La paloma en el Antiguo cercano Oriente
En cuanto a la paloma en el mundo del Antiguo Oriente vecino de Israel, hay testimonios de la domesticación de palomas en Egipto desde tiempos remotísimos. En todo el Oriente antiguo está atestiguado el hecho de la caza de palomas mediante redes. Pero parece que la práctica era más común en Egipto, como lo sugiere la visión bíblica en la que parece reservarse ese hecho más bien a Egipto mientras que a Asiria se le reserva la caza de palomas mediante cetrería.
[Véase: F. S. Bodenheimer, Animal and Man in Bible Lands, Ed.E.J. Brill, Leiden, 1960; p. 58
E. Douglas Van Buren, The Fauna of Ancient Mesopotamia as represented in Art, Pontificium Institutum Biblicum, Roma 1939 (Analecta Orientalis Nº 18); pp. 88-89; Fauna and Flora of the Bible, United Bible Societies, London, (Helps for Translators Vol.. XI), 1972, pp. 23-24; Como fuente antigua: Oppianus, De Aucupio 3,12]
Sobre este trasfondo, no resulta extraña la visión del profeta Oseas que representa a Israel o Efraím, como una paloma tonta, que vuela ya sea rumbo a las redes egipcias, ya sea rumbo al halcón asirio, pero que no podrá escapar a las redes del Señor.
Por último digamos todavía algo sobre la carga simbólica de la paloma en la antigüedad. Las referencias a la paloma que encontramos en contexto amoroso en el Cantar de los Cantares nos ponen sobre la pista de la asociación entre la paloma y el amor. En el Cantar encontramos a la amada evocada como paloma: -¡Qué bella eres, amor mío qué bella eres ¡tus ojos son de paloma![yoním]” (1,15); “Paloma mía [yonatí], escondida en las grietas de la peña, en los huecos del barranco déjame ver tu figura, deja que escuche tu voz; porque es muy dulce tu voz y es hermosa tu figura” (2,14); “Si sesenta son las reinas, ochenta las concubinas y hay multitud de doncellas, una sola es mi paloma [yonatí], sin defecto, una sola predilecta de su madre” (6,9);
Especies de palomas
En la antigüedad se conocen distintas especies de paloma:
la columba palumbus o paloma montaraz, torcaza común
la columba livia o paloma de las rocas, bravía, a cuya familia pertenecen las mensajeras
la columba oenas, o zurita, arrulladora, cuyo nombre ‘oenas delata su relación mitológica con las diosas del amor Innana - Venus, diosas del amor, de la que era el animal simbólico.
Y por fin las tórtolas turtur turtur o la streptopelia turtur y otras especies de streptopelias..
Se conoce en el Oriente Antiguo la cría en palomares, distintas formas de caza de las palomas, con redes o con halcones [Bodenheimer, p. 58], se conoce por fin el uso de la paloma como mensajeras, principalmente con usos militares.
Por lo que no es aventurado ver en el envío de Jonás a Nínive, conociendo el talante juguetón del autor del libro de Jonás, una alusión escondida a un Jonás, paloma mensajera de Dios, que es enviado al halcón de Nínive con un mensaje de paz
Asiria y el halcón
En cuanto a Asiria y el halcón, son numerosos los soportes simbólicos para esa identificación o asociación simbólica. El dios Assur se representa como un hombre halcón flechero. La crueldad de los Asirios es proverbial en el mundo antiguo. Los profetas bíblicos abundan en testimonios atemorizadores, que la arqueología ha venido a confirmar con testimonios gráficos espeluznantes: como los largos cortejos de prisioneros desnudos, que desfilan vencidos, o el guerrero asirio que decapita a un prisionero en presencia del soberano.
Los frisos de los palacios y templos representan también escenas de cacerías, deporte favorito de este pueblo feroz. Los arqueros asirios aparecen junto al león asaeteado o recogiendo las palomas atravesadas por sus flechas. Las mismas pinturas y relieves murales dan testimonio de que los asirios cazaban palomas practicando cetrería con halcones.
Sobre este trasfondo es posible sospechar dimensiones significativas subyacentes en el libro de Jonás.
Recogiendo el resultado de las observaciones que venimos haciendo podemos afirmar que el libro de Jonás es un midrásh divertido, entretenido. Uno diría que lleno de acertijos, con los que al alumno se lo ponía jugar a una especie de juego del “tesoro escondido”.
Su estilo es entre irónico y burlón. Contiene además veladas alusiones a tópicos de la mitología, anfibologías, homonimias, retruécanos, que le confieren un cierto aire entre críptico y enigmático. La mayoría de ellos se pierden desgraciadamente en las traducciones y sólo es posible apreciarlos y gustarlos en el texto hebreo.
Pero el tono divertido de Jonás no debe llamarnos a engaño. Es divertido sí, pero erudita y teológicamente divertido. Podría decirse de él que su humor es sapiencial y que sólo podían apreciarle a fondo los sabios maestros de la escuela: los hakhamim.
Y no sólo es eruditamente divertido, es - decíamos - enigmático. Debajo de su humor juguetón hay una profundidad escondida, un asunto en realidad entre dramático y trágico, que el tono juguetón de nuestro escritor ha querido posiblemente desdramatizar.
Pero es de todos modos una profundidad hacia la cual se quiere hacer descender al lector. Se trata de una profundidad teológica, religiosa que tiene relación con la elección del pueblo de Israel y su misión universal entre los demás pueblos.