Influjos kantianos en la hermenéutica filantropista del Juicio de las naciones
Las siguientes afirmaciones de Kant servirán para identificar sus interpretaciones bíblicas reductoras. Él ha marcado un camino de interpretación bíblica ilustrada, racionalista y reduccionista, que muchos siguen hoy sin conocer su fuente. Conviene pues exponerlos a propósito de la interpretación reductiva de Mateo 25, 31-46 hoy convertida en sentido común de los intérpretes, aún católicos.
Primer aserto de Kant: La reducción moralista de la vida de fe
"La puerta estrecha y el camino angosto que conduce a la vida es el camino de la buena conducta, la puerta amplia y el camino ancho que muchos recorren es la iglesia. No como si residiese en ella y en sus dogmas el que los hombres se pierdan, sino en que ir a la iglesia y profesar sus estatutos o celebrar sus usos sea tomado como el modo por el cual propiamente quiere ser servido Dios"
(E. Kant, La Religión dentro de los Límites de la Razón, Ed. Alianza, Madrid 1969, p. 230, Nota 60 de Kant: „Die enge Pforte und der schmale Weg, der zum Leben führt, ist der des guten Lebenswandels; die weite Pforte und der breite Weg, den viele wandeln, ist die Kirche. Nicht als ob es an ihr und an ihren Satzungen liege, daß Menschen verloren werden, sondern daß das Gehen in dieselbe und Bekenntniß ihrer Statute oder Celebrirung ihrer Gebräuche für die Art genommen wird, durch die Gotteigentlich gedient sein will” Kant's gesammelte Schriften Herausgegeben von der Königlich Preußischen Akademie der Wissenschaften, Tomo VI, p.160).
El lector advertirá la semejanza con la hermenéutica que propone Juan Luis Segundo, - uno entre tantos - sobrevalorando lo ético y los imperativos de la ideología socio-moral y subordinándole lo estrictamente religioso, eclesial y cultual.
Segundo aserto: La noción de Bien, es previa a la enseñanza bíblica y es su norma interpretativa.
Kant sostiene que la Biblia debe ser interpretada según la moral, y no la moral según la Biblia:
"Yo... prgunto si es que la Moral debe ser interpretada según la Biblia, o si más bien no es la Biblia la que debe ser interpretada según lo que es moral". Y en otro lugar: "Se puede pues arrojar la pregunta de si es la fe bíblica la que debe ser el hilo conductor (empírico) para el Docente o si por el contrario no ha de serlo la Moral (como pura razón y fe [racional] pura). En otras palabras: ¿es enseñanza divina porque está en la Biblia, o es que está en la Biblia porque es enseñanza divina?"
(La Religión dentro de los Límites de la Razón, Nota 43: “Ich ... frage, ob die Moral nach der Bibel oder die Bibel vielmehr nach der Moral ausgelegt werden müsse“ O.c. p. 110. „Man kann also die Frage aufwerfen: ob der Bibelglaube (als empirischer), oder ob umgekehrt die Moral (als reiner Vernunft = und Religionsglaube) dem Lehrer zum Leitfaden dienen solle; mit anderen Worten: ist die Lehre von Gott, weil sie in der Bibel steht, oder steht sie in der Bibel, weil sie von Gott ist?” O.c. p.65).
El Espíritu Santo es la Razón
"Aunque una Escritura haya sido aceptada como Revelación divina, - afirma Kant - el criterio supremo de ella en cuanto tal será [...] el mejoramiento del hombre, fin auténtico de toda Religión racional, que contiene también el principio supremo de toda interpretación de la Escritura".
Esta Religión racional, es para Kant "El Espíritu de Dios, que nos guía a toda la verdad" [...]
"Y aún si se considera una Escritura como revelación divina, con todo, el supremo criterio [de interpretación] de la misma como divina revelación es: 'Toda escritura inspirada por Dios es útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia', etc. (cfr. 1ª Tim 3, 16); y puesto que el fin último y auténtico de toda religión racional es el mejoramiento moral de los hombres, éste contiene también el principio supremo de la interpretación bíblica. Esta religión [racional] es "El Espíritu de Dios, que nos guía hacia toda la Verdad"
(La Religión dentro de los Límites de la Razón P.3, s.1; allí mismo p.111: „Wenn also gleich eine Schrift als göttliche Offenbarung angenommen worden, so wird doch das oberste Kriterium derselben als einer solchen sein: "Alle Schrift, von Gott eingegeben, ist nützlich zur Lehre, zur Strafe, zur Besserung u. s. w."; und da das letztere, nämlich die moralische Besserung des Menschen, den eigentlichen Zweck aller Vernunftreligion ausmacht, so wird diese auch das oberste Princip aller Schriftauslegung enthalten. Diese Religion ist "der Geist Gottes, der uns in alle Wahrheit leitet." O.c. p.112).
Tercer aserto: Dios no se revela a sí mismo sino su comportamiento con el género humano
"Esta fe no contiene propiamente ningún Misterio, porque expresa únicamente el comportamiento moral de Dios hacia el género humano; además se presenta por sí misma a la Razón humana y por ello es encontrada en la Religión de la mayor parte de los pueblos civilizados"
(La Religión dentro de los Límites de la Razón “Dieser Glaube enthält eigentlich kein Geheimniß, weil er lediglich das moralische Verhalten Gottes zum menschlichen Geschlechte ausdrückt; auch bietet er sich aller menschlichen Vernunft von selbst dar und wird daher in der Religion der meisten gesitteten Völker angetroffen” O.c. p.140).
Kant aclara en la nota 53, aludiendo al juicio de Mateo 25:
"En la santa historia profética de las cosas últimas el juez del mundo (propiamente aquel que tomará bajo su dominio, como los suyos, a los que pertenecen al reino del principio bueno y los pondrá aparte) no es representado como Dios, sino como el hijo del hombre, y es llamado así. Esto parece indicar que la humanidad misma consciente de sus limitaciones y fragilidad, tendrá la última palabra en esta selección; lo cual es una bondad que, sin embargo, no quebranta la justicia”.
Nótese cómo Según Kant, la Humanidad se juzgará a sí misma, lo cual es, considerado dentro de los límites de la pura razón, bastante absurdo. Pero nótese la eliminación de Jesús como hijo del Hombre y su sustitución por la Humanidad. Recuérdese 2 Tesalonicenses 2,3ss: "Que nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el Hijo de Perdición, el Adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios".
Y Kant continúa afirmando:
“Por el contrario, el juez de los hombres representado en su divinidad, esto es: tal como habla a nuestra conciencia moral según la ley santa, reconocida por nosotros, y según nuestra propia imputación (el espíritu santo) -- (Nueva sustitución en la línea de lo anunciado por Pablo en 2 Tes 2,3s.: ahora es el Espíritu Santo el que se reduce a la Razón Humana, por la cual el hombre se conduce a sí mismo) -- sólo puede ser pensado como juzgando según el rigor de la ley, pues nosotros mismos no sabemos en absoluto cuánto favor puede resultar para nosotros a cuenta de nuestra fragilidad, sino que sólo tenemos ante los ojos nuestra transgresión con la conciencia de nuestra libertad y de la lesión del deber de la que somos totalmente culpables, y así no tenemos ninguna razón para aceptar bondad en la sentencia del juez sobre nosotros"
(La Religión dentro de los Límites de la Razón, Nota 53: „In der heiligen Weissagungsgeschichte der letzten Dinge wird der Weltrichter (eigentlich der, welcher die, die zum Reiche des guten Princips gehören, als die Seinigen unter seine Herrschaft nehmen und sie aussondern wird) nicht als Gott, sondern als Menschensohn vorgestellt und genannt. Das scheint anzuzeigen, daß die Menschheit selbst, ihrer Einschränkung und Gebrechlichkeit sich bewußt, in dieser Auswahl den Ausspruch thun werde; welches eine Gütigkeit ist, die doch der Gerechtigkeit nicht Abbruch thut. Dagegen kann der Richter der Menschen, in seiner Gottheit, d. i. wie er unserm Gewissen nach dem heiligen von uns anerkannten Gesetze und unserer eignen Zurechnung spricht, vorgestellt (der heilige Geist), nur als nach der Strenge des Gesetzes richtend gedacht werden, weil wir selbst, wie viel auf Rechnung unsrer Gebrechlichkeit uns zu Gute kommen könne, schlechterdings nicht wissen, sondern bloß unsre Übertretung mit dem Bewußtsein unsrer Freiheit und der gänzlich uns zu Schulden kommenden Verletzung der Pflicht vor Augen haben und so keinen Grund haben, in dem Richterausspruche über uns Gütigkeit anzunehmen“ O.c. p.140).
Es llamativa la semejanza de la hermenéutica bíblica y del pensamiento de las corrientes de pensamiento en las que navega también Juan Luis Segundo con los de Kant:
"poco importa que uno sea creyente o incrédulo, - afirma Juan Luis Segundo -, lo que importa es que acepten los mismos valores y los hagan llegar de la manera más efectiva a su prójimo"
(Jésus devant la Conscience Moderne. L'Histoire perdue. Du Cerf, Paris 1988, pp. 37ss).
Ese aire kantiano se lo nota Joel Zimbelman, un teólogo evangélico:
"La diferencia entre el esfuerzo de Segundo y el enfoque metodológico de otros teólogos de la liberación -por ejemplo Ernesto Cardenal en El Evangelio en Solentiname - es profunda y sugiere la dependencia de Segundo de un enfoque más bien kantiano para resolver los acertijos morales y psicológicos. Este recurso al lenguaje trascendental a expensas de un punto de partida fenomenológico es irónico, puesto que Segundo aparecía en varias de sus primeras obras objetando semejante formalismo"
(Joel Zimbelman, Theology, Praxis and Ethics in the Thought of Juan Luis Segundo, S.J. en: The Thomist 57 (1993) N 2, pp. 233-267, cita en p. 251.).
La afirmación se hace hoy ubicua y se oye hasta en las homilías y se hace principio rector de ciertas corrientes de diálogo ecuménico y de irenismo pastoral a ultranza.
Filantropía vs. Caridad
Consecuencia lógica de la óptica kantiana es la reducción de la caridad a filantropía.
Esa diferencia entre la caridad y la filantropía, hay que repetirlo, está en que la caridad es amor al prójimo por amor a Dios, y la filantropía es el amor humanista al prójimo por sí mismo independientemente de su relación con Dios como creatura y como redimido por la sangre de Jesús.
Esta diferencia es la que se esfuma en la reducción kantiana de la religión a los límites de la razón, a la que se ha afiliado Segundo, y se siguen afiliando hemorrágicamente tantos que hoy postulan un cristianismo que no sólo no es religioso, sino que aspira a convertirse en una 'revolución laica' al decir de Juan Luis Segundo.