El padre Marie-Joseph Lagrange O.P. (foto) observaba ya en su comentario al Evangelio según san Lucas, que la expectativa de un hombre salvador, de un Soter, estaba muy extendida en tiempos de jesucristo y que es sobre el trasfondo de esta expectativa que el Evangelio de Lucas debe mirarse y puede resumirse en una sola frase: “Jesucristo es el Salvador, el Soter” [LAGRANGE, O.c., p. XLIII].
Sobre la importancia de la Salvación-Sotería y de Cristo-Soter en la Teología de Lucas y de Pablo, podrá verse: W FOERSTER, Art. Sózo, Soteria, Soter y Soterios en Theol. Wörterbuch zum NeuenTestament (Kittel) Vol. VII, págs. 966-1024.
El hecho de la preferencia de san Lucas por la cristología soteriológica es comúnmente reconocido como podrá verse en las introducciones antes citadas de Jesús CABA, LEAL, KUMMEL, etc.
En Lucas 2,11 se asocia el título de Soter con el de Christos-Kyrios, que también es característico de Lucas y Pablo. [Véase el Art. Kyrios en el Theol. Wöprterbuch zum Neuen Testament (Kittel) Vol. III)].
La acentuación de la función salvadora (soteriológica) y sanadora (medicinal, higiénica) de Cristo, es un hecho característico de la teología de Lucas y de Pablo, que puede explicarse perfectamente como un énfasis pastoral aconsejado por el mundo mental de sus destinatarios.
Pocas categorías como las de Salvación y Salud, gozaban de un prestigio tan amplio, extendido y arraigado en el mundo helénico. [Véase OSCAR BRONEER, The Apostle Paul and the Isthmian Games. The Biblical Archaeologist Reader, 2 (Ed. Por D. N. Freedman y E.F. Cambell) Anchor, N.Y. 1964, 393-420, que ilustra el medio de la predicación de Pablo en Corinto en el macro de los grandes festivales paganos].
En las cartas pastorales de San Pablo sobre todo, junto a una concentracíon del uso de estas palabras, se encuentra coexistiendo una mayor frecuencia de palabras también propias de Lucas: sano, saludable [=hygiés], sanar, curar [= hygiainen]. Así por ejemplo, se dice de la doctrina, que es sana o salutífera. [I Tim 1,10;6,3;2 Tim 1,13; 4,3; Tit 1,9; 1,13;2,1-3,8].
Ciertas comparaciones del apóstol con un arquitecto, pueden hacer pensar también en la semejanza común en el mundo griego entre el oficio de médico y arquitecto: “Según la gracia de Dios que me ha sido dada. Como sabio arquitecto puse el cimiento” (I Cor 3,10). Aristóteles compara al médico con el arquitecto y con el gimnasta en Topicorum Lib. V cap. VII
También en otras categorías teológicas paulinas (como el Kairós) puede haber influido el diálogo con el médico Lucas. Recordemos aquí la doctrina del Cuerpo de Cristo, los miembros y la cabeza. Si bien aisladamente cada uno de estos aspectos no es conclusivo, su convergencia crea una verosimilitud impresionante.
Pero el mensaje cristiano empieza a proponerse con Pablo y Lucas como una nueva experiencia de Sotería, que quiebra los moldes de las ideas recibidas. Es precisamente ese el punto del escándalo en el Sermón de Pablo en el Areópago (Hechos 17,16-34). La Sotería cristiana incluye la Resurrección, y eso era inaceptable para los casilleros mentales de su auditorio. Aún hoy, como observa acertadamente Elorduy: “Muchas de las dificultades que surgen en la lectura de los autores sagrados y profanos, dependen del realismo arameo de los conceptos empleados, que chocan con nuestro lenguaje convencionalista” (O.c. I, 20). El lenguaje cristiano chocaba no sólo con los lugares comunes del pensamiento estoico-griego, sino también con los de la teología judía. En diálogo con ambos corregía y sometía a reinterpretación.
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Lucas y las categorías de salvación (sotería) y salud (hugiéia) Aristóteles distingue entre la sotería (que es la salud en cuanto se opone a la muerte y destrucción) y la hugiéia (en cuanto opuesta a la enfermedad).
El concepto de salud griego era muy amplio, y al mismo tiempo que pesaban en él las convicciones comunes que tiene el hombre acerca de lo que es estar sano, había sido objeto de la más grande concentración de reflexión filosófica.
En todo caso, ciertamente, el médico-griego, se manejaba con un ideal mucho más complejo que el médico actual, acerca de lo que es la salud, la felicidad y el bienestar del hombre. Ese concepto no era el mero concepto actual de higiene, salud física, etc., sino que estaba muy próximo a los ideales de la plenitud del hombre según la cultura griega, como lo ha descrito W. Jaeger en Paideia, y era inseparable de los ideales éticos y espirituales.
La sotería como opuesta a la fthorá (perdición, corrupción) es para Aristóteles una categoría del orden social y politico (Política, Lib. V, cap, VII). No hay que extrañarse de que fuera epíteto de algunos emperadores como Antíoco I Soter (= Salvador, 280-261 a. C) y luego una cualidad de todo emperador como virtud propia de un buen gobernante. Ambos títulos, Soter y Kyrios, se los aplicarán Pablo y Lucas a Jesucristo.
La hugiéia y sus derivados, están más próximos a la esfera biológica e individual, como opuesta a la enfermedad (nosos). [Ver Categoriae IX, VIII; Metaph. VII, V. Sobre la distinción entre bíos-zoe, veasé ELORDUY-PÉREZ ALONSO,o.c. I, 17-18].
Las corrientes cínica, hedonista, epicúrea, estoica, eran sistemas filosóficos de impostación vital, que calificaban al mismo tiempo que una doctrina, un modo de vivir. Cada una de ellas se enfrentaba a los goces y dolores de la vida, a la salud y a la enfermedad, a la vida y al a muerte de manera diversa. Y cada una de ella pedía a la medicina algo distinto.
La leyenda negra de la medicina griega, de la que se hace amplio eco Plinio invocando un testimonio tan antiguo como el de Catón, tiene su raíz en esa conexión entre el arte médico y los ideales de vida. Más que un rechazo de la medicina griega, es un rechazo de ciertos médicos griegos y de ciertas prácticas difundidas por éstos en el mundo romano que amenazaban corromper el tradicionalmente austero régimen de vida de la nobleza de la Urbs. Plinio ridiculiza la volubilidad de las modas médicas, la charlatanería, los elevadísimos honorarios con que ciertos médicos se enriquecían a costa de los gobernantes. Recuerda el caso del médico griego Arcagathos, hijo de Lisanias, que vino a Roma desde el Peloponeso y que se hizo tristemente famoso por sus cauterios y otras crueldades, hasta merecer el apodo de Vulnerario.
Recuerda las palabras de Catón , según el cual los médicos griegos se habían juramentado para exterminar con su arte médica al pueblo romano, que ellos llamaban bárbaro. Catón le prohibió a su hijo todo trato con ellos durante su estadía en Grecia; “cuya cultura hay que mirar pero no aprender” pues “si esta nación revoltosa y malvada nos trae sus conocimientos, diseminará su corrupción entre nosotros, y peor aún si nos envía sus médicos”. Siguiendo este consejo de sus ancestros Plinio quiere poner a sus lectores en condiciones de usar las medicinas prescindiendo de los médicos. “Porque la Medicina es la única de las Artes griegas que es aún incompatible con el espíritu romano. Muy pocos romanos se han dedicado a ella, y éstos son verdaderos tránsfugas culturales, que acabaron grecizándose por completo” (Hist. Nat Lib XXIX, cap. XXIII).
En toda la historia de la medicina griega que esboza Plinio, reluce su xenofobia romana. Aunque no sin cierta razón, en cuanto se refiere a algunos que eran más charlatanes y curanderos que médicos y que no reconocían los limites reales de su ciencia. Además de la imprudencia e inutilidad de ciertos remedios, estaban las prácticas, temidas por Catón como corruptoras de las costumbres. Había quienes pasaban el día en masajes, unciones, baños, depilaciones impúdicas, y se valían de la medicina para protegerse contra una vida de excesos. Valga de ejemplo el consejo de vomitar para poder volver a comer y librarse de los efectos nocivos de los excesos en la bebida y comida. Toda esta leyenda negra no obstó para que desde el año 46, el Emperador Claudio consagrara el aprecio por la verdadera medicina griega confiriendo la ciudadanía romana a los médicos griegos. De este fuero debe haberse beneficiado Lucas.
Que haya habido desviaciones decadentes de la medicina griega, no quita que ella estaba y estuvo al servicio de una imagen muy rica y compleja de lo que es el hombre sano y pleno. Vamos a ofrecer aquí la descripción de W. Jaeger, y lo haremos extensamente porque permitirá calibrar mejor el nuevo ideal de sotería e Higinia que proponen los escritos paulinos y lucanos.
“Es posible, sin embargo, - dicew W. Jaeger - que el tipo de vida del ciudadano de los estados-ciudades de la Grecia del siglo IV estuviese realmente organizado de tal modo que dejase al individuo el máximo de tiempo libre necesario para dedicarlo al cautivo del espíritu y al cuidado del cuerpo. El ejemplo de la cultura física medica revela precisamente que la polis griega era, aun bajo su forma democrática, una aristocracia social, y así se explica en gran parte el alto nivel de cultura media logrado en esta sociedad. Dentro del marco de este estilo de vida de Grecia no encajaría ninguno de los grandes tipos de la vida profesional de nuestro tiempo, ni el comerciante ni el político, el sabio, el obrero ni el campesino.
En la medida en que estos tipos existían ya entonces se salían también de él.
Se comprende, en cambio, que la filosofía socrática y el arte polémico de los sofistas surgiesen precisamente en aquellas palestras. Sería equivocado pensar que los kaloi kagathoi (los hermosos buenos) se pasaban el día entero en el gimnasio, friccionándose y haciendo ejercicios, depilándose, cubriéndose de arena y volviendo a lavarse, entregados a una actividad que convertía hasta el agón libre en una febril afán deportivo. Platón combina las tres virtudes físicas de 1) la salud, 2) la fuerza y 3) la belleza con las virtudes del alma, la piedad, la valentía, la moderación y la justicia, en una unidad armónica. Todas ellas proclaman por igual la simetría “del universo”, la cual se refleja en la vida física y espiritual del hombre. La cultura física, tal como la conciben los médicos y gimnastas griegos, es también algo espiritual. Inculca al hombre como norma suprema la observancia rigurosa del noble y sano equilibrio de las fuerzas físicas. Y como la igualdad y la armonía forman la esencia de la salud y de toda perfección física en general, el concepto de lo “sano”se extiende hasta formar un concepto normativo universal aplicable al mundo y a cuanto vive en él, pues sus bases, la igualdad y la armonía, son las potencias que, según la concepción de que aquí se parte, crean lo bueno y lo justo en todos los órdenes de la vida al paso que la pleonexia lo destruye.
La medicina griega es al mismo tiempo la raíz y el fruto de esta concepción del mundo que constituye su punto de mira constante, y esta es, pese a toda la individualidad espiritual del hombre y de su estirpe, la concepción común al helenismo clásico. Si la medicina pudo conquistar una posición tan representativa dentro del conjunto de la cultura griega, fue porque supo proclamar en el campo más próximo a la experiencia inmediata del hombre la vigencia inviolable de esta idea fundamental del alma griega. En este sentido elevado, podemos decir que el ideal helénico de la cultura humana era el ideal del hombre sano”.[Véase W.JAEGER, Paideia, Vol. III, pp.62-63]
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6) SAN LUCAS Y LA ESCUELA PNEUMÁTICA DE LA MEDICINA GRIEGA (2)
San Lucas médico griego y Evangelista del Espíritu Santo
Los exegetas están de acuerdo en reconocer que Lucas es de un modo particular el evangelista del Espíritu Santo.
“El Espíritu ocupa un puesto clave en el evangelio de Lucas. Es el evangelio del Espírito, como poder que actúa” [Jesús Caba, De los Evangelios al Jesús histórico. Introducción a la Cristología. BAC, Madrid 1971, cita en página 300. Caba se remite a la obra de G.W. Lampe, The Holy Spirit in the Writings of St. Luke, En Studies in the Gospel (Oxford 1957) p. 165]
El Espíritu Santo es evidentemente un fruto de la religión de Israel. Pero para Lucas esta realidad religiosa se revela plenamente en Jesús y en su Iglesia.
“Muchos de los personajes – observa Jesús Caba – se presentan [en el evangelio según San Lucas] invadidos de esta fuerza: + Juan el Bautista es lleno del Espíritu aun en el seno materno (1, 15) y con su fuerza crece y se conforta en el desierto (1, 80); + Isabel habla movida del Espíritu (1, 41), al igual que Zacarías (1, 67); + Simeón es un personaje en quien reside el Espíritu, recibe su comunicación y por su acción es traído al templo (2, 25-27). + En Jesús interviene el Espíritu: en su concepción (1, 35), en el bautismo (3, 22); invadido por el Espíritu es conducido por él en el desierto (4, 1), por esta misma fuerza es lanzado a su actuación en Galilea (4, 14), se presenta ungido por el Espíritu para evangelizar a los pobres (4, 18). En este Espíritu se alegra Jesús (10, 21)
Este Espíritu, que llena muchos personajes del evangelio se les promete a los apóstoles, ellos serán revestidos en la ciudad de la fuerza de lo alto (24, 49; Hechos 2, 1-12) con esta fuerza serán testigos de Jesús hasta el confín de la tierra (Hechos 1, 8).
El Espíritu será el que les ponga las palabras apropiadas en sus labios (12, 12; Hechos 4, 8) Esta fuerza del Espíritu la dará igualmente el Padre a aquellos que la pidan (11, 13).
Sus principales efectos son los efectos del amor, del amor divino, el gozo, la paz, la fortaleza. Según la enumeración de ellos que hace San Pablo, produce en los creyentes este efecto: "el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, 23 modestia, dominio de sí" (Galatas 5, 22-23).
Para Lucas, el Espíritu Santo produce efectos de experiencia actual del creyente en la iglesia. La presencia operante el Espíritu de Jesús se manifiesta en tres rasgos acentuados por la Cristología de Lucas: 1) Jesús como profeta viene en continuidad con el ciclo de Elías-Eliseo. Esto explica un segundo rasgo de Jesús: 2) Jesús es soter o salvador de la muerte y también un tercer rasgo: 3) Jesús-kyrios, Señor o Supremo bienhechor del hombre. [Véase J. BORREMANS, L’ Esprit Saint dans la catechèse évangelique de Luc en : Lumen Vital XXV (1970) 103-122. Más bibliografía sobre Lucas y el Espíritu Santo : LEAL, o.c. pp. 14-15; FEINE-BEHM-KUMMEL, o.c: pp. 90-91].
Se comprendería mal a Lucas si se pensara que ofrece a su lector de origen griego-gentil una reducción de los Hechos cristianos a las teorías o doctrinas paganas, para hacérselas aceptables. Pero no hay dificultad en aceptar que Lucas defendió la certeza de los hechos, mostrando que eran coherentes y compartibles con lo mejor del pensamiento científico griego. Ni siquiera en esto puede decir que Lucas haya inventado un camino totalmente nuevo. El método que practico la apologética y el proselitismo judío en la diáspora gentil era semejante. De ellos dan testimonio las obras de Filón y de Flavio Josefo. Cuando Flavio Josefo quiere que su lector gentil se haga una idea de lo que puede ser el partido fariseo, no vacila en compararlo con la filosofía estoica: “A los dieciocho años comencé a conducirme siguiendo los principios de la secta de los Fariseos, que se parece a lo que los griegos la llaman la Escuela del Pórtico” [Biografía II, 7; Contra Apion II, 167 ss donde compara a Moisés con los filósofos griegos]. La idea de que los filósofos griegos son tributarios de la Biblia es un lugar común de la apologética judeo-alejandrina desde el período de los Ptolomeos. Ya Artapanos afirmaba que Orfeo había sido discípulo de Moisés. Según Filón, Moisés habría inspirado a Heraclio y a los estoicos; según Aristóbulo le serían deudores también Homero, Hesíodo, Pitágoras, Sócrates y Platón. Y así lo asumen Eusebio en su obra De Praeparatione Evangelica [XIII, 12] y san Clemente de Alejandría quien asegura que se le atribuía el mismo origen a la escuela peripatética [Stromata V, 14, 97] [Tomado de la Nota de Teodoro Reinach a su edición del Contra Apion en la Edición Belles Lettres, París 1930, p. 87].
En Lucas, como en Pablo – y sobre todo a partir de la experiencia del Areópago—los hechos, (la Pasión y la Resurrección, la Vida de Cristo y la experiencia de la Iglesia) se convierten en la piedra de toque que mide toda idea y toda doctrina. [Cfr. BERTIL GERTNER, The Areopagus Speech and Natural Revelation Copenhagen-Uppsala 1955 (Acta Seminarii Neotestametnici Uppsaliensis XXI) en especial las páginas 26ss donde trata de la historiografía de Lucas. También interesa la discusión de Gertner acerca del grado de asimilación y adaptación de Pablo y su mensaje frente al mundo gentil (o.c. cap. IV). Sus oyentes del Areópago califican a Pablo de “spermologos” (gorrión) aludiendo a que picotea ideas extrañas. Los oyentes sintieron que les hablaba en un lenguaje familiar, pero al mismo tiempo les decía algo nuevo y extraño] Ambos, Lucas y Pablo, proceden tomando términos familiares al mundo del pensamiento griego (y en el caso de Lucas parece que toma los comunes al orden médico) y tratan de cargarlos del nuevo sentido que deriva de los hechos de la revelación cristiana. El Pneuma sería una de esas categorías, evangelizadas a partir de los hechos de la revelación cristiana.
Tanto Pablo como Lucas están inmersos en un mundo cultural en el cual se viene gestando una simbiosis secular entre lo helénico y lo semítico. Nos baste aquí remitir a algunos autores y obras que han intentado rehacer las peripecias de esos complicados procesos: M. POHLENZ, Stoa and Semistismus Neue Jahrb. F. Wiss. Ujnd Jugendbildung 2,1926,268; A. ORBE, Estudios Valentinianos, Roma 1956-1966; E. ELORDUY-J. PÉREZ ALONSO, El Estoicismo, Madrid 1972. Véase en esta última obra la caracterización estoica del pneuma: ektikón, fusikón ypsujikón; así como sus relaciones con el logos estoico (pp. 122 y 102 resp.)y a su vez del logos con el qanah semítico (pp. 25-32). Este panorama del trasfondo culturales imprescindible para dar relieve y perspectiva a todo análisis filológico. ------------------------------------------------ Si por inadvertencia he publicado una foto que tiene derechos reservados le ruego me avise para bajarla del blog y le pido mis disculpas bojorgeh@gmail.com
II. SAN LUCAS Y EL UNIVERSO MENTAL DE LA MEDICINA GRIEGA 1
He querido tender algunas líneas, a modo de coordenadas, para tratar de situar lo que pudo ser la exigencia mental de certeza en un médico de formación griega como fue Lucas: ¿Qué grado de rigor metódico, qué disciplina lógica y crítica pudo tener? Procederé con una serie de pantallazos. Lucas y Pedanios Dioscórides
Comenzaré comparando dos hombres que están muy cercanos tanto por su origen étnico, su lugar de nacimiento y su profesión, como por el hecho de haber sido contemporáneos y haber recibido su formación medica probablemente en los mismos centros docentes.
Pedanios Dioscórides fue contemporáneo de Lucas.
Vivió aproximadamente entre los años 40-90 d.C. Fue médico de formación griega. Acompañó a las Legiones Romanas viajando por Italia, Galia, España, Alemania y Grecia. Conoció, como san Lucas acompañando a san Pablo, todo el Imperio. En sus viajes recogió un caudal enorme de observaciones botánicas, zoológicas y mineralógicas desde su punto de vista médico y considerándolas sobre todo por su utilidad medicinal. Se sabe poco acerca de su vida. Pero es lo suficiente para asegurarnos de que por origen y cultura está muy próximo a Lucas. Se sabe que nació en Anazarbas, una ciudad de la montaña de Cilicia, no lejos de la ruta romana que unía, por tierra, Antioquia con Tarso y prácticamente equidistante de ambas ciudades. Pudo educarse en Alejandría o más probablemente en Tarso. Sus datos biográficos nos han llegado por el prólogo de su propia obra, titulada: De Materia Médica, que nos ofrece rápidas referencias acerca de sus inclinaciones, sus viajes, su época y sus observaciones. Su obra la dedicó a su amigo Areios, un asclepídeo protegido de Laecanius Bassus, que según Tácito fuera Cónsul romano en el año 64 a. C., fecha del incendio de Roma y del comienzo de la persecución contra los cristianos y que señala el comienzo del período en que, según piensan algunos, pudo Lucas redactar su Evangelio. Dioscórides sirvió como cirujano militar durante el imperio de Nerón (54-68 c. C.) lo que lo hace contemporáneo de Plinio, con cuyo espíritu enciclopédico y sus intereses medicinales tiene muchísimos rasgos comunes.
(La figura: página de la obra Materia Medica, de Dioscórides, según una copia posterior de la misma)
Para los datos sobre Dioscórides y su obra, nos guiamos por WILLIAM A. LOCY, The Story of Biology (Garden City, New York 1925). Locy reproduce un retrato de Dioscórides según el suntuoso manuscrito de Julia Anicia y observa que “es probablemente una semejanza auténtica", ya que, afirma el mismo autor: "Son comunes los retratos de la época, tanto en escultura como en pintura” (p 55). Entre los médicos y botánicos era por otra parte muy cultivada la destreza en el dibujo. Locy afirma que “entre Teofrasto y Dioscórides, un periodo de cuatrocientos años, habían surgido algunos escritores botánicos de menor importancia pero además , un ilustrador importante: Grates o Grateus, mencionado por Plinio en su Historia Naturalis". Este Crates, nos informa la Tabla Alfabética de autores del Volumen I de la Historia Naturalis (en la edición de París de 1771), era natural de Pérgamo. Además de la referencia de Historia Naturalis de Plinio, al comienzo del Lib. VII, lo nombra Elieno en su Historia Animalium Lib XVII, cap. 9. Aunque las ilustraciones de Crateus se han perdido, se considera que son la fuente de algunas ilustraciones coloreadas que adornan ciertos manuscritos de Dioscórides del siglo V y posteriores. En efecto, trozos de sus escritos han sido reconocidos en un manuscrito de la obra de Dioscórides hecho en Constantinopla por encargo de Julia Anicia, la hija del empereador Flavio Anicio, hacia el año 512 d. C.
Hemos retomado algo largamente en esta nota el tema de la capacidad de las naturalistas y médicos para el dibujo porque también de Lucas nos narra una antigua tradición que era dibujante o pintor.
A la luz de las afirmaciones de Locy, un científico totalmente imparcial y ajeno a nuestro interés religioso, la posibilidad de que Lucas dominara esa destreza no es una suposición descabellada, sino que agrega aún un argumento más, que converge para fortalecer la verosimilitud de su formación médica.
Las Técnicas del dibujo de la época sobrevivieron en el mundo bizantino y a pesar de la tendencia hacia la hieratización creciente, muestran vividez y realismo incluso a través de la rigidez propia del mosaico. Un ejemplo impresionante son los mosaicos que cubren el suelo de la iglesia de la Multiplicación de los Panes y los Peces, en Tabgha, junto a la antigua Cafarnaum. Véase Plino, Historia Naturalis Lib. XXXV en que hace una historia de la pintura, describe sus técnicas y sus ideales. De la aspiración al realismo dan idea los capítulos X y XI en los que Plinio habla del racimo de uvas pintado con tal realismo que atraía a las aves y de la serpiente pintada que las hacía callar de terror. Plinio es, notémoslo de paso, contemporáneo de Dioscórides y Lucas.
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He aquí la más antigua noticia escrita que nos haya quedado acerca de San Lucas evangelista: “San Lucas fue de nacionalidad, sirio de Antioquia, médico de profesión, y habiendo sido primero discípulo de los apóstoles, después acompañó a San Pablo hasta su martirio. Sirvió al Señor sin tacha. Se mantuvo célibe y no tuvo hijos. Murió lleno del Espíritu Santo a los ochenta y cuatro años en Beocia [según otras copias del manuscrito en Bitinia, y según el manuscrito griego: en Tebas de Beocia]. Cuando ya se habían escrito los Evangelios de Mateo en Judea y de Marcos en Italia, Lucas, movido por el Espíritu Santo, escribió el suyo en Acaya, al principio del cual dice que ya se han escritos otros, pero que tiene por muy necesario exponerles a los fieles griegos de la gentilidad con todo rigor la tradición de la economía [= el plan de salvación], para que no sucumban a la atracción de las fábulas judías, ni se aparten de la verdad seducidos por las invenciones hueras de la herejía. Por este motivo comenzó [su evangelio] desde el nacimiento de Juan, con quien comienza el Evangelio, precursor de Nuestro Señor Jesucristo y asociado a Él en la obra de purificación evangélica, así como en la vía del Bautismo del Espíritu y de la Pasión. Después, el mismo Lucas escribió los Hechos de los Apóstoles”.
Este es el retrato de San Lucas más completo y más antiguo que conocemos. Se encuentra en latín como prólogo al evangelio según San Lucas en algunos manuscritos de la versión bíblica conocida como Vetus Latina. Pero su original griego se remonta posiblemente al año 160-180 d.C., y es por lo tanto anterior o contemporáneo del Código Muratori. Esta noticia biográfica de San Lucas combina los datos explícitos de las Sagradas Escrituras con los que pueden deducirse de ella y con los que ha recogido de la tradición oral. El autor los tiene por igualmente ciertos sin distinguir diversos grados de certeza entre unos y otros y con esa certeza nos los transmite.
Esta semblanza que nos hace de San Lucas la antigua tradición eclesial, ha resistido airosamente el análisis crítico moderno. Los embates de la crítica han dado lugar a una revisión del grado de certeza mayor o menor con aquel pueden afirmarse sus diferentes rasgos. El testimonio de la tradición nos parece abonado por la convergencia de argumentos. Y si, con la discusión, el retrato de Lucas no se ha enriquecido con nuevos rasgos, éstos se han visto confirmados y han ganado en nitidez y certeza. El retrato de Lucas es apenas un bosquejo trazado con escasas pinceladas. Es nuestro intento ir retocando en sucesivas entregas de este blog, este boceto biográfico de Lucas. A partir de lo que eran los médicos griegos de aquella época, trataré de reconstruir la semblanza interior de este hombre, prestando especial atención a su perfil intelectual. ¿Qué pudo darle su origen, su formación, su educación, sus estudios? ¿Qué grado de disciplina y de método tuvo o pudo tener la mente de este hombre? ¿Cómo calibrar el valor de su testimonio y de su capacidad crítica ante el hecho cristiano? Su testimonio es particularmente atendible ante hechos como la concepción y el parto virginal de María, el nacimiento virginal de Jesucristo, las sanaciones milagrosas obradas por Cristo y los apóstoles entre las que se destaca el milagro de la resurrección de Eutico, que él presenció y nos certifica como médico en los Hechos de los Apóstoles 20, 7-9. --------------------------------------
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