Pequeñez y grandeza en la enseñanza de Jesús De la abundante bibliografía sobre el Juicio de Mt 25,31ss, se espigan a continuación algunas conclusiones que orientarán acerca del sentido literal del pasaje y que persuadirán de cuán ajenas a él son las explicaciones filantrópicas y moralistas y cuán grande la violencia textual mediante la cual se pretende leerlas en un texto que dice lo precisamente lo contrario.
La literatura cristiana primitiva ha leído Mateo 25,35-36 (hambre, sed, exilio, desnudez, enfermedad, prisiones), en conexión con los sufrimientos apostólicos de Pablo enumerados por él como timbres de gloria en 2 Cor 11,23ss.
Por otro lado, la lectura de Mateo 25,31-46 a la luz del discurso apostólico de Mateo 10 y de la gran misión de Mateo 28, 18-20 muestran la identificación de Jesús y sus discípulos en una misma misión e identificados en la misma pequeñez y humildad personal y de medios.
En Mateo 10, aunque todo el discurso apostólico dice a nuestro intento, son particularmente elocuentes los versículos finales: “Quien a vosotros recibe a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquél que me ha enviado. Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá. Y todo aquél que os dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa” (Mt. 10,40-42). Este texto no deja duda de que los hermanitos y los pequeños son los discípulos.
En cuanto al texto de Mateo 29, 18-20: “Id pues y haced discípulos a todas las gentes... he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” muestra a Jesús identificado con sus discípulos en una misión común hasta el fin de los tiempos anunciando su enseñanza a las naciones.
Cuando Jesús concluye su ministerio y envía a sus discípulos, les pone por delante la perspectiva de dificultades y sufrimientos, pero adjunta la promesa de que los hombres serán juzgados de acuerdo a la conducta que hayan tenido con los que les anunciaban el evangelio.
Como ha dicho J. Ramsey Michaelis coincidiendo con Joachim Jeremias: "Puede ser que esta interpretación no se recomiende a sí misma sobre la base de consideraciones morales y estéticas. Carece del elevado universalismo de la visión hoy común que ve en los 'hermanos pequeños' de Jesús a los pobres y oprimidos de todo el mundo. Peor aún, podría usarse (como de hecho lo fue Mateo 10,40) en beneficio del clericalismo: el obispo debe ser reverenciado como el Señor. Pero los que quieren ver aquí filantropía universalista deberán admitir que semejante universalismo es rarísimo, por no decir único, en el Nuevo Testamento. Y términos como: hambriento, sediento, peregrino, encarcelado, enfermo, no son aplicables a una clerecía socialmente exaltada. Mateo está usando aquí una tradición de las palabras de Jesús para ofrecer a la iglesia una doble parenesis. Primero: es esencial para los que oyen el anuncio evangélico y para los catecúmenos no solamente responder con fe al mensaje de la salvación, sino recibir con hospitalidad y obras de misericordia a sus predicadores. Segundo: Es esencial para los que continúan la misión de los apóstoles predicando y enseñando, seguir el ejemplo de Jesús, asumiendo la pobreza, la enfermedad, y el sufrimiento que encuentran en la Iglesia y en el mundo. Hay aquí un universalismo, pero se expresa solamente en forma indirecta. Los discípulos de Jesús no son invitados tanto a 'ayudar' a los pobres, cuanto a convertirse ellos mismos en pobres y oprimidos en el cumplimiento de su misión mundial" (J. Ramsey Michaelis, Apostolic Hardships and Righteous Gentiles. A Study of Matthew 25,31-46, en: Journal of Biblical Literature 84(1965) 27-37, nuestra cita en p. 36-37).
Los pequeños: título de los discípulos Jesús, que ha ido adelante con su ejemplo inaugurando en su vida el camino de la pequeñez. Se complace en llamar pequeños a sus discípulos para ponerlos en guardia contra la búsqueda de la grandeza. También entre ellos había luchas por la grandeza y las mismas rivalidades por los primeros puestos y precedencias que reprochaba a los escribas y a sus discípulos: "Jesús – ha escrito Otto Michel - inauguró el secreto divino de la 'pequeñez' de manera consciente para contradecir la idea de grandeza representada por el rabinismo, y llamó a sus discípulos: los 'pequeños' con esa intención" ("Jesus hat mit Bewusstsein gegen diesen schon im Rabbinat vertretenen Gedanken das göttliche Geheimnis der 'Kleinheit' eingesetzt und seine Jünger in diesem Sinn die 'kleinen' genannt" Otto Michel, 'Diese Kleinen' - eine Jüngerbezeichnung Jesu, en: Theologische Studien und Kritiken 1937/1938, Neue Folge III, Heft 6, pp. 401-415; nuestra cita en p. 415).