lunes, 13 de enero de 2014

2º SAMUEL 30
MEDITACIÓN

Ziklag

E




n el Segundo Libro de Samuel capítulo XXX encontramos al buen rey David viviendo en el exilio. Vuelve de la campaña militar del año, ha estado luchando para un príncipe filisteo que le prohíbe luchar en la próxima batalla contra Saúl y los israelitas. Cuando David retorna a su ciudad de Ziklag, David encuentra todo destruido. Su gente y sus posesiones las halla desaparecidas o destruidas. Su tropa —cansada de batallar la larga campaña de primavera en una región violenta— comienza a murmurar contra él. David le pregunta a Dios qué hacer. Dios le dice que persiga a los ladrones. Una vez más la tropa agotada de cansancio tiene que montar y salir a la corrida esperando descansar después de la última batalla de la temporada.
Entretanto Saúl el rey está muy ocupado logrando su última derrota en Gilboa donde perderá la vida junto a sus hijos y los otros príncipes de Israel.
En el camino David encuentra a un hombre abandonado por la partida de ladrones. Es un esclavo egipcio dejado a morir por su amo un jefezuelo amalequita. Aunque el pobre hombre está más muerto que vivo y tirado a un costado de camino, David se puede dar cuenta de su origen por los tatuajes y las orejas perforadas al estilo de los esclavos, etc. David espera tres días (un signo de la Resurrección) y cuida al caído. Cuando el esclavo revive, comienza inmediatamente a hablar y pronto le da a David las señas necesarias para encontrar rápidamente a los cacos. David se lanza en seguimiento y los vence, recobrando así a todos las mujeres y niños, sus posesiones y el botín que los ladrones han robado durante la estación, que es una suma considerable.
Eso es lo que podríamos llamar la “historia” pero lo que realmente está pasando — si uno lo ve desde la perspectiva de los cielos — es como sigue -> http://www.casorosendi.com/espanol/224-ziklag