La tercera vez, por esas mismas fechas, también en relación con la hermenéutica bíblica de los autores de la Teología de la liberación, publiqué un estudio más extenso, casi un pequeño libro, titulado Revelación, Interpretación Bíblica y Teología de la liberación. El artículo apareció la revista de la Facultad de Teología de los jesuitas en San Leopoldo “Perspectiva Teológica” . Era un intento de suscitar una disputatio académica en un ambiente donde el prejuicio intelectual descalificaba los argumentos sin discutirlos. El artículo fue retomado por la revista Documentación Celam y por el Boletín Eclesiástico de la Arquidiócesis de Montevideo Vida Pastoral.
[Estudio publicado en: Perspectiva Teologica (Sâo Leopoldo) 10(1978) Nº 20, pp. 31-95. Republicado en: Documentación Celam (Bogotá) 3 (1978) Nº 16-17, pp. 401-464 Republicado en Vida Pastoral, (Montevideo) (Enero Febrero 1979) Nº 72, págs. 39-57 y (Julio Agosto 1979) Nº 75, págs. 234-272]
A esta altura ya me resultaba evidente que los errores hermenéuticos de los teólogos de la liberación se apartaban de las enseñanzas hermenéuticas del Concilio contenidas en la Dei Verbum, particularmente en el número 12. Y todos ellos interpretaban las Sagradas Escrituras en sentido acomodado, dejando en sordina e ignorado - ¡sustituído por la acomodación! - el sentido inspirado por Dios en su revelación.
Por eso este artículo estaba dividido en dos grandes partes. En la primera exponía las normas de la correcta hermenéutica bíblica contenidas en la Dei Verbum. En la segunda mostraba cómo la hermenéutica liberacionista pertenecía a una familia hermenéutica heterodoxa. Exponía en esta segunda parte una galería de autores que mostraban la filiación de una teología de la liberación que se auto-presentaba como un aporte original latinoamericano, pero que era sin embargo una re exposición de viejos errores y sofismas, y un tipo de interpretación bíblica que tiene su origen en el principio protestante de la libre interpretación de las Sagradas Escrituras.
.
“Este trabajo – escribía - consta de dos partes. En la primera bosquejamos el sistema de coordenadas teológicas del Concilio Vaticano II, exponiendo a continuación el sistema hermenéutico bíblico que deriva – con una armoniosa lógica teológica – de la doctrina Conciliar acerca de la Revelación de Dios y su transmisión eclesial, y que es ineludible para fundar una teológica católica.
“La segunda parte, a través de una exposición forzosamente fragmentaria de algunas empresas hermenéuticas que quitan relevancia o rechazan a la Revelación, rastrea en la historia los ancestros de actitudes que es posible encontrar en las obras de la segunda corriente de Teología de la Liberación.
“La confrontación de estas dos partes de nuestro estudio nos parece suficiente para que el lector, advertido e informado, se ubique por sí mismo frente a los ensayos y corrientes concretos de Teología de la Liberación. Como norma positiva (primera parte) y norma negativa (segunda parte), definen los itinerarios hermenéuticos teológicamente válidos y compatibles con la fe católica, así como sus posibles desviaciones. Creemos que habiendo descrito el aire de familia de ciertas hermenéuticas, podíamos prescindir aquí – sin prejuicio de acometer más adelante esa tarea – de discutir interpretaciones de uno u otro texto, que el lector podrá evaluar a partir de nuestros prenotados”
La galería de autores comenzaba con Immanuel Kant, y seguía presentando a David Friedrich Strauss, Ernest Renan, Herbert Braun, Ludwig Feuerbach, Friedrich Engels, Bruno Bauer, Karl Kautzsky, Fernando Belo, Michel Clévenot. Mostraba así, por un proceso genealógico, cómo el principio protestante de la sola scriptura y de la libre interpretación daba como fruto lógico la subordinación kantiana de la revelación y su reclusión dentro de los límites de la pura razón. Y cómo desde Kant a través de la izquierda hegeliana se llegaba a la hermenéutica marxista.
Immanuel Kant
La hermenéutica bíblica de Kant está gobernada por la sustitución del Espíritu Dios por la razón del Hombre. Esto lo ubica de alguna manera en la ascendencia genealógica del modernismo.
Kant plantea así algunos asertos principales de su programa hermenéutico:
1) Primer aserto de Kant: “El Espíritu de Dios es la religión natural pura”, es decir, una religión racional. [Literalmente: « La Religión racional pura es “el espíritu de Dios” que nos guía en toda verdad”dice Immanuel Kant, O.c. p. 113].
El Espíritu de Dios es la razón del hombre. Es algo inmanente al hombre, independiente de toda manifestación o revelación histórica y, por lo tanto nada tiene que ver con la Encarnación del Verbo, con su Pasión y resurrección, con la auto-revelación del Hijo que revela a su vez al Padre. No tiene nada que ver con una revelación histórica, ni con una fe eclesial. Tenemos aquí, ya en germen, el principio modernista de la inmanencia vital y del Dios inmanente al hombre, que san Pío X señalará y condenará en la Pascendi [San Pío X, Pascendi Dominici Gregis, Nº 5].
2) Segundo aserto de Kant: “La fe eclesial tiene por intérprete supremo a la fe religiosa pura [es decir el dictamen de la razón pura]”.
“[…] La fe histórica es muerta en sí misma, esto es: por sí considerada como profesión de fe, no contiene nada que contenga un valor moral”. En consecuencia: “Me pregunto si la Moral ha de ser interpretada según la Biblia o la Biblia según la Moral” [Immanuel Kant, La Religión dentro de los límites de la mera Razón, Alianza Editorial, Libro de Bolsillo, 1969. Citas en las páginas 111 y 221 nota (43) 57].
3) Tercer aserto de Kant. La autoridad de la Escritura como el más digno instrumento de unión de los hombres en una iglesia constituye la fe eclesial, que como creencia popular, no debe ser descuidada, pues para el pueblo ninguna doctrina que esté fundada en la mera Razón parece ser apta par a constituir una norma inmutable, y él [el pueblo] exige una revelación divina…” [Immanuel Kant, O.c. p. 113].
Pero la Biblia - dice Kant - debe ser reinterpretada. Ya no ha de serlo de acuerdo con la interpretación eclesiástica, sino por los criterios racionales de la religión natural pura.
Si Kant le da alguna utilidad a seguir invocando los textos bíblicos, es en atención a la debilidad racional de la plebe.
Hans Friedrich Strauss,
trámite Hegel, se propone curiosamente una teología de la liberación del pueblo alemán que es una anti teología y supone la abolición de la fe como condición de la liberación política.
Ya en la primera edición de su Das Leben Jesu (1835). Strauss se expresa en términos que a la luz de nuestras citas de Kant, traicionan un parentesco espiritual:
“Esta es la llave de toda Cristología; que como sujeto de los predicados que la Iglesia le atribuye a Cristo, se coloque una Idea en lugar de un Individuo” [David Friederich Strauss, Das Leben Jesu, kritisch bearbeitet, Tübingen 1836, p. 734] .
“¿Qué puede tener todavía de especial un individuo? Nuestro tiempo quiere una Cristología que lo lleve desde el hecho a la Idea, desde el Individuo a la Especie. Una dogmática que se quede en Cristo como individuo, no es una dogmática sino una Prédica”
[Ibid. Pág. 738. Pasajes citados por W. Kern S. J., Eine Wirklinie Hegels in Deutscher Theologie: Christusereignis und Gesamtmenschheit (= Kern-Wirklinie) en Zeitschrift f. Kath. Theol. 93 (1971) 1-28, más en particular sobre Strauss pp. 8-13. La cita de nota 13 en Pág.9 nota 5.] .
En su práctica de pastor de la Iglesia, Strauss se preciaba de no haber sentido las tensiones y dificultades que asaltaban a sus colegas para armonizar su teología dogmática con la fe del pueblo al que debían predicar. Dejando sin empachos, las creencias, “iba derecho a los conceptos, sin más miramientos” [Albert Schweitzer, Geschichte der Leben Jesu Forschung. Citamos la paginación de la edición manual Siebenstern T. Verlag, München – Hamburg 1966 Cita en p. 107].
La segunda edición de Das Leben Jesu la concibe como una magna empresa de liberación de la teología al servicio de la liberación de los espíritus para lograr por fin la liberación política.
“Los alemanes solo podemos liberarnos políticamente en la medida en que nos hayamos liberado espiritual, religiosa y moralmente. Cuando convoco al pueblo alemán a este trabajo del espíritu (el de purificar a la religión de la Revelación y el Milagro) no lo llamo para apartarlo de su tarea política, sino para darle a ésta una fundamentación segura” [D. F. Strauss, Das Leben Jesu, für das deutsche Volk bearbeitet, Leipzig 1864, (= Leben J-1864, p. XIX-XX.] .
Strauss atribuye la división política de Alemania a la escisión religiosa que separa el norte del sur:
“Si se ha de posibilitar una reunificación, ésta sólo puede fundarse en una tercera posición que esté por encima de lo que separa a los partidos. Pero esa tercera posición unificadora, el pueblo alemán sólo podrá encontrarla si se lo introduce en la Religión interior y se lo libera de los obstáculos exteriores en que están arraigadas las diferencias confesionales” [Leben J-1864, p. XX]. “El que quiera eliminar a los clérigos (Pfaffen = los curas católicos) de la Iglesia, tiene que eliminar primero los milagros de la Religión” [Leben J-1864, p. XIX] .
Después de Kant y de Strauss
pero por los mismos carriles, la interpretación modernista, en continuidad con esta sustitución de “un individuo” por algo más importante “para nuestra época”, se desinteresará de Jesucristo como revelador del Padre, como Hijo de Dios, prescindirá de sus milagros porque no cree que hayan sido posibles, y dará versiones moralistas, filantrópicas, naturalistas, humanistas, socialistas, revolucionarias, psicologistas.
Ernest Renan
Así por ejemplo, Ernest Renan, considerará el encuentro de Jesús con la Samaritana como la fundación de una religión universal y eterna, pero no la del culto del Padre en Espíritu y en verdad. “Desde aquél día, - escribe Renán - no solamente su religión fue la religión de la Humanidad, sino la absoluta: y si en otros planetas hay habitantes dotados de razón y de moralidad, su religión no puede ser diferente de la que Jesús proclamó junto al pozo de Jacob” [Ernest Renan (1823-1892), La Vie de Jésus, Ed. Calmann-Lévy, Paris 1900, cita en p. 244] .
De la fe cristiana y del Espíritu Santo, de adoradores del Padre en Espíritu y en verdad, ¡ni una palabra!.
Si Kant metía a Cristo dentro de los límites de la religión racional pura, Renán lo hace el fundador de la religión humanitaria, y Herbert Braun, un Renán alemán, lo meterá dentro de los límites de la filantropía existencial.
Herbert Braun
Para Herbert Braun, como para Renán, la idea del Dios trascendente y su revelación es rechazable como invento humano. “Dios – dice Braun - es la verdad de nuestra vida como exigencia de amor y de servicio hacia los otros que se expresa en el ‘yo debo’ como realidad de una experiencia fúndate y liberadora, esta unión de gracia y exigencia concretamente vivida, tal y no otro alguno es el auténtico Dios de los Cristianos”
[Herbert Braun (n. 1903) Jesus-Der Mann aus Nazareth und seiner Zeit, Kreuz Verlag, (Bibliothek Themen der Theologie I) Stuttgart 1969. Trad. Castellana; Jesús, el Hombre de Nazareth y su tiempo, Ed. Sígueme, Salamanca 1975, prólogo de Javier Pikaza].
Para autores como Braun, Jesús es: “el hombre para los demás”. Y efectivamente es entregado a manos de los hombres una vez más. Por un lado los inmanentistas secularistas y por otro los inmanentistas marxistas.
Karl Kautzsky
Para el marxista Karl Kautzsky, Jesús es el primer comunista y el primer traicionado por sus mismos discípulos, un revolucionario precursor del socialismo. El movimiento fundado por él traicionó el comunismo primitivo fundado por él, que degeneró así en caridad. Y así sucedió que el Mesías crucificado, el vencedor vencido se transformó en el pilar más firme de la misma sociedad decadente e infame que había pretendido derribar [Karl Kautzsky (1854-1938), Der Ursprung des Christentums. Eine historische Untersuchung, Stuttgart 1908. Trad. Castellana en Editorial Sígueme, Salamanca, 1975].
Ferdinand Belo y Michel Clévenot - Lecturas materialistas de la Biblia
Están también las lecturas materialistas de la Biblia. Así por ejemplo Fernando Belo publica su Lecture Matérialiste de l’évangile de Marc [Ferdinand Belo, Ed. Du Cerf, Paris 1974]. El ex sacerdote católico Michel Clévenot, para divulgar la obra de Fernando Belo publica un libro titulado: Approches matérialistes de la Bible [Clévenot, Ed. Du Cerf, Paris 1976].
Querida o no por Clévenot, la ambigüedad de la palabra approches tiene el sentido filosófico o literario de aproximaciones o ensayo, pero en jerga militar significa ataques, define felizmente el doble propósito de atacar a la Iglesia, impugnando como producto ideológico la lectura que ella hace de las Sagradas Escrituras: “Uno de los fines de este trabajo – dice Clévenot – es el de destruir esta ideología idealista de la Biblia. Lo hacemos a partir de uno de los lugares (materialistas) de lucha actuales, principalmente contra el aparato político eclesiástico” [Clévenot, O.c. p. 24].
El lugar de lucha materialista al que alude Clévenot es la editorial Du Cerf, de los dominicos franceses. El aparato político eclesiástico es la jerarquía y el magisterio. Y el ataque va dirigido a la interpretación espiritual de la Sagrada Escritura y a la revelación de Dios contenida en ella.
Por la vertiente del inmanentismo o materialismo secularista también ponen de tal manera a Dios dentro del hombre que lo inmanentizan.
El obispo anglicano autores como John A. T. Robinson, que propone considerar a Dios como “Fundamento del Ser” lo cual es aceptable, pero niega que se lo pueda considerar como un ser sobrenatural “right out there”, es decir, negando nuevamente la objetividad divina y comprometiendo su alteridad e historicidad.
Se va dibujando así un proceso de ataque al sentido genuino de la Escritura y de intentos de suplantación por otros sentidos e interpretaciones. Ya no son inocentes acomodaciones domésticas o individuales de poca trascendencia. Son intentos bien orquestados y apoyados por editoriales, revistas, instituciones.
Ya no les interesará el sentido literal y la interpretación del texto de las Sagradas Escrituras según la tradición y la fe de la Iglesia. No creerán en la inspiración de las Sagradas Escrituras, y las considerarán, por lo tanto como un texto literario más, de origen humano y de derecho público para hacer de él el uso que se considera conveniente y más útil para fines humanos. O más aún, se considerará que el texto bíblico y su interpretación eclesial son males que deben ser combatidos.
Sea cual sea la motivación, se hará del texto un pre-texto para sus propias construcciones mediante acomodaciones que, los más astutos presentarán como equivalentes al sentido literal para esquivar la censura eclesiástica.
“Este trabajo – escribía - consta de dos partes. En la primera bosquejamos el sistema de coordenadas teológicas del Concilio Vaticano II, exponiendo a continuación el sistema hermenéutico bíblico que deriva – con una armoniosa lógica teológica – de la doctrina Conciliar acerca de la Revelación de Dios y su transmisión eclesial, y que es ineludible para fundar una teológica católica.
“La segunda parte, a través de una exposición forzosamente fragmentaria de algunas empresas hermenéuticas que quitan relevancia o rechazan a la Revelación, rastrea en la historia los ancestros de actitudes que es posible encontrar en las obras de la segunda corriente de Teología de la Liberación.
“La confrontación de estas dos partes de nuestro estudio nos parece suficiente para que el lector, advertido e informado, se ubique por sí mismo frente a los ensayos y corrientes concretos de Teología de la Liberación. Como norma positiva (primera parte) y norma negativa (segunda parte), definen los itinerarios hermenéuticos teológicamente válidos y compatibles con la fe católica, así como sus posibles desviaciones. Creemos que habiendo descrito el aire de familia de ciertas hermenéuticas, podíamos prescindir aquí – sin prejuicio de acometer más adelante esa tarea – de discutir interpretaciones de uno u otro texto, que el lector podrá evaluar a partir de nuestros prenotados”
La galería de autores comenzaba con Immanuel Kant, y seguía presentando a David Friedrich Strauss, Ernest Renan, Herbert Braun, Ludwig Feuerbach, Friedrich Engels, Bruno Bauer, Karl Kautzsky, Fernando Belo, Michel Clévenot. Mostraba así, por un proceso genealógico, cómo el principio protestante de la sola scriptura y de la libre interpretación daba como fruto lógico la subordinación kantiana de la revelación y su reclusión dentro de los límites de la pura razón. Y cómo desde Kant a través de la izquierda hegeliana se llegaba a la hermenéutica marxista.
Immanuel Kant
La hermenéutica bíblica de Kant está gobernada por la sustitución del Espíritu Dios por la razón del Hombre. Esto lo ubica de alguna manera en la ascendencia genealógica del modernismo.
Kant plantea así algunos asertos principales de su programa hermenéutico:
1) Primer aserto de Kant: “El Espíritu de Dios es la religión natural pura”, es decir, una religión racional. [Literalmente: « La Religión racional pura es “el espíritu de Dios” que nos guía en toda verdad”dice Immanuel Kant, O.c. p. 113].
El Espíritu de Dios es la razón del hombre. Es algo inmanente al hombre, independiente de toda manifestación o revelación histórica y, por lo tanto nada tiene que ver con la Encarnación del Verbo, con su Pasión y resurrección, con la auto-revelación del Hijo que revela a su vez al Padre. No tiene nada que ver con una revelación histórica, ni con una fe eclesial. Tenemos aquí, ya en germen, el principio modernista de la inmanencia vital y del Dios inmanente al hombre, que san Pío X señalará y condenará en la Pascendi [San Pío X, Pascendi Dominici Gregis, Nº 5].
2) Segundo aserto de Kant: “La fe eclesial tiene por intérprete supremo a la fe religiosa pura [es decir el dictamen de la razón pura]”.
“[…] La fe histórica es muerta en sí misma, esto es: por sí considerada como profesión de fe, no contiene nada que contenga un valor moral”. En consecuencia: “Me pregunto si la Moral ha de ser interpretada según la Biblia o la Biblia según la Moral” [Immanuel Kant, La Religión dentro de los límites de la mera Razón, Alianza Editorial, Libro de Bolsillo, 1969. Citas en las páginas 111 y 221 nota (43) 57].
3) Tercer aserto de Kant. La autoridad de la Escritura como el más digno instrumento de unión de los hombres en una iglesia constituye la fe eclesial, que como creencia popular, no debe ser descuidada, pues para el pueblo ninguna doctrina que esté fundada en la mera Razón parece ser apta par a constituir una norma inmutable, y él [el pueblo] exige una revelación divina…” [Immanuel Kant, O.c. p. 113].
Pero la Biblia - dice Kant - debe ser reinterpretada. Ya no ha de serlo de acuerdo con la interpretación eclesiástica, sino por los criterios racionales de la religión natural pura.
Si Kant le da alguna utilidad a seguir invocando los textos bíblicos, es en atención a la debilidad racional de la plebe.
Hans Friedrich Strauss,
trámite Hegel, se propone curiosamente una teología de la liberación del pueblo alemán que es una anti teología y supone la abolición de la fe como condición de la liberación política.
Ya en la primera edición de su Das Leben Jesu (1835). Strauss se expresa en términos que a la luz de nuestras citas de Kant, traicionan un parentesco espiritual:
“Esta es la llave de toda Cristología; que como sujeto de los predicados que la Iglesia le atribuye a Cristo, se coloque una Idea en lugar de un Individuo” [David Friederich Strauss, Das Leben Jesu, kritisch bearbeitet, Tübingen 1836, p. 734] .
“¿Qué puede tener todavía de especial un individuo? Nuestro tiempo quiere una Cristología que lo lleve desde el hecho a la Idea, desde el Individuo a la Especie. Una dogmática que se quede en Cristo como individuo, no es una dogmática sino una Prédica”
[Ibid. Pág. 738. Pasajes citados por W. Kern S. J., Eine Wirklinie Hegels in Deutscher Theologie: Christusereignis und Gesamtmenschheit (= Kern-Wirklinie) en Zeitschrift f. Kath. Theol. 93 (1971) 1-28, más en particular sobre Strauss pp. 8-13. La cita de nota 13 en Pág.9 nota 5.] .
En su práctica de pastor de la Iglesia, Strauss se preciaba de no haber sentido las tensiones y dificultades que asaltaban a sus colegas para armonizar su teología dogmática con la fe del pueblo al que debían predicar. Dejando sin empachos, las creencias, “iba derecho a los conceptos, sin más miramientos” [Albert Schweitzer, Geschichte der Leben Jesu Forschung. Citamos la paginación de la edición manual Siebenstern T. Verlag, München – Hamburg 1966 Cita en p. 107].
La segunda edición de Das Leben Jesu la concibe como una magna empresa de liberación de la teología al servicio de la liberación de los espíritus para lograr por fin la liberación política.
“Los alemanes solo podemos liberarnos políticamente en la medida en que nos hayamos liberado espiritual, religiosa y moralmente. Cuando convoco al pueblo alemán a este trabajo del espíritu (el de purificar a la religión de la Revelación y el Milagro) no lo llamo para apartarlo de su tarea política, sino para darle a ésta una fundamentación segura” [D. F. Strauss, Das Leben Jesu, für das deutsche Volk bearbeitet, Leipzig 1864, (= Leben J-1864, p. XIX-XX.] .
Strauss atribuye la división política de Alemania a la escisión religiosa que separa el norte del sur:
“Si se ha de posibilitar una reunificación, ésta sólo puede fundarse en una tercera posición que esté por encima de lo que separa a los partidos. Pero esa tercera posición unificadora, el pueblo alemán sólo podrá encontrarla si se lo introduce en la Religión interior y se lo libera de los obstáculos exteriores en que están arraigadas las diferencias confesionales” [Leben J-1864, p. XX]. “El que quiera eliminar a los clérigos (Pfaffen = los curas católicos) de la Iglesia, tiene que eliminar primero los milagros de la Religión” [Leben J-1864, p. XIX] .
Después de Kant y de Strauss
pero por los mismos carriles, la interpretación modernista, en continuidad con esta sustitución de “un individuo” por algo más importante “para nuestra época”, se desinteresará de Jesucristo como revelador del Padre, como Hijo de Dios, prescindirá de sus milagros porque no cree que hayan sido posibles, y dará versiones moralistas, filantrópicas, naturalistas, humanistas, socialistas, revolucionarias, psicologistas.
Ernest Renan
Así por ejemplo, Ernest Renan, considerará el encuentro de Jesús con la Samaritana como la fundación de una religión universal y eterna, pero no la del culto del Padre en Espíritu y en verdad. “Desde aquél día, - escribe Renán - no solamente su religión fue la religión de la Humanidad, sino la absoluta: y si en otros planetas hay habitantes dotados de razón y de moralidad, su religión no puede ser diferente de la que Jesús proclamó junto al pozo de Jacob” [Ernest Renan (1823-1892), La Vie de Jésus, Ed. Calmann-Lévy, Paris 1900, cita en p. 244] .
De la fe cristiana y del Espíritu Santo, de adoradores del Padre en Espíritu y en verdad, ¡ni una palabra!.
Si Kant metía a Cristo dentro de los límites de la religión racional pura, Renán lo hace el fundador de la religión humanitaria, y Herbert Braun, un Renán alemán, lo meterá dentro de los límites de la filantropía existencial.
Herbert Braun
Para Herbert Braun, como para Renán, la idea del Dios trascendente y su revelación es rechazable como invento humano. “Dios – dice Braun - es la verdad de nuestra vida como exigencia de amor y de servicio hacia los otros que se expresa en el ‘yo debo’ como realidad de una experiencia fúndate y liberadora, esta unión de gracia y exigencia concretamente vivida, tal y no otro alguno es el auténtico Dios de los Cristianos”
[Herbert Braun (n. 1903) Jesus-Der Mann aus Nazareth und seiner Zeit, Kreuz Verlag, (Bibliothek Themen der Theologie I) Stuttgart 1969. Trad. Castellana; Jesús, el Hombre de Nazareth y su tiempo, Ed. Sígueme, Salamanca 1975, prólogo de Javier Pikaza].
Para autores como Braun, Jesús es: “el hombre para los demás”. Y efectivamente es entregado a manos de los hombres una vez más. Por un lado los inmanentistas secularistas y por otro los inmanentistas marxistas.
Karl Kautzsky
Para el marxista Karl Kautzsky, Jesús es el primer comunista y el primer traicionado por sus mismos discípulos, un revolucionario precursor del socialismo. El movimiento fundado por él traicionó el comunismo primitivo fundado por él, que degeneró así en caridad. Y así sucedió que el Mesías crucificado, el vencedor vencido se transformó en el pilar más firme de la misma sociedad decadente e infame que había pretendido derribar [Karl Kautzsky (1854-1938), Der Ursprung des Christentums. Eine historische Untersuchung, Stuttgart 1908. Trad. Castellana en Editorial Sígueme, Salamanca, 1975].
Ferdinand Belo y Michel Clévenot - Lecturas materialistas de la Biblia
Están también las lecturas materialistas de la Biblia. Así por ejemplo Fernando Belo publica su Lecture Matérialiste de l’évangile de Marc [Ferdinand Belo, Ed. Du Cerf, Paris 1974]. El ex sacerdote católico Michel Clévenot, para divulgar la obra de Fernando Belo publica un libro titulado: Approches matérialistes de la Bible [Clévenot, Ed. Du Cerf, Paris 1976].
Querida o no por Clévenot, la ambigüedad de la palabra approches tiene el sentido filosófico o literario de aproximaciones o ensayo, pero en jerga militar significa ataques, define felizmente el doble propósito de atacar a la Iglesia, impugnando como producto ideológico la lectura que ella hace de las Sagradas Escrituras: “Uno de los fines de este trabajo – dice Clévenot – es el de destruir esta ideología idealista de la Biblia. Lo hacemos a partir de uno de los lugares (materialistas) de lucha actuales, principalmente contra el aparato político eclesiástico” [Clévenot, O.c. p. 24].
El lugar de lucha materialista al que alude Clévenot es la editorial Du Cerf, de los dominicos franceses. El aparato político eclesiástico es la jerarquía y el magisterio. Y el ataque va dirigido a la interpretación espiritual de la Sagrada Escritura y a la revelación de Dios contenida en ella.
Por la vertiente del inmanentismo o materialismo secularista también ponen de tal manera a Dios dentro del hombre que lo inmanentizan.
El obispo anglicano autores como John A. T. Robinson, que propone considerar a Dios como “Fundamento del Ser” lo cual es aceptable, pero niega que se lo pueda considerar como un ser sobrenatural “right out there”, es decir, negando nuevamente la objetividad divina y comprometiendo su alteridad e historicidad.
Se va dibujando así un proceso de ataque al sentido genuino de la Escritura y de intentos de suplantación por otros sentidos e interpretaciones. Ya no son inocentes acomodaciones domésticas o individuales de poca trascendencia. Son intentos bien orquestados y apoyados por editoriales, revistas, instituciones.
Ya no les interesará el sentido literal y la interpretación del texto de las Sagradas Escrituras según la tradición y la fe de la Iglesia. No creerán en la inspiración de las Sagradas Escrituras, y las considerarán, por lo tanto como un texto literario más, de origen humano y de derecho público para hacer de él el uso que se considera conveniente y más útil para fines humanos. O más aún, se considerará que el texto bíblico y su interpretación eclesial son males que deben ser combatidos.
Sea cual sea la motivación, se hará del texto un pre-texto para sus propias construcciones mediante acomodaciones que, los más astutos presentarán como equivalentes al sentido literal para esquivar la censura eclesiástica.