viernes, 2 de julio de 2010

EL JUICIO DE LAS NACIONES EN MATEO 25, 31-46 (1 de 9)

Su cada vez más extendida interpretación modernista
y su sentido literal verdadero

Síntesis de las próximas entradas
Adelantamos, en síntesis, el contenido de esta y las siguientes entradas y el propósito al que ellas apuntan.
En el Evangelio según San Mateo hay tres parábolas que se refieren al juicio de los creyentes . Son las parábolas del mayordomo infiel (24,45-51), la parábola de las diez vírgenes (25,1-13) y la parábola de los talentos (25,14-30).
A estas tres parábolas le siga otra que se refiere al juicio de los no creyentes (Mateo 25, 31-46).

En las tres primeras parábolas son juzgados los creyentes según hayan vivido esperando la venida de su Señor y ocupándose de los intereses del Reino, o según que, por el contrario, hayan privatizado su existencia y hayan vivido sin esperar la venida y ocupados sólo en sus propios intereses, de espaldas a los intereses de Dios. Es lo que san Pablo les reprocha a ciertos cristianos: “todos buscan sus propios intereses y no los de Jesucristo” (Filipenses 2, 21).

La cuarta parábola no habla del juicio a los cristianos, que ya ha tenido lugar. Presenta, por el contrario, el juicio a los no cristianos. Estos son juzgados por el “Hijo del Hombre”.