
En una cuarta oportunidad, en los años 1998 a 2000, tuve que ocuparme de la hermenéutica bíblica del jesuita uruguayo Juan Luis Segundo (+ 1996), que es contado entre los teólogos de la liberación de afiliación marxista.
En el año 1998 empecé un informe sobre el pensamiento de Juan Luis Segundo, que tras vencer muchos inconvenientes pudo publicarse en el 2000: “Teologías Deicidas. El pensamiento de Juan Luis Segundo en su contexto”, en la Editorial Encuentro, Madrid 2000.
El motivo para emprender este informe lo explico así al comienzo de la Introducción:
“Desde el fallecimiento del jesuita uruguayo Juan Luis Segundo, el 17 de enero de 1996, desbordando lo habitual en los elogios fúnebres, se manifestó el empeño de exaltar, junto con su persona, su pensamiento. Dado que están interviniendo en la recomendación de sus obras y de su enseñanza, personas, instituciones y publicaciones representativas de la Compañía de Jesús, se suscita la fundada impresión de que la Compañía misma asume, respalda y difunde como propias las doctrinas de Juan Luis Segundo
. [Puede verse una enumeración de esos escritos laudatorios de jesuitas al final de esta entrada]
En efecto, mi entonces Provincial, el Padre Armando Raffo, había publicado en 1996, a raíz de la muerte de Juan Luis Segundo, en la revista CIS del Centro Ignaciano de Espiritualidad que funciona en la Curia generalicia, en Roma, un artículo en que presentaba elogiosamente el pensamiento de Juan Luis Segundo como una teología sobre la cual fundar una nueva espiritualidad [Armando Raffo SJ, «Juan Luis Segundo: La Espiritualidad como profundidad de la Teología (evocación de su espiritualidad)» en CIS [Revista publicada por el Secretariatus Spiritualitatis Ignatianae, Roma] 27-2 (1996) n. 82, pp. 43-45]
Ahora bien, este informe crítico muestra que el pensamiento de Segundo se inscribe dentro de corrientes históricas del pensamiento naturalista cuyas categorías él ha aceptado y padecido pasivamente más que repensado, pero que no por eso deja de compartir y, en consecuencia, de difundir. El pensamiento de este autor merece por eso objeciones que hacen aconsejable medir los elogios exagerados que algunos le tributan y emitir juicios más cautelosos y matizados. Si muchos lo aplauden es porque representa el pensamiento de la modernidad acerca de la fe y de la Iglesia y porque repite los motivos modernistas, aplicándolos a diversos temas y situaciones. No conviene, por eso, recomendarlo sin reservas, y menos asumirlo como propio o representativo de la Compañía de Jesús”.
“Este informe recoge las voces de serios pensadores que muestran cómo Juan Luis Segundo, al igual que tantos otros intentos gnósticos de salvataje de los creyentes en crisis, y en su diálogo lleno de simpatía con los ateos, les ha arrojado, con toda buena voluntad, un «salvavidas de plomo». Y muestra también que, si bien Segundo intenta ser justo y abierto a los valores de la modernidad, no lo es por igual con el concreto pueblo de Dios que no tiene dificultades con su fe.
El pensamiento gnóstico moderno ha sido bien descrito y estudiado. Sus representantes se apartan de la organicidad propia de la verdad cristiana.
Toman prestados de la fe su lenguaje y sus temas, pero para entenderlos a su manera. Aunque no crean en todos los artículos del Credo revelado, sin embargo utilizan en su discurso un cierto número de ellos. Ante ese discurso, el creyente experimenta un cierto malestar. Siente que los objetos de la fe están como deportados, descentrados en relación con la verdad orgánica del dogma, que por ello entran en contradicción unos con otros y que, en ese contexto, no se puede mantener la síntesis orgánica. Y es que los gnósticos no están determinando sus convicciones por la fe teologal. Formalmente, el motivo de su «fe» es una convicción humana (juicio de valor, opción estética, filosófica, ética o política, opción ideológica), no el efecto de un descubrimiento de la Revelación de Dios, de una adhesión obediente y amorosa a su Persona. El gnóstico cree por toda una serie de razones, excepto por la única razón que en definitiva puede ser determinante para la fe: que Dios ha querido revelarse tal como es. Los gnósticos modernos comienzan en general con una apologética que quisiera ofrecer a los hombres una fe «creíble». Pero al situar los elementos del cristianismo en una perspectiva radicalmente extraña a la visión propia de la fe, los pervierten. Los separan de la estructura original que los sostiene y les da sentido. Al hacer esto no reconocen la especificidad de la Revelación cristiana y despedazan su organicidad” [Véase: M. J. Le Guillou, El Misterio del Padre. Fe de los Apóstoles. Gnosis actuales, Encuentro, Madrid 1998. Original francés Arthème Fayard, Paris 1973. Ver pp. 42-43].
Entre los documentos conciliares del Vaticano II, la cenicienta, por no decir la gran ausente, en los escritos de Juan Luis Segundo, es la Dei Verbum. Juan Luis Segundo se desentendió de ella como orientadora de su pensamiento. Y cuando se ocupó de ella fue para cuestionarla. Véase por ejemplo el tratamiento que hace Juan Luis Segundo de Dei Verbum 9-10 en su libro El dogma que libera pp. 317-323. O su tratamiento de Dei Verbum 15 en pp las páginas 343-344 de esa misma obra.
La Dei Verbum proclama demasiado clara e irrefutablemente los contenidos y la historicidad de la Revelación, la centralidad de la figura del Verbo Encarnado, revelador del Padre y de su ofrecimiento de vida eterna y de comunión con el Dios trascendente, la inquebrantable unidad de Escritura-Tradición-Magisterio, doctrinas todas hacia las que Juan Luis Segundo compartía el aborrecimiento modernista.
He aquí la lista de escritos laudatorios que anunciábamos al comienzo;
Un volumen de homenaje, número doble de la revista de la Compañía de Jesús en Uruguay Misión de Fe y Solidaridad 62-63 (junio-julio 1996) titulado Una Teología con sabor a Vida, reúne elogios a la persona y al pensamiento de Juan Luis Segundo. Ha sido traducido al portugués y publicado por los jesuitas en Brasil. Este volumen contiene contribuciones de los siguientes jesuitas: Andrés Assandri, Armando Raffo, Andrés Torres Queiruga, Carlos Palacio, Roger Haight, Jon Sobrino, Pierre Vallin, Elbio Medina, Fernando Verdugo. Los demás son, en su mayoría, laicos allegados a la Compañía y algunos ex-jesuitas.
Armando Raffo SJ, «Juan Luis Segundo: La Espiritualidad como profundidad de la Teología (evocación de su espiritualidad)» en CIS [Revista publicada por el Secretariatus Spiritualitatis Ignatianae, Roma] 27-2 (1996) n. 82, pp. 43-45.
Elbio Medina SJ, «Juan Luis Segundo, SJ: un creyente sabio y comprometido», en Miscelánea Comillas 54 (1996), pp. 193-197. Elbio Medina SJ, también un elogio póstumo en el periódico de izquierda Cuadernos de Marcha (3ª Época) 10 (1996), n. 113, p. 27.
Jon Sobrino SJ, «Ateísmo e Idolatría en la teología de Juan Luis Segundo SJ» en Revista Latinoamericana de Teología 37 (enero- abril 1996), pp. 3-10. Republicado en CIAS 45 (Oct/1996), n. 457, pp. 475-482, que agrega una serie de cartas obituarias en pp. 482-488.
El P. Martin Maier, SJ, redactor de la revista de los jesuitas alemanes Stimmen der Zeit, elogia a Segundo en un artículo dedicado a la Teología de la Liberación en América Latina que se republica en la revista de los jesuitas españoles Razón y Fe 236 (1997), n. 1.189, p. 288.
En revistas dirigidas por la Compañía han publicado elogios otros pensadores de renombre: Gustavo Gutiérrez, «Juan Luis Segundo: una amistad para toda la vida» en Signos enero 1996, p. 8; republicado en Misión de Fe y Solidaridad 62-63 (junio-julio 1996) pp. 51-52.
E. Hoornaert, «In Memoriam: Juan Luis Segundo (1925-1976)» en Perspectiva Teologica 28 (1996), pp. 153-155.
Ricardo Cetrulo, que perteneció a la Compañía, escribe “Un liberador de la Teología”, en el periódico de izquierda: Brecha (Montevideo), n. 535, marzo 1996, p. 22
Después de su muerte, El P. Armando Raffo ha dado a publicar el manuscrito del libro de Segundo: El Infierno. Un diálogo con Karl Rahner, prologado por Elbio Medina. Coeditado por Trilce, Montevideo 1997 y Lohlé-Lumen, Buenos Aires 1998. El libro fue presentado por el P. Elbio Medina, y el ex jesuita Ricardo Cetrulo en la Asociación Cristiana de Jóvenes de Montevideo el 01-09-1998. Simultáneamente ha aparecido su traducción portuguesa en Brasil: O Inferno como absoluto menos. Um dialogo com Karl Rahner, Paulinas, Sâo Paulo 1998
En efecto, mi entonces Provincial, el Padre Armando Raffo, había publicado en 1996, a raíz de la muerte de Juan Luis Segundo, en la revista CIS del Centro Ignaciano de Espiritualidad que funciona en la Curia generalicia, en Roma, un artículo en que presentaba elogiosamente el pensamiento de Juan Luis Segundo como una teología sobre la cual fundar una nueva espiritualidad [Armando Raffo SJ, «Juan Luis Segundo: La Espiritualidad como profundidad de la Teología (evocación de su espiritualidad)» en CIS [Revista publicada por el Secretariatus Spiritualitatis Ignatianae, Roma] 27-2 (1996) n. 82, pp. 43-45]
Ahora bien, este informe crítico muestra que el pensamiento de Segundo se inscribe dentro de corrientes históricas del pensamiento naturalista cuyas categorías él ha aceptado y padecido pasivamente más que repensado, pero que no por eso deja de compartir y, en consecuencia, de difundir. El pensamiento de este autor merece por eso objeciones que hacen aconsejable medir los elogios exagerados que algunos le tributan y emitir juicios más cautelosos y matizados. Si muchos lo aplauden es porque representa el pensamiento de la modernidad acerca de la fe y de la Iglesia y porque repite los motivos modernistas, aplicándolos a diversos temas y situaciones. No conviene, por eso, recomendarlo sin reservas, y menos asumirlo como propio o representativo de la Compañía de Jesús”.
“Este informe recoge las voces de serios pensadores que muestran cómo Juan Luis Segundo, al igual que tantos otros intentos gnósticos de salvataje de los creyentes en crisis, y en su diálogo lleno de simpatía con los ateos, les ha arrojado, con toda buena voluntad, un «salvavidas de plomo». Y muestra también que, si bien Segundo intenta ser justo y abierto a los valores de la modernidad, no lo es por igual con el concreto pueblo de Dios que no tiene dificultades con su fe.
El pensamiento gnóstico moderno ha sido bien descrito y estudiado. Sus representantes se apartan de la organicidad propia de la verdad cristiana.
Toman prestados de la fe su lenguaje y sus temas, pero para entenderlos a su manera. Aunque no crean en todos los artículos del Credo revelado, sin embargo utilizan en su discurso un cierto número de ellos. Ante ese discurso, el creyente experimenta un cierto malestar. Siente que los objetos de la fe están como deportados, descentrados en relación con la verdad orgánica del dogma, que por ello entran en contradicción unos con otros y que, en ese contexto, no se puede mantener la síntesis orgánica. Y es que los gnósticos no están determinando sus convicciones por la fe teologal. Formalmente, el motivo de su «fe» es una convicción humana (juicio de valor, opción estética, filosófica, ética o política, opción ideológica), no el efecto de un descubrimiento de la Revelación de Dios, de una adhesión obediente y amorosa a su Persona. El gnóstico cree por toda una serie de razones, excepto por la única razón que en definitiva puede ser determinante para la fe: que Dios ha querido revelarse tal como es. Los gnósticos modernos comienzan en general con una apologética que quisiera ofrecer a los hombres una fe «creíble». Pero al situar los elementos del cristianismo en una perspectiva radicalmente extraña a la visión propia de la fe, los pervierten. Los separan de la estructura original que los sostiene y les da sentido. Al hacer esto no reconocen la especificidad de la Revelación cristiana y despedazan su organicidad” [Véase: M. J. Le Guillou, El Misterio del Padre. Fe de los Apóstoles. Gnosis actuales, Encuentro, Madrid 1998. Original francés Arthème Fayard, Paris 1973. Ver pp. 42-43].
Entre los documentos conciliares del Vaticano II, la cenicienta, por no decir la gran ausente, en los escritos de Juan Luis Segundo, es la Dei Verbum. Juan Luis Segundo se desentendió de ella como orientadora de su pensamiento. Y cuando se ocupó de ella fue para cuestionarla. Véase por ejemplo el tratamiento que hace Juan Luis Segundo de Dei Verbum 9-10 en su libro El dogma que libera pp. 317-323. O su tratamiento de Dei Verbum 15 en pp las páginas 343-344 de esa misma obra.
La Dei Verbum proclama demasiado clara e irrefutablemente los contenidos y la historicidad de la Revelación, la centralidad de la figura del Verbo Encarnado, revelador del Padre y de su ofrecimiento de vida eterna y de comunión con el Dios trascendente, la inquebrantable unidad de Escritura-Tradición-Magisterio, doctrinas todas hacia las que Juan Luis Segundo compartía el aborrecimiento modernista.
He aquí la lista de escritos laudatorios que anunciábamos al comienzo;
Un volumen de homenaje, número doble de la revista de la Compañía de Jesús en Uruguay Misión de Fe y Solidaridad 62-63 (junio-julio 1996) titulado Una Teología con sabor a Vida, reúne elogios a la persona y al pensamiento de Juan Luis Segundo. Ha sido traducido al portugués y publicado por los jesuitas en Brasil. Este volumen contiene contribuciones de los siguientes jesuitas: Andrés Assandri, Armando Raffo, Andrés Torres Queiruga, Carlos Palacio, Roger Haight, Jon Sobrino, Pierre Vallin, Elbio Medina, Fernando Verdugo. Los demás son, en su mayoría, laicos allegados a la Compañía y algunos ex-jesuitas.
Armando Raffo SJ, «Juan Luis Segundo: La Espiritualidad como profundidad de la Teología (evocación de su espiritualidad)» en CIS [Revista publicada por el Secretariatus Spiritualitatis Ignatianae, Roma] 27-2 (1996) n. 82, pp. 43-45.
Elbio Medina SJ, «Juan Luis Segundo, SJ: un creyente sabio y comprometido», en Miscelánea Comillas 54 (1996), pp. 193-197. Elbio Medina SJ, también un elogio póstumo en el periódico de izquierda Cuadernos de Marcha (3ª Época) 10 (1996), n. 113, p. 27.
Jon Sobrino SJ, «Ateísmo e Idolatría en la teología de Juan Luis Segundo SJ» en Revista Latinoamericana de Teología 37 (enero- abril 1996), pp. 3-10. Republicado en CIAS 45 (Oct/1996), n. 457, pp. 475-482, que agrega una serie de cartas obituarias en pp. 482-488.
El P. Martin Maier, SJ, redactor de la revista de los jesuitas alemanes Stimmen der Zeit, elogia a Segundo en un artículo dedicado a la Teología de la Liberación en América Latina que se republica en la revista de los jesuitas españoles Razón y Fe 236 (1997), n. 1.189, p. 288.
En revistas dirigidas por la Compañía han publicado elogios otros pensadores de renombre: Gustavo Gutiérrez, «Juan Luis Segundo: una amistad para toda la vida» en Signos enero 1996, p. 8; republicado en Misión de Fe y Solidaridad 62-63 (junio-julio 1996) pp. 51-52.
E. Hoornaert, «In Memoriam: Juan Luis Segundo (1925-1976)» en Perspectiva Teologica 28 (1996), pp. 153-155.
Ricardo Cetrulo, que perteneció a la Compañía, escribe “Un liberador de la Teología”, en el periódico de izquierda: Brecha (Montevideo), n. 535, marzo 1996, p. 22
Después de su muerte, El P. Armando Raffo ha dado a publicar el manuscrito del libro de Segundo: El Infierno. Un diálogo con Karl Rahner, prologado por Elbio Medina. Coeditado por Trilce, Montevideo 1997 y Lohlé-Lumen, Buenos Aires 1998. El libro fue presentado por el P. Elbio Medina, y el ex jesuita Ricardo Cetrulo en la Asociación Cristiana de Jóvenes de Montevideo el 01-09-1998. Simultáneamente ha aparecido su traducción portuguesa en Brasil: O Inferno como absoluto menos. Um dialogo com Karl Rahner, Paulinas, Sâo Paulo 1998