jueves, 4 de febrero de 2010

SOBRE LAS PARÁBOLAS 2ª DE 4

LUZ Y FUERZA

La Palabra divina tiene un aspecto luminoso, intelectual y otro dinámico, que mueve la voluntad al amor y a la acción, al cambio de vida. Ambos íntima e inseparablemente unidos. “Dijo Dios y sucedió así”; enseña y transforma; dice y engendra.

La predicación, como ministerio de la Palabra divina, debe reflejar esa perfección. Si le falta la fuerza, la enseñanza se queda en gnosis vana. De alguna manera recae en ley: pone de manifiesto el pecado, pero no da fuerza para la virtud.