He aquí la más antigua noticia escrita que nos haya quedado acerca de San Lucas evangelista: “San Lucas fue de nacionalidad, sirio de Antioquia, médico de profesión, y habiendo sido primero discípulo de los apóstoles, después acompañó a San Pablo hasta su martirio. Sirvió al Señor sin tacha. Se mantuvo célibe y no tuvo hijos. Murió lleno del Espíritu Santo a los ochenta y cuatro años en Beocia [según otras copias del manuscrito en Bitinia, y según el manuscrito griego: en Tebas de Beocia]. Cuando ya se habían escrito los Evangelios de Mateo en Judea y de Marcos en Italia, Lucas, movido por el Espíritu Santo, escribió el suyo en Acaya, al principio del cual dice que ya se han escritos otros, pero que tiene por muy necesario exponerles a los fieles griegos de la gentilidad con todo rigor la tradición de la economía [= el plan de salvación], para que no sucumban a la atracción de las fábulas judías, ni se aparten de la verdad seducidos por las invenciones hueras de la herejía. Por este motivo comenzó [su evangelio] desde el nacimiento de Juan, con quien comienza el Evangelio, precursor de Nuestro Señor Jesucristo y asociado a Él en la obra de purificación evangélica, así como en la vía del Bautismo del Espíritu y de la Pasión. Después, el mismo Lucas escribió los Hechos de los Apóstoles”.
Este es el retrato de San Lucas más completo y más antiguo que conocemos. Se encuentra en latín como prólogo al evangelio según San Lucas en algunos manuscritos de la versión bíblica conocida como Vetus Latina. Pero su original griego se remonta posiblemente al año 160-180 d.C., y es por lo tanto anterior o contemporáneo del Código Muratori. Esta noticia biográfica de San Lucas combina los datos explícitos de las Sagradas Escrituras con los que pueden deducirse de ella y con los que ha recogido de la tradición oral. El autor los tiene por igualmente ciertos sin distinguir diversos grados de certeza entre unos y otros y con esa certeza nos los transmite.
Esta semblanza que nos hace de San Lucas la antigua tradición eclesial, ha resistido airosamente el análisis crítico moderno. Los embates de la crítica han dado lugar a una revisión del grado de certeza mayor o menor con aquel pueden afirmarse sus diferentes rasgos. El testimonio de la tradición nos parece abonado por la convergencia de argumentos. Y si, con la discusión, el retrato de Lucas no se ha enriquecido con nuevos rasgos, éstos se han visto confirmados y han ganado en nitidez y certeza. El retrato de Lucas es apenas un bosquejo trazado con escasas pinceladas. Es nuestro intento ir retocando en sucesivas entregas de este blog, este boceto biográfico de Lucas. A partir de lo que eran los médicos griegos de aquella época, trataré de reconstruir la semblanza interior de este hombre, prestando especial atención a su perfil intelectual. ¿Qué pudo darle su origen, su formación, su educación, sus estudios? ¿Qué grado de disciplina y de método tuvo o pudo tener la mente de este hombre? ¿Cómo calibrar el valor de su testimonio y de su capacidad crítica ante el hecho cristiano? Su testimonio es particularmente atendible ante hechos como la concepción y el parto virginal de María, el nacimiento virginal de Jesucristo, las sanaciones milagrosas obradas por Cristo y los apóstoles entre las que se destaca el milagro de la resurrección de Eutico, que él presenció y nos certifica como médico en los Hechos de los Apóstoles 20, 7-9. --------------------------------------
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