viernes, 29 de agosto de 2014

SAN LUCAS MÉDICO GRIEGO
Y LOS MILAGROS BIOLÓGICOS

LUCAS MÉDICO GRIEGO[1]
El testimonio marianode un hombre de ciencia y un sabio

Estimado visitante,
San Lucas es un evangelista particularmente mariano porque el Espíritu Santo lo eligió para que nos trasmitiera aquellos misterios de la infancia que involucran de manera especial a la Santísima Virgen María. 
            Me ha parecido oportuno ofrecerte una investigación sobre san Lucas. Es el resumen de un largo estudio académico sobre san Lucas médico griego que emprendí, intrigado por su personalidad y su espiritualidad, en mis años de estudio y de docencia.
            La investigación me descubrió una realidad insospechada y que me resultó fascinante, por lo que me ilusiona poder compartirla contigo. Ahora la he resumido para publicarla en la quinta edición de "La Virgen María según los evangelistas" (Editorial Lumen, Buenos Aires)

INTRODUCCIÓN
1) Lucas ante la concepción virginal
            La mente moderna se inclina a pensar que su escándalo ante el hecho de la concepción virginal de Cristo le viene de su modernidad.  La realidad es otra.  Por más ignorantes, retrógradas y supersticiosas que se quiera pintar a las edades pasadas, la generación humana sin intervención de varón, es tanto más inaceptable cuanto más primitiva es la mente de un pueblo. La mente moderna no puede creer en la concepción virginal porque, deslumbrada por lo que llama “ilustración” queda ciega para las posibilidades del obrar divino. Pero a pesar de toda su soberbia exaltación sobre los que fueron antes es todavía demasiado carnal, animal y primitiva, porque aquellos a quienes considera “primitivos” saben doblegar sus ideas ante los hechos.

         Lucas, que quiere fundar la certeza de Teófilo sobre una base firme, podría haber imitado a Marcos (a quien por otra parte sigue escrupulosamente) y callar acerca de la infancia de Jesús.  Pero no temió confrontar al que quería confortar, con unos hechos en cierto sentido más pasmosos que el de la Resurrección. 
         La Resurrección de Cristo la compartirán los que creen en él.  La concepción virginal es un hecho único e irrepetible y que no comparte ni compartirá ninguna otra mujer. Es además, y quizás por eso mismo, un hecho a primera vista prescindible, puesto, que no parece reportar a nadie provecho sensible alguno.  
         Para el racionalismo carnal, es lo mismo que Jesús tuviera la nariz roma o aguileña, que haya sido concebido por obra del Espíritu Santo o por obra de José.  Las peculiaridades individuales de Jesús le importan poco.  Le interesa más bien su función, su funcionalidad su utilidad y su aptitud para ser digerido y utilizado como una idea.  Si hay algún hecho o suceso individual que contradice sus generalidades históricas o naturales, o sus pronósticos, o que escapa al alcance de su instrumental verificador, ese hecho debe ser eliminado en aras de sus prejuicios.

            Lucas no quiso evadir este hecho, a primera vista más apto para ahuyentar adeptos que para atraerlos. Si alguien tenía derecho a elevarse contra la fe en la concepción virginal de Jesús, como contra una extralimitación vejatoria del buen sentido y de la razón, como contra una contradicción inaceptable de los datos de la ciencia y de la historia, era Lucas.
         Lucas puesto que era médico griego, fue una de las figuras más cultas de la primera generación de cristianos venidos de la gentilidad. Por formación médica, Lucas, estaba al tanto de los conocimientos acerca de la anatomía y la fisiología de la generación humana y conoció casi seguramente las observaciones sobre embriología de Aristóteles[2]. Pero sus conocimientos científicos no fueron obstáculo para que reconociera la veracidad de los testigos que le relataron hechos asombrosos por lo únicos y extraordinarios.
            Quiso el Espíritu Santo, que fuera precisamente Lucas el médico quien quedara ante la posteridad de la Iglesia y el Mundo, como el más claro y férvido expositor del misterio de la concepción y el parto virginales.  Supera de lejos al escueto Mateo.  N os dice lo que no nos dijeron ni Marcos ni Juan.
            Él es también el evangelista del Corazón de María, donde ella guardaba los misterios de su Hijo, que meditamos en el Rosario.
            Lucas pintó un retrato de la Virgen María. Había pues sobrados motivos para dedicarle este anexo en este librito dedicado a María según los evangelistas.

2) La credibilidad de hechos ‘increíbles’
            A los hijos de una época como la nuestra, dominada por los prejuicios antirreligiosos de la Ilustración y el ateísmo militantes, herederos de siglos de polémica racionalista y positivista antievangélica, imbuidos de prejuicios histórico-críticos tanto más peligrosos cuanto inconscientes, les puede resultar difícil entender que Lucas crea en los misterios de la Infancia. 
         ¿Cómo es posible que este médico heredero de una formación científica de alto nivel – como se dirá más abajo –, y que se propone precisamente certificarle a Teófilo de la firmeza de la doctrina recibida, lo confronte de entrada con el evangelio de la infancia, cuajado de hechos milagrosos como la concepción milagrosa de la anciana Isabel y la concepción virginal de María?
            ¿Por qué motivo no calló Lucas estos hechos tan escandalosos para una razón naturalista y positivista? ¿Por qué, puesto que sigue tan escrupulosamente a Marcos, no se conformó con silenciar esos misterios de la infancia, que sólo podían chocar a sus oyentes? El modelo de Marcos lo hubiera autorizado a ello y habría facilitado la adhesión al cristianismo de muchos gentiles, sobre todo los más ilustrados, evitándoles un escollo y un escándalo en su adhesión a la fe.