verdadero y propio autor humano, es comprometer la interpretación auténtica de la Sagrada Escritura. El filólogo  puede, sí, interpretar un documento humano histórico o poético, pero el filólogo en cuanto tal no podrá jamás, si no es creyente, descubrir en la Sagrada Escritura analizada y criticada como monumento literario e histórico, el sentido que su Autor divino quiso darle.

viernes, 25 de octubre de 2013

UNIDAD TEMÁTICA DEL SALTERIO [8 de 12]

Explicación de Fr. Divo Barsotti [2ª parte]

Los Salmos significan  una vida humana total, transfigurada por la gracia, y hecha la expresión misma del itinerario del hombre a Dios

En el número de 150 Salmos y en la división en cinco libros se puede reconocer la intención de establecer una correspondencia entre el Pentateuco (La Ley, o Toráh) “Palabra de Dios a Israel” y el libro de los Salmos, “Palabra del hombre a Dios”.

A los cinco libros de la Ley (que son los que los judíos consideran propia y verdaderamente Palabra de Dios, siendo los libros proféticos y sapienciales de un orden inferior de inspiración) corresponden los cinco libros del Salterio.  El Mesías viene a poner en acto la Ley, tal es la importancia de ésta, y a ella responden los Salmos.

5.3. La respuesta de Israel a Dios se expresa, pues, en los Salmos. Ellos exaltan con mucha frecuencia la Ley divina; invitan a la meditación asidua y amorosa de esa Ley; recuerdan las gestas del Éxodo y meditándolas, alaban y dan gracias a Dios por ellas.

Pero la respuesta de oración del creyente contenida en los Salmos no se refiere sola y exclusivamente a las gestas de salvación narradas en el Pentateuco y al don de la Ley. Son también respuesta de fe y de alabanza que llega hasta la monarquía, Sion, Jerusalén, David y la Alianza mesiánica, la descendencia prometida a David y el Reino mesiánico universal. Los Salmos son también a veces lamentación del deportado. Se extienden por lo tanto a más hechos de la historia de Israel que los contenidos de la Toráh y sus cinco libros.

5.4. ¿Hay alguna progresión en la enseñanza del Salterio?
Es posible reconocer a lo largo del Salterio una cierta progresión hacia la luz, aunque incluso entre los últimos Salmos no falte la nota de dolor y de oscuridad. Pero el Salterio parece ir pasando como por una esfumadura progresiva, desde la experiencia del dolor, del pecado y de la muerte, de la lucha contra el mal, hacia la paz y la alabanza divina.

En el centro del Salterio, por decirlo así, se encuentran los Salmos de la realeza de Dios, a continuación vienen los Salmos de la peregrinación; y finalmente, los últimos Salmos no son más que una alabanza.

De la experiencia del pecado, del alejamiento de Dios, del sentimiento vivo de una persecución suscitada por los enemigos, el hombre avanza hacia la patria que es la presencia de Dios. Es el itinerario de la humanidad, el itinerario del hombre, reflejado en el Salterio.

Los Salmos son como un resumen de la vida espiritual. No solamente la de la humanidad, de la cual reproducen la historia, sino de la de cada hombre, que, de la experiencia de la soledad humana y de la muerte, avanza hacia la salvación, hacia el encuentro con Dios, y la alabanza pura y sin término.

Analizar los Salmos en este sentido, es darse cuenta de que ellos significan  una vida humana total, transfigurada por la gracia, y hecha la expresión misma del itinerario del hombre a Dios.

viernes, 18 de octubre de 2013

UNIDAD TEMÁTICA DEL SALTERIO [7 de 12]

Explicación de Fr. Divo Barsotti [1ª parte]

5. Expongo resumidamente en esta entrada y en las cinco que seguirán, la explicación de Divo Barsotti acerca de la unidad del Salterio.

5.1. Lo primero que se impone, para quien quiere abordar el Libro de los Salmos, es caer en la cuenta de que el señor ha querido que este libro se nos presente en una cierta unidad. Unidad que es la suya y que se nos escapa a menudo, pero que nos da la mejor clave de interpretación para la comprensión religiosa del entero Salterio.

Se trata de un libro único. Desmembrarlo y reordenar sus miembros a partir de un orden arbitrario – orden que, aún si es racional, no es ciertamente el orden querido por Dios, que nos ha dado el libro tal cual está – parece que es comprometer la inteligencia del libro inspirado. Separar cada poema de la unidad del libro, es comprometer la significación de estos poemas en su conjunto; es comprometer la unidad de la enseñanza que proviene precisamente del conjunto de la unidad del libro. Es descolocarnos para comprender a fondo lo que cada poema quiere decir, lo que nos enseña, y cómo debemos apropiárnoslo en la oración. El sentido de las partes viene del todo.

Es innegablemente legítimo, reconocer, cuando ello es posible, a qué tradición bíblica pertenece una parte u otra. Pero no es legítimo fragmentar un libro inspirado. Porque si el Espíritu Santo ha inspirado cada parte del libro, ha inspirado también su conjunto. Y haciendo reunir en la unidad del libro, llegado el momento, diversos autores humanos, diversas tradiciones, lo ha fundido todo en una unidad de orden superior.

Cada texto es inspirado: ciertamente, y ciertamente todas las partes y todos los poemas del libro son inspirados; y la inspiración sagrada une también los diversos poemas de un libro. Y en la relación de cada parte con el todo, esta inspiración le da a cada parte un valor y un sentido más profundo y elevado.
Es pues necesario que consideremos los Salmos en su conjunto.

viernes, 11 de octubre de 2013

UNIDAD TEMÁTICA DEL SALTERIO [6 de 12]

El Salterio según el Catecismo de la Iglesia Católica: Son oración apta para todo hombre, son oración humana y universal.

Según enseña la Iglesia Católica, los Salmos:
* no son solamente “la obra maestra de la oración en el Antiguo Testamento” (CIC 2585),
* no solamente son: “usados por Cristo en su oración” y encuentran “en Él su cumplimiento” y “continúan siendo esenciales en la oración de la Iglesia” (CIC 2586)
* sino que “el Salterio es el libro en el que la Palabra de Dios se convierte en oración del hombre”. 
Porque “un Salmo puede reflejar un acontecimiento pasado, pero es de una sobriedad tal, que verdaderamente pueden orar con él los hombres de toda condición y de todo tiempo” (CIC 2588).

Por eso, dice la Iglesia: “abarcan todas las dimensiones de la historia” (CIC 2596) y “se adaptan a los hombres de toda condición y todo tiempo” (CIC 2597). Esto es lo que ya expresaba, antes del Catecismo, el monje italiano Divo Barsotti a cuyas enseñanzas dedicaremos las entradas de los viernes siguientes.

La Iglesia no sólo aprecia los Salmos porque “rezándolos en referencia a Cristo y viendo su cumplimiento en Él, son elemento esencial y permanente de la oración de la Iglesia” sino también porque la Iglesia encuentra que “se adaptan a los hombres de toda condición y todo tiempo” (CIC 2597). 

Para Barsotti, puesto que los Salmos son la oración de Cristo, Hijo de David, pero también Hijo del Hombre, verdadero Hombre, son la oración apta para todo hombre, son la oración humana y universal.


A partir de nuestra próxima entrega expondremos las enseñanzas de Fray Divo Barsotti sobre la unidad temática del Salterio.

viernes, 4 de octubre de 2013

UNIDAD TEMÁTICA DEL SALTERIO [5 de 12]

Visión de un autor judío [4ª y última parte]

David, inspirado por el Espíritu Santo, es el primer profeta de la oración judía y cristiana. La fe católica no niega lo anterior sino que la oración de Cristo, verdadero Mesías e hijo de David, revelará y llevará a su plenitud el sentido de la oración de los salmos.    

División del Salterio

3.12. Los cinco libros del Salterio están divididos de la manera siguiente:
Libro primero: Salmos 1 al 41 (41 Salmos)
Libro segundo: Salmos 42 a 72 (31 Salmos)
Libro tercero: Salmos 73 a 89 (17 Salmos)
Libro cuarto: Salmos 90 a 106 (17 Salmos)
Libro quinto 107 a 150 (44 Salmos)

La mitad del Salterio se encuentra situada en el Salmo 78 entre los versículos 35 y 36. La línea media pasa por el lugar donde el salmista reprocha al pueblo el haberle mentido a Dios y recuerda que él era su Roca y su Redentor.

3.13. Cada uno de los cinco libros del Salterio puede subdividirse en cinco partes que comprenden un número desigual de Salmos. Cada parte es un todo que repite el movimiento ascendente del conjunto.

Los dos primeros Salmos deben ser considerados como una sola obra. Ellos le sirven de prólogo al Salterio y constituyen, con los siete Salmos siguientes, el primer movimiento del primer libro.

viernes, 27 de septiembre de 2013

UNIDAD TEMÁTICA DEL SALTERIO [4 de 12]

Visión de un autor judío [3ª parte]

Temas de los libros segundo al quinto del Salterio

3.8. El tema general del libro segundo es el destino del pueblo, opuesto al de las naciones.
El combate prosigue siempre entre el bien y el mal, entre el justo y el malvado, pero un perfecto paralelismo de los destinos individuales y colectivos invita a asistir a una extraordinaria transfiguración. El justo es el pueblo de Israel, el malvado es el conjunto de las naciones que rehúsan a Dios.

El destino de Israel es marchar en la noche al lado de las naciones y entre ellas, pero con la certeza de un próximo renacimiento y de la restauración de su gloria. El justo perseguido por el malvado, es el pueblo santo perseguido por las naciones idólatras. Pero la esperanza subsiste para siempre. Todos los de Israel que se apartan del pueblo, se asimilan a los malvados y perecen. Todos los de las naciones que reconocen a Dios, se convierten en justos y se fundan en Israel para la vida eterna. Tal es la Ley.

En este libro, el destino individual del judío se mezcla a la suerte del pueblo y se afirma en el fin último perseguido por Israel: la conversión de las naciones y el anuncio del Mesías salvador que vendrá al fin de los tiempos. Pero el mal es todavía poderoso y muy a menudo la víctima inocente perecerá a manos del enemigo.

3.9. El tercer libro, esboza la vía de la vida eterna.
Israel es presentado en él bajo su aspecto histórico y a ello se debe que las reminiscencias de las escenas más patéticas de su pasado sean evocadas aquí con una persistencia inigualada.

Pero la historia santa no puede ser comprendida como una cronología: ella es una perpetua presencia.
El pueblo que comienza con Abraham, Isaac y Jacob, es el mismo que Moisés conduce por el desierto; es el mismo que franquea las fronteras de la tierra prometida, el que canta el salmista y el que reprenden los profetas; es el mismo que sobrevive a la ruina de los templos; es el de la dispersión, el de la reunión de los exilados y el del final de los tiempos.

Es inmutable porque es la duración misma. Es alrededor de él que se ordenan y gravitan las crónicas de la Humanidad. Las civilizaciones desaparecen, otras las suceden, los malvados se dispersan y mueren, otros se agrupan para nuevos asaltos y nuevas derrotas; pero Israel, como Dios, del cual él es la sola imagen material, vive sin fin. La naturaleza entera y las naciones que pueblan la tierra, giran alrededor de Israel y dan testimonio de su existencia, como él mismo, en su eternidad, da testimonio de la presencia de Dios.

3.10. Dios y sus obras, su dominación sobre la naturaleza, son introducidos en la cuarta parte del Salterio. Ahora la certeza del justo encuentra su recompensa. Sion y Jerusalén son restauradas y el Rey-Mesías ha descendido ya a la tierra. Israel ha vencido a las naciones y la alegría del salmista estallará en la parte final.

El quinto libro del Salterio será un canto sublime de liberación, un himno  estremecido de gloria a Dios.

3.11. En el gran ciclo del Salterio, cada libro constituye un drama completo y acabado
En cada libro varios Salmos se siguen para formar otras narraciones, independientes las unas de las otras, pero imbricadas o trabadas unas con otras. En fin, cada Salmo, tomado separadamente, representa la ilustración de las mismas ideas siempre repetidas, incansablemente reiteradas: la gloria de Dios, el servicio divino de Israel, el Mesías del fin de los tiempos, la victoria del justo sobre el malvado. Cada Salmo tomado separadamente evoca los cinco personajes fundamentales: el justo y el malvado, Israel y las naciones, y por fin su Juez, Dios.  

viernes, 20 de septiembre de 2013

UNIDAD TEMÁTICA DEL SALTERIO [3 de 12]

Visión de un autor judío [2ª parte]

"El tema general del primer libro del Salterio es el del combate del justo contra el malvado"

3.3. “Los Salmos serán – sigue diciendo el autor judío que explica la unidad temática del Salterio - el desarrollo de estas ideas fundamentales contenidas en las últimas palabras de David. Es con justa razón que el Escriba colocó el Salterio al comienzo de la tercera parte de la Escritura: los Escritos (Ketubim).

Con relación a lo que sigue, los Salmos, con sus cinco libros, representan lo que es la Ley en relación con los Profetas: lo esencial. La Escritura es una colección pero su orden no es arbitrario. La sucesión de los libros está estrictamente indicada y es imposible separarlos los unos de los otros. Los Proverbios y Job son la continuación de los Salmos, así como Isaías es la continuación de los Reyes.

3.4. En los Salmos mismos, la sucesión de los cinco libros (de que consta el Salterio) no es tampoco fruto del azar. El Salterio es una obra completa y sus divisiones sugieren una lectura ordenada, que comienza con el primer Salmo y termina por el ciento cincuentésimo.

La cuestión concerniente a los autores del Salterio y la fecha de composición son falsos problemas, como tantos otros que hormiguean en las investigaciones extravagantes conocidas por el nombre de ciencia bíblica o de crítica bíblica. Si no es David, el padre de Salomón, el que compuso los Salmos, es David el rey-Mesías, quien los cantó. El Salterio es obra de Israel. Su fecha es la fecha en la que le plugo componerlo. Todo el resto interesa solamente a un pequeño grupo de tontos que se dicen sabios, como si la ciencia consistiera en perder la vida en futilidades.

3.5. El libro de los Salmos es una sinfonía donde cada Salmo tiene su lugar y cada palabra su significación. Las repeticiones  son múltiples y voluntarias, - así aparecen constantemente motivos ya conocidos en este canto del hombre a la gloria de Dios.

viernes, 13 de septiembre de 2013

UNIDAD TEMÁTICA DEL SALTERIO [2 de 12]

Visión de un autor judío [1ª parte] 

Los temas mayores de los Salmos son estos: la oposición entre el justo y el malvado, el reino de uno y la desaparición del otro, la perennidad del pueblo de Israel y su confianza inquebrantable, la alianza eterna de Dios con Israel, la venida del Mesías y la gloria divina. 
Todos ellos se encuentran en el "testamento del Rey David"

Dije en la primera entrada de esta serie que me proponía exponer tres de los raros intentos que conozco de mostrar que el Salterio tiene una unidad temática. Uno judío, otro católico y otro calvinista. Comienzo a exponer en esta entrada la visión de un autor judío.

La comparación de estas perspectivas puede enriquecer nuestra comprensión del Salterio como expresión del drama de la salvación universal, que consiste en la entrada en comunión con Dios, ya sea en la visión de la dispensación judía ya sea en la de la dispensación cristiana.

Un católico puede suscribir los análisis del autor judío cambiando el alcance y el sentido de algunas afirmaciones. En la frase “palabras del hombre puesto en alto” puede ver una alusión a las últimas palabras de Cristo en la Cruz. El Justo que gobierna a los hombres, será Jesucristo y, en su dimensión colectiva, su Cuerpo Místico, o sea el pueblo mesiánico que es la Iglesia Santa. La Humanidad filial. La Casa que está delante de Dios es también Iglesia, la comunión de los santos . La alianza, que en el texto bíblico parece claramente ser la davídica y no la de Abraham, se realiza en la de Cristo, en quien, en efecto, consideramos que ha germinado toda la salud y los deseos del Rey David.
“En los Salmos – dice el Catecismo de la Iglesia Católica N° 2579 – David, inspirado por el Espíritu Santo, es el primer profeta de la oración judía y cristiana. La oración de Cristo, verdadero Mesías e hijo de David, revelará y llevará a su plenitud el sentido de esta oración”.  

 3.- UNA VISIÓN JUDÍA DE LA UNIDAD DEL SALTERIO.
La tomamos de “Un comentario judío a los Salmos” (Paris, Payot 1963), firmada por un autor anónimo bajo el seudónimo Emmanuel. Traduzco de la Introducción-Prólogo, páginas 11-18:

 3.1. “Dios está con nosotros (= Immanu-’El) – dice esta autor al comenzar su obra -- a cada instante de nuestra vida. Al final de la suya, el Rey David, pronunció la más elevada oración que labios mortales hayan pronunciado jamás:
1 Palabra de David, hijo de Jesé, palabra del hombre puesto en alto, el Mesías del Dios de Jacob, el suave cantor de los Salmos de Israel: 2 El Espíritu del Señor habla por mí Su palabra está en mi lengua. 3 El Dios de Jacob ha hablado me ha hablado la Roca de Israel. El Justo gobierna a los hombres, Gobierna en el temor de Dios, 4 como luz matinal al romper el sol en una mañana sin nubes haciendo brillar tras la lluvia sobre el césped de la tierra. 5 Pues así está mi casa delante de Dios. Porque ha hecho conmigo una alianza eterna, estable y segura Él hará germinar toda mi salud y mis deseos. 6 Pero los malvados son como las espinas del desierto que uno rechaza porque no puede tocar con la mano. 7 Nadie los toca si no es con el hierro o con el madero de la lanza para ser consumidos por el fuego” (1 Samuel 23) 3.2.

Antes de morir, David pronuncia estas palabras de las cuales la Escritura atestigua que fueron las últimas en la boca del Rey (2 Sam 23, 1-7). Esta oración resume el Salterio todo entero y enumera sus temas mayores. Difiere del Salterio en el orden de presentación. Si el Salterio parte del hombre para llegar a Dios, el testamento del Salmista comienza por Dios y se termina en la destrucción del malvado.

Y prosigue:
“Desde el comienzo de estos siete versículos esenciales para la comprensión del Salterio, David es colocado en el rango de los profetas. La palabra que nos es trasmitida es de David, pero es el Espíritu de Dios el que habla por su lengua.

viernes, 6 de septiembre de 2013

UNIDAD TEMÁTICA DEL SALTERIO [1 de 12]

1.- Al abordar el estudio de los Salmos, conviene
comenzar por una visión de conjunto, tratando
de mostrar la unidad del Libro de los Salmos o Salterio. El Salterio es un libro aparte en la lista de los libros canónicos, que forman las Sagradas Escrituras. Como todo verdadero libro, el Salterio tiene su unidad propia. Una unidad literaria si se considera al Salterio desde el punto de vista puramente literario, pero también una unidad teológica y una unidad religiosa, de fe, si se lo considera como obra inspirada por Dios.

En este último sentido, su carácter inspirado se basa en el testimonio de Jesucristo. Así consideró la Escritura y dentro de ella el Salterio, Jesucristo, declarando que ella hablaba de él (Juan 5,35) y leyendo en ella la voluntad del Padre acerca de él, casi como un libreto de la voluntad del Padre.

Los Salmos hablan de Él, del Cristo individual y del Cristo Místico. La Unidad de sentido se corresponde con cierta unidad de forma literaria. Habitualmente los comentaristas y las introducciones al Salterio, pasan por alto el tema o el problema de la unidad teológica del Salterio y se dedican, ya sea al análisis de los Salmos individuales, ya sea a sus diversas clases, formas o géneros literarios: himnos, súplicas, lamentaciones individuales o nacionales, Salmos mesiánicos, sapienciales, etc.

 2.- No es tarea fácil ni en la que estén todos de acuerdo, percibir la unidad del Salterio ni exponerla. Son raros los autores que han intentado esta tarea, que, por lo visto, la generalidad considera o bien irrelevante o imposible.

 Voy a exponer tres de esos raros intentos que conozco. Uno judío, otro católico y otro calvinista
El primero considera al Salterio a la luz del testamento de David (2 Samuel 23, 1-7), como expresión del pueblo mesiánico de la Antigua Alianza: Israel, pueblo mesiánico o Mesías colectivo, justo sufriente.

El segundo desde una perspectiva católica paralela, donde la Iglesia es el verdadero Israel y el pueblo mesiánico sufriente, o el cuerpo místico.

El tercero propugna una exégesis que tenga en cuenta el estado canónico del Salterio como conjunto.

Las entradas de esta serie se irán publicando los días viernes hasta el 22 de  noviembre de 2013.