martes, 12 de junio de 2012

P.Horacio Bojorge - El demonio de la acedia [2/13]
¿Qué es la acedia?

P. Horacio Bojorge S.J.
Curso del R. P. Lic. Horacio Bojorge, SJ sobre "El Demonio de la Acedia" - Capítulo 2 Comentarios: acedia@ewtn.com, bojorgeh@gmail.com
http://youtu.be/ZfEtalZ3R8s
 

Por gentileza del Portal Catholic.net, "Mi Hogar en Internet" que desgrabó lo que aquí digo, Usted puede ver este video y debajo de él leer lo que digo en forma de texto en el siguiente link: http://www.es.catholic.net/sectasapologeticayconversos/574/1436/articulo.php?id=55324

Qué es la “cosa” y qué es el “signo”

San Agustín 
De Doctrina Christiana, I, 2, 2 


El siguiente texto de san Agustín 
es muy importante para la interpretación bíblica y para la ciencia de la interpretación bíblica que llamamos Hermenéutica. Sobre esta distinción se basa lo que llamamos el sentido típico de un pasaje de la Sagrada Escritura

"Toda instrucción se reduce a enseñanza de cosas y signos.
Pero las cosas [que se enseñan]
se conocen por medio de los signos [mediante los cuales se enseñan]

Por lo tanto, denominaremos ahora cosas a las que no se emplean para significar algo, como son una vara, una piedra, una res y las demás cosas por el estilo.

 No hablo de aquella vara acerca de la cual leemos que la introdujo Moisés en las aguas amargas para que desapareciera su amargura; ni de la piedra que Jacob puso de almohada debajo de su cabeza; ni de la res aquella que Abraham inmoló en lugar de su hijo.

Estas son cosas, pero de tal modo que al mismo tiempo son signos de otras cosas.

Existen otras clases de signos cuyo uso solamente se emplea para denotar alguna significación, como son las palabras.
Nadie usa las palabras si no es para significar algo con ellas.
De aquí se deduce a qué llamo signos, es decir, a todo lo que se emplea para dar a conocer alguna cosa.

Por lo tanto, todo signo es al mismo tiempo alguna cosa, pues lo que no es cosa alguna no es nada. Pero no toda cosa es signo.

 En esta división de cosas y signos, cuando hablamos de las cosas, de tal modo hablamos que, a pesar de que algunas cosas pueden ser empleadas para ser signos de otra cosa, no embarace su dualidad el fin que nos propusimos de hablar primero de las cosas, y después de los signos.

Retengamos en la memoria que ahora se ha de considerar en las cosas lo que son, no lo que apare de sí mismas pueden significar.