[Julius A. Bewer, A Critical and Exegetical Commentary on Jonah, en: The International Critical Commentary on the Holy Scriptures ofe the Old and New Testaments, Edinburgh, T. & T. Clark, 1937, cita en página 3]
Oswald Loretz, otro sabio comentarista, elenca y hace suyos los juicios de Friedell, Cornill, Junker y Schmidt acerca del libro de Jonás: “El libro de Jonás resulta tan atrayente,- dice Oswald Loretz - no sólo porque - al decir de Friedell - es la única pieza humorística del Antiguo Testamento sino porque se cuenta entre las páginas más valiosas de la Biblia. Cornill opina que “este librito que parece tonto es sin embargo una de las más profundas y grandiosas páginas que se hayan escrito en todos los tiempos”. Y Junker escribe: “quien entienda bien lo que el libro de Jonás quería decirle a los lectores del Antiguo Testamento, no vacilará en contar esta escrito entre los escritos religiosamente más importantes del Antiguo Testamento”. Schmidt ha llegado a contar a Jonás en el número de los profetas mayores [a la par de Isaías, Jeremías y Ezequiel], debido a que anuncia con una fe insuperada la bondad paterna de Dios.
[Oswald Loretz, Gotteswort und menschliche Erfahrung. Eine Auslegung der Bücher Jona, Rut, Hoheslied und Qohelet, Herder, Freiburg, Basel, Wien 1963, cita en página 34.
Los autores y obras citados por O. Loretz en este párrafo: 1) Friedell, Kulturgeschichte Ägyptens und des Alten Orients, München 1953, p. 450. 2) Cornill, Der israelitische Prophetismus, Strassburg 1894, p. 169. 3) H. Junker, en: Pastor Bonus, 51 (1940) 113. 4) Schmidt, Die grossen Propheten, Göttingen 1915, p. 474]
Tras elencar estos juicios, Oswald Loretz concluye: “Si bien estas afirmaciones pueden parecer exageradas, si se las examina cuidadosamente se comprueba que no lo son, ya que el libro de Jonás reviste tal importancia porque contiene una toma de posición decisiva sobre uno de los problemas más importantes del Antiguo Testamento”
[Obra y lugar citados].
No se trata por lo tanto de una obrita marginal y prescindible. Quien la juzgara por sus dimensiones exiguas o su estilo legendario, entre mítico y naïf, pasaría de largo y por encima de la profundidad abismal de su mensaje.
R. H. Bowers, que ha trazado una breve historia de las interpretaciones del libro de Jonás, comprueba con cierta desazón que la masa de comentarios bíblicos sobre este libro es, tan voluminosa que no hay espacio ni tiempo más que para hacer un muestreo representativo
[“Biblical commentary - even on The Book of Jonah - is so voluminous that there is not world enough and time to do more than some representative sampling in the taxonomic catalogue raisonné fashion” R.H. Bowers, The Legend of Jonah, Ed. Martinus Nijhoff, The Hague, 1971, p.4]
“Los comentarios sobre Jonás – dice Bowers - podrían denominarse de diversas maneras: apólogos, exposiciones, sermones, prelecciones, homilías, glosas, parábolas, ejemplos, enarraciones, los hay polémicos, irénicos, consolaciones, opúsculos, oraciones, apologías, súplicas, alegorías, epístolas, exegéticos, midrásicos, hagádicos, etc.”
[“Commentaries on Jonah may be denominated in a number of ways: as apologues, expositions, sermons, praelectiones, homilies, glosses, parables, exempla, enarrationes, polemics, irenics, consolations, tracts, prayers, apologies, supplications, allegories, epistles, exegesis, midráshh, haggadah, and so forth” Bowers, O.c. pag. 8]
Y sin embargo, a pesar de la multitud de comentadores, es imposible sustraerse a la impresión de que aún quedan muchas cosas por comprender y explicar en este libro, sobre las cuales parecen haber pasado, sin verlas, muchos estudiosos, muchos de ellos tan religiosos como eruditos.
Según un antiguo dicho rabínico, los textos bíblicos tienen setenta caras, o sea multitud de sentidos ocultos. El libro de Jonás, tiene siete veces setenta caras. Quiero dedicar esta exposición a contemplar uno de esos ocultos rostros de sentido del libro de Jonás.