“El médico griego, - prosigue notando Jaeger -, era más que un mero profesional como lo entendemos hoy en nuestra cultura. Era mucho más. Era: el representante de una cultura especial del más alto refinamiento metódico (la cursiva es nuestra), y es, al propio tiempo, la encarnación de una ética profesional ejemplar por la proyección del saber sobre un fin ético de carácter práctico, la cual por tanto, se invoca constantemente para inspirar confianza en la fecundidad creadora del saber teórico en cuanto a la construcción de la vida humana [En la foto, Hipócrates de Cos, médico griego]
Sin exageración puede afirmarse que la ciencia ética de Sócrates, que ocupa el lugar central en los diálogos de Platón, habría sido inconcebible sin el procedimiento de la medicina griega. De todas las ciencias humanas entonces conocidas, incluyendo la matemática y la física, la medicina es la más afín a la ciencia ética de Sócrates.
Sin embargo, la medicina griega no merece ser tenida en cuenta solamente como antecedente de la filosofía socrática, platónica y aristotélica en la historia del espíritu, sino además porque por vez primera la ciencia médica, bajo la forma que entonces revestía, traspasa los linderos de una simple profesión para convertirse en una fuerza cultural de primer orden en la vida del pueblo griego. A partir de entonces, la medicina va convirtiéndose más y más, aunque no sin disputa, en parte integrante de la cultura general (enkúklios paidéia). En la cultura moderna no llegará a recobrar nunca este lugar. La medicina de nuestros días, fruto del renacimiento de la literatura médica de la antigüedad clásica en la época del humanismo, a pesar de hallarse tan desarrollada es, por su especialización rigurosamente profesional, algo completamente distinto de la ciencia médica antigua”.
Hemos buscado en vano obras que ofrezcan una consideración más complexiva, de la personalidad médica de San Lucas sobre una base más amplia que los indicios filológicos y conceptos actuales de lo que es el lenguaje médico a unas circunstancias culturales muy diversas.
Mientras que es abundantísima la literatura que compara el prólogo del Evangelio de Lucas con los prólogos de los historiadores clásicos griegos, no conocemos ningún estudio detallado que explore sus semejanzas, en primer lugar verbales, pero sobre todo mentales con los prólogos de las obras médicas y que explore las posibles semejanzas gnoseológicas y criteriológicas. Nos referimos a los recaudos metódicos que aseguran la certeza del conocimiento (=asfaleia)
Recaudos tales como el valor y los límites que se le reconocen a la autoridad, a la observación rigurosa (= akribia), a lo absurdo y descartable (=atopon) y a otras categorías del pensamiento crítico griego, que tocan a la verdad y la certeza. Las obras médicas, tanto o más que las filosóficas, abundan en esta suerte de consideraciones metódicas, programáticas para el científico, y que la medicina griega había heredado de sus contactos nativos con la filosofía.
Nota bibliográfica Sobre las conexiones entre la filosofía natural y la ciencia médica griega hemos consultado por ejemplo, de Aristóteles, el De Respiratione, Cap. XXI fin: “los médicos hacen referencia a los principios de la física, y los físicos a los principios de la medicina”; De Sensu et Sensili, Cap: I, comienzo : trata de por qué se deben considerar las causas de la salud y la enfermedad. Sobre el influjo de la Filosofía en la Medicina griega: PAUL DIEPGEN, Historia de la Medicina (Labor, Barcelona 1925) --------------------------
Si por inadvertencia he publicado una foto que tiene derechos reservados le ruego me avise para bajarla del blog y le pido mis disculpas bojorgeh@gmail.com
Es este un capítulo estancado de los estudios lucanos. Desde las obras de Hobart y Harnack y de la impugnación de su método argumental por parte de Cadbury, no se han intentado nuevos caminos. El análisis del vocabulario y del estilo de Lucas parece ser un camino definitivamente descartado para argumentar a favor o en contra del Lucas-médico.
Los estudios sobre la medicina griega El testimonio de la Escritura es un argumento irrefutable de que Lucas fue médico. Esto nos pone sobre la pista de la investigación del estado de la medicina griega en su época para ver qué consecuencias podemos sacar a partir del estado de la ciencia médica de entonces acerca de lo que pudo ser el perfil intelectual de Lucas y calibrar el valor y la confiabilidad de su legado escrito.
Pero este es precisamente un capítulo poco explorado de los estudios sobre san Lucas. Para comprobarlo basta darle un vistazo a los boletines bibliográficos.
La causa del subdesarrollo de este importante capítulo de los estudios lucanos no es imputable en primer lugar ni solamente a los exegetas. El estancamiento puede deberse en gran parte a las vicisitudes propias de la Historia de la Medicina, y en particular de su capítulo sobre la medicina griega. Los historiadores de la medicina griega han tropezado en dos escollos fundamentales. Por un lado han debido trabajar careciendo de buenas ediciones críticas de los escritos médicos griegos, que constituyen una masa formidable, de la cual una buena parte continúa aún inédita.
Por otro lado, como señala Werner Jaeger: Las conocidas obras sobre historia de la medicina de Hecker, Sprengel, Rosembaum, y otros (nosotros pondríamos entre esos otros a Garrison, Diepgen, Laignel-Lavastine) denotan una misma estrechez de horizontes al enfocar la posición que la medicina ocupa dentro del conjunto de la cultura griega no como un problema sino considerando a ésta simplemente como una simple profesión, a semejanza del lugar que ocupa hoy en nuestra civilización. Muy por el contrario, en el mundo griego la medicina era una parte integrante de la cultura general (enkuklios paideia). La medicina griega es, entre todas las ciencias de la época, incluidas las matemáticas y la física, la más afín a la ciencia ética de Sócrates. Es uno de los antecedentes que condicionan la aparición y la posibilidad de existencia misma de la filosofía socrática, platónica y aristotélica que conforman el espíritu griego. Es más que una profesión. Es una fuerza cultural de primer orden en la vida del pueblo griego. [Véase Werner Jaeger, Paideia, Libro IV, Cap. I: La Medicina griega como Paideia. Ver la edición castellana: México, Fondo de Cultura Económica 1945, Vol III, pág. 11 y siguientes].
Por ignorar este hecho las obras de historia de la medicina griega y los estudios lucanos han permanecido demasiado ceñidas a la consideración exclusiva del argumento filológico, sin conseguir remontar más allá de las comparaciones de vocabulario. Si se quiere superar el impase en que continúa el tema desde el estudio de Hobart (1882) y su impugnación por parte de Cadbury (1919) es necesario ir más allá de los relevamientos de vocabulario y estudiar la “forma mentis”, le estructura mental de Lucas.
Nota bibliográfica La bibliografía sobre el tema a la que he tenido acceso es escasa y relativamente antigua. Véase una bibliografía sobre el tema en CERFAUX-CAMBIER, Dictionnaire de la Bible, Supplément (=DBS) Tomo V, cols. 576-577 y en LAGRANGE, o.c. CXXV-CXXVII. Las obras pricipales siguen siendo las de: W. K. HOBART the Medical Language of St. Luke (Dublín 1882); A. HARNACK, Lukas der Arzt (Leipzig 1906); a favor de la condición médica de Lucas H. J. CADBURY, The Style and Literary Method of luke (Cambridge 1919) que rechaza la fuerza probativa de los argumentos tomados del lenguaje de Lucas. Todos estos libros nos fueron desgraciadamente inaccesibles, y debimos contentarnos con referencias ajenas. Véase también FEINE-BEHM-KUMMEL, O.c. p. 92, que ofrece la lista de autoridades exegéticas favorables o desfavorables. Un buen panorama del estado de los estudios lucanos que pudimos consultar cuando escribimos este artículo, puede verse en PIERRE BONNARD, Orientations Actuelles d’Etudes Lucaniennes, Rev. de Théol. Et. De Phil. 3e. Série, 26 (1976) 161-190.
Una notable cantidad de información, también bibliografica, sobre el tema en la obra de EURICO BRANCO RIBEIRO, Medico, Pintor e Santo (4 Vols), Río de Janeiro 1969-1971, Sao Paulo 1974. (Vols I-III Distr. Record, Río;Vol. IV, Ed. Martins, Sao Paulo) ------------------------------------------------ Si por inadvertencia he publicado una foto que tiene derechos reservados le ruego me avise para bajarla del blog y le pido mis disculpas bojorgeh@gmail.com
2) “Lucas era sirio de Antioquia y de origen pagano” Esta afirmación del prólogo antimonarquiano de la Vetus Latina no es una afirmación directa y explícita de la Sagrada Escritura. Es un dato de la tradición, pero reposa sobre buenos indicios escriturísticos que abonan su verosimilitud. La filiación cultural griega del autor del tercer evangelio y de los Hechos es un hecho aceptado por quienes han analizado su lengua y su estilo. El autor de esas obras es el más helénico y clásico de todo el Nuevo Testamento. Su vinculación con Antioquia se deduce sobre todo de los Hechos de los Apóstoles. Allí Lucas se muestra particularmente al tanto del desarrollo de los acontecimientos. Pero hay en los Hechos de los Apóstoles un indicio muy llamativo. A partir de Hechos 16,10 la narración pasa bruscamente a hacerse en primera persona del plural: “Intentamos inmediatamente pasar a Macedonia”.
Es lo que se conoce como la primera “sección nosotros” en los Hechos,y sugiere que el autor, Lucas, se implica a sí mismo a partir de ese momento entre los actores y testigos presenciales de lo que nos narra. En algunos códices antiguos (D, Bezae, o de cambridge) hay ya en el capítulo 11,27 una frase en primera persona, precisamente en relación con Antioquia: “bajaron unos profetas de Jerusalén a Antioquia y había una gran alegría mientras nosotros estábamos reunidos”.
Antioquia, la vieja capital residencial de los Seléucidas, la odiada Babilonia para el nacionalismo Macabeo, fundada en el 301 a.C. por Seleuco Nicanor en memoria de su padre Antíoco, era en tiempos romanos la residencia del procónsul de Siria. Estaba a orilla del Orontes, cerca del mar, sobre la encrucijada de todas las rutas más importantes de Asia, era un ganglio central de la administración y el comercio. Las ruinas de una muralla romana y sus defensas dan testimonio aún de la importancia quetuvo. La muralla tenía un perímetro de unos 20 kilómetros, estaba rodeada por un foso y reforzada por 360 torreones de hasta 25 metros de altura.
No tenemos motivos para dudar de la afirmación del prólogo de la Vetus Latina. Lucas nos informa de que en Antioquía fue donde los discípulos de Cristo empezaron a llamarse cristianos. Podemos pensar que su conversión haya tenido lugar en su ciudad natal al encontrarse con los chipriotas y cirenenses que se dispersaron después de la muerte de Esteban, junto con otros cristianos de origen judío, entre los cuales sin duda figuras apostólica de primera magnitud como Pedro, que tuvo allí su primera cátedra.
Antioquía Las cifras de población que se atribuyen a Antioquia varían para su período de apogeo entre 50.000 (Espasa) y 500.000 (Nelson). La última cifra parece la más verosímil. En efecto, su calle principal tenía 6 kilómetros de largo, cosa que da idea de sus dimensiones. Por otra parte, ciudades como Seleucia, que puede considerarse como un puerto de Antioquia contaba 600.000 habitantes, si se ha de creer a Plinio, Historia Naturalis VI, 122. La pintura que hace Flavio Josefo de las relaciones entre la población siria, griega y judía en Seleucia [Antiquitates Judaicae XVIII; IX,9(374-379)] da una idea aplicable a Antioquia [Cfr. De Bello Judaico VII,3 (37-62)]. Los judíos tuvieron derecho de ciudadanía desde la fundación de Antioquia [Flavio Josefo, Contra Apion II,39; De Bello Judaico VII,5,2(110)]. Sobre el origen y vicisitudes de la colonia judía en Antioquia véase: J. RICCIOTTI, Historia de Israel, Vol. II (Bs. As. 1947) Nos. 37,183, 197, 229, 233, 266, 277.
La vida en Antioquía La vida de Antioquia, como la de Seleucia, estaba marcada por la rivalidad entre sirios y griegos. Ambos partidos buscaban por turnos el apoyo judío para predominar sobre el otro. Pero a veces se unían contra el grupo étnico judío. También había partidos entre los judíos, que establecían alianzas con griegos o sirios para luchar duramente entre sí. He aquí algunos testimonios tomados de Flavio Josefo: “El pueblo de los Judíos, que se había diseminado mucho por toda la tierra habitada entre la gente indígena y que se había mezclado con ella, especialmente en Siria a causa de la vecindad de las dos regiones, era particularmente numeroso en Antioquia por razón de la magnitud de la ciudad, pero sobre todo porque los reyes que sucedieron a Antíoco le habían deparado allí una estancia segura” [Flavio Josefo, De Bello Judaico VII, 3,3 (43)].
La población judía de Antioquia debió integrarse sustancialmente con contingentes de judíos helenizanes, odiados por el nacionalismo Macabeo. Jasón fue jefe del partido helenizante de Jerusalén y aspiraba a inscribir a los habitantes de la ciudad en la ciudadanía antioquena, inscribiéndolos en los registros de ciudadanía de aquella ciudad (11 Mac 4,9; Ver RICCIOTTI, o. c. Nos. 227-230). El caso del judío Antíoco, que narra Flavio Josefo, muestra qué persistente era la tendencia helenizante dentro del judaísmo: ”Antíoco fomentaba el furor y creyendo dar una prueba de su conversión y del odio que había cobrado contra las costumbres de los Judíos connacionales suyos, sacrificando al modo de los griegos, hizo esto él mismo y exhortó a que se forzara también a los demás Judíos a hacerlo”. [De Bello Judaico, VII, 3,3 (50-51)].
La persona de Lucas Lucas en la Sagrada Escritura
Lucas es nombrado en Colosenses 4,10.14; Filemón 24; 2ª Timoteo 4,11. Siempre en compañía de Marcos. Acompañando a Pablo en su primera y segunda cautividad. (Colosenses y Filemón fueron escritas en la primera cautividad y 2ª Timoteo en la segunda).
Además de que es “su médico muy querido”, Pablo nos dice que Lucas es su colaborador en la obra evangélica. Pero no hay indicios de que fuera su compañero de prisión. El texto de Colosenses parece, a juicio de los exegetas, colocar a Lucas aparte del grupo “de los de la circuncisión” y por lo tanto entre los cristianos de origen gentil. No es posible descartar la posibilidad de que fuera prosélito judío antes de su conversión. Pero su conocimiento de temas judaicos y los frecuentes hebraísmos de sus escritos pueden explicarse por otros motivos. Es el único evangelista de origen gentil. Era, al parecer, uno de los pocos predicadores evangélicos que gozaba de una educación académica griega.
Lucas o Lucano Plummer (Ver Obra citada en notas al fin de esta entrada, pp. XVIIIs) observa que el nombre de Lucas es probablemente resultado de una abreviación de Lucanus, aunque también podría provenir de otras formas conocidas como Lucilius, Lucius o Lucianus. Algunos aventuran la hipótesis de que provenga de una forma griega Leukanos, pues a partir del 50 d.C., las formas griegas en louk- comienzan a suplantar las formas en leuk-. Algunos de los manuscritos latinos más antiguos (Corbeiense, Vercelliense) titulan al tercer evangelio en esta forma: “secundum Lucanum”. Lucas (como Apollos, Artemas, Demas, Hermas y Nymphas)es forma que no se encuentra en la literatura clásica. Lucanus, por el contrario es forma común en las inscripciones. También está atestiguada la forma latina Leccanius (Dioscórides, De Materia Médica, Prólogo) Abreviaciones semejantes aparecen atestiguadas abundantemente en otros nombres propios: Annas= Anannus; Apollos = Apollonius (Codice Beza, Hechos 18,24); Artemas= Artemidours (Tito 3,12); Cleopas = Cleopatros; Demas = Demetrios; Nymphas = Nymphodorus; Zenas= Zenodorus;etc.
¿Lucas un esclavo liberto?
La atención que Plummer presta a la forma nominal no es mera curiosidad de erudición ociosa. Gracias a ella se ha podido aventurar la posibilidad de que Lucas fuera un esclavo liberto. En primer lugar se ha observado que la contracción en as de los nombres propios es muy común en el caso de nombres de esclavos. En segundo lugar, es sabido que la profesión médica era frecuentemente ejercida por esclavos. Tanto Antistius, cirujano de Julio César, como Antonius Musa, médico de Augusto, fueron libertos.
A partir del mismo prólogo de la Vetus Latina algunos especulan que la conversión de Lucas al cristianismo pudo ser anterior a su encuentro con Pablo y podría situarse desde el año 38 en adelante, si el martirio de Esteban tuvo lugar entre el 36- 37.
Pero si Lucas fue antioqueno de nacimiento como afirma el prólogo, es muy verosímil que se formara como médico en la afamada academia médica de Tarso, una de las tres grandes escuelas médicas del mundo griego de la época: Alejandría de Egipto, Tarso y Atenas.
Si el Antioqueno se formó como médico en Tarso, la ciudad de Pablo se nos abre un amplio abanico de conjeturas. Lucas bien pudo conocer a Pablo desde antes de la conversión del mismo Pablo. Bien pudo ser un prosélito en la Sinagoga de su natal Antioquía o de Tarso. Bien pudo ser que se conocieran con Pablo como conciudadanos de aquella prestigiosa ciudad romana en Cilicia que confería a sus ciudadanos la ciudadanía romana (Ver Hechos 16, 37).
Lucas parece haberse encontrado con el cristianismo en Antioquia. Y es allí donde posiblemente se unió a san Pablo en la misión evangelizadora. Sabemos que en el mundo griego.romano, los médicos se movían y viajaban mucho. Algo más tarde Galeno, nacido en Pérgamo, viaja por razones de estudios a Smyrna, Corinto y Alejandría.
La distancia entre Antioquía de Siria y Tarso de Cilicia, era por tierra de unos unos 300 kilómetros por una excelente calzada romana. Pero la distancia por mar era mucho menor y comparable a la que separa por mar a Montevideo de Buenos Aires.
Si Antioquia era la ciudad administrativa y comercial, Tarso era la capital universitaria de Cilicia. Su fama cultural rivalizaba en el mundo de la época con Alejandría. Sus escuelas eran consideradas incluso superiores a las de Atenas. Lucas no tuvo que ir lejos a buscar su Alma Mater.
A juzgar por la excelente formación y educación de que gozaron Lucas y Pablo, es probable que ambos fueran de familias pudientes. Dos ciudades provincianas y vecinas como aquellas, donde la población no alcanzaba cifras exageradas, no excluyen la posibilidad de que Lucas y Pablo, o sus respectivas familias, se conociesen de antemano o tuviesen relaciones comunes.
Lucas Sirio
La afirmación del Prólogo marcionita de que Lucas fue “sirio” de Antioquia, puede entenderse en dos sentidos. Primero como una simple referencia geográfica a la Provincia natal: Siria. O bien como una referencia étnica griega, siria o judía. En último término, la etnia no es un factor decisivo desde el punto de vista cultural. No era empero indiferente para facilitar un contacto del Lucas sirio con el judaísmo, y dentro de él con el movimiento cristiano. La procedencia étnica siria explicaría muy bien en Lucas su alto grado de cultura griega y al mismo tiempos su familiaridad con el mundo semítico. Quien observa la obra escrita de Lucas y al mismo tiempo su misión providencial en la difusión de un evangelio de origen hebreo en el mundo helénico, se inclina fácilmente a admitir que Lucas perteneció a la etnia Siria. Antioquia era, como tantas otras ciudades de la región un crisol cultural.
Notas bibliográficas Esta ponencia en la IV Semana de Teología del Instituto Teológico del Uruguay apareció en Revista Bíblica, XL nª 170 (1978/4) pp.217-244. Se publicó también en el Libro Anual del Itums, 1977, págs. 70-96 enriquecida con la versión del prefation de Lucanius Dioscórides a su obra "De Materia Medica".
Sobre la persona de Lucas y de lo que puede saberse de él con distintos grados de certeza se recomienda: ALFRED PLUMMER Gospel According to S. Luke (Edinburg 1896-1964, Internacional Critical Commentary) pp.XVIII-XXII; M. J. LAGRANGE, Evangile selon Saint Luc (Paris 1921, Etudes Bibliques), pp 139-141; L. CERFAUX et J. CAMBIER, Art.: Luc [Dictionnaire De la Bible, Supplement (=DBS) Parìs 1957] Vol. V, Cols. 546-552; JUAN LEAL, La Sagrada Escritura. Nuevo Testamento I. Evangelios 2, (BAC, Madrid 1973 3ª) pp. 3-8. Estas obras se citan en adelante por sólo el apellido del u autor, en mayúscula, seguido de O. c. y número de página.
--------------------------
Si por inadvertencia he publicado una foto que tiene derechos reservados le ruego me avise para bajarla del blog y le pido mis disculpas bojorgeh@gmail.com
He aquí la más antigua noticia escrita que nos haya quedado acerca de San Lucas evangelista: “San Lucas fue de nacionalidad, sirio de Antioquia, médico de profesión, y habiendo sido primero discípulo de los apóstoles, después acompañó a San Pablo hasta su martirio. Sirvió al Señor sin tacha. Se mantuvo célibe y no tuvo hijos. Murió lleno del Espíritu Santo a los ochenta y cuatro años en Beocia [según otras copias del manuscrito en Bitinia, y según el manuscrito griego: en Tebas de Beocia]. Cuando ya se habían escrito los Evangelios de Mateo en Judea y de Marcos en Italia, Lucas, movido por el Espíritu Santo, escribió el suyo en Acaya, al principio del cual dice que ya se han escritos otros, pero que tiene por muy necesario exponerles a los fieles griegos de la gentilidad con todo rigor la tradición de la economía [= el plan de salvación], para que no sucumban a la atracción de las fábulas judías, ni se aparten de la verdad seducidos por las invenciones hueras de la herejía. Por este motivo comenzó [su evangelio] desde el nacimiento de Juan, con quien comienza el Evangelio, precursor de Nuestro Señor Jesucristo y asociado a Él en la obra de purificación evangélica, así como en la vía del Bautismo del Espíritu y de la Pasión. Después, el mismo Lucas escribió los Hechos de los Apóstoles”.
Este es el retrato de San Lucas más completo y más antiguo que conocemos. Se encuentra en latín como prólogo al evangelio según San Lucas en algunos manuscritos de la versión bíblica conocida como Vetus Latina. Pero su original griego se remonta posiblemente al año 160-180 d.C., y es por lo tanto anterior o contemporáneo del Código Muratori. Esta noticia biográfica de San Lucas combina los datos explícitos de las Sagradas Escrituras con los que pueden deducirse de ella y con los que ha recogido de la tradición oral. El autor los tiene por igualmente ciertos sin distinguir diversos grados de certeza entre unos y otros y con esa certeza nos los transmite.
Esta semblanza que nos hace de San Lucas la antigua tradición eclesial, ha resistido airosamente el análisis crítico moderno. Los embates de la crítica han dado lugar a una revisión del grado de certeza mayor o menor con aquel pueden afirmarse sus diferentes rasgos. El testimonio de la tradición nos parece abonado por la convergencia de argumentos. Y si, con la discusión, el retrato de Lucas no se ha enriquecido con nuevos rasgos, éstos se han visto confirmados y han ganado en nitidez y certeza. El retrato de Lucas es apenas un bosquejo trazado con escasas pinceladas. Es nuestro intento ir retocando en sucesivas entregas de este blog, este boceto biográfico de Lucas. A partir de lo que eran los médicos griegos de aquella época, trataré de reconstruir la semblanza interior de este hombre, prestando especial atención a su perfil intelectual. ¿Qué pudo darle su origen, su formación, su educación, sus estudios? ¿Qué grado de disciplina y de método tuvo o pudo tener la mente de este hombre? ¿Cómo calibrar el valor de su testimonio y de su capacidad crítica ante el hecho cristiano? Su testimonio es particularmente atendible ante hechos como la concepción y el parto virginal de María, el nacimiento virginal de Jesucristo, las sanaciones milagrosas obradas por Cristo y los apóstoles entre las que se destaca el milagro de la resurrección de Eutico, que él presenció y nos certifica como médico en los Hechos de los Apóstoles 20, 7-9. --------------------------------------
Si por inadvertencia he publicado una foto que tiene derechos reservados le ruego me avise para bajarla del blog y le pido mis disculpas bojorgeh@gmail.com