¿Cuál es la verdad? Le dice la verdad cuando le dice que
Dios sabe muy bien que cuando coman de ese fruto serán como dioses conocedores
del bien y del mal. Eso es verdad. Y eso sucede cuando se nos da la Eucaristía.
Allí entramos en comunión con la Sabiduría y el Amor divino. Pero había que esperar a que Dios se
ofreciera a sí mismo. “Tomad y comed este es mi cuerpo, esta es la copa de la
Alianza nueva y eterna”. Este es el fruto del árbol de la vida, el cuerpo de Cristo en el árbol de la Cruz,
sabiduría de Dios. Ese era un fruto del que no les estaba permitido apoderarse para comer por sí mismos, sino que debían aguardar hasta
que les fuera dado. De los demás frutos del jardín del Edén podían servirse por
sí mismos. El fruto del árbol de la vida les debía ser servido porque de la vida divina nadie se puede apoderar sino que se ha de recibir por gracia, como un don de amor.
¿Cuál es la mentira? La mentira, el engaño, está en que el
demonio astuto, a la vez que le dice la verdad al Amor, le sugiere que el fruto
nunca les será dado, y que siendo tan bueno a los ojos del amor, nunca lo
alcanzará si no se apodera de él por sí mismo.
Por eso la mujer, fácilmente intenta apoderarse del amor por
sí misma. Intenta ser dueña de los que ama. Intenta comprar el amor “con todas
las riquezas de su casa” (Cantar de los
cantares 8, 7) a veces entregándose a sí misma en la esperanza de conseguir ser
amada, con lo que sólo consigue el desprecio y el abandono.
Así que el demonio,
el falso Logos, engaña al Amor-mujer sustituyéndose al Logos verdadero, autor del mandamiento del cual el varón es portador ministro. Y de esa
manera viola al Amor con la mentira y lo corrompe apoderándose del Amor y
poniéndolo al servicio de la mentira por la transgresión del mandamiento "no comerás". Es la violación del alma de la mujer por la mentira, semen espiritual que engendra en ella la transgresión.
Pienso, me lo sugiere la meditación del texto, que si el Ángel más astuto se presenta en el relato
en forme de serpiente, como un animal fálico, que sugiere la posibilidad de la
violación y penetración física de la mujer, es porque esta imagen material
expresa una realidad de orden espiritual, expresa la violación del alma de la
mujer por la mentira, por el espíritu de una inteligencia mentirosa.
Satanás no habló con el Varón aún inocente y portador de la sabiduría del mandamiento, habló con La Mujer. Porque Adán (antes de
pecar) era imagen, portador y ministro del Logos, del Verbo, de la Verdad El varón inocente era como un espejo de la razón divina,
reflejo e imagen perfecta del Padre. Y la Mujer (antes de pecar) era como el espejo privilegiado del amor, espejaba al Espíritu Santo que procede del Padre "a través del Hijo".
El Logos, la inteligencia que conoce el Bien, es el que le presenta el bien al
Amor. Por eso el el Logos le muestra el
bien a la Agapé, al Amor, porque el Amor no conoce por sí mismo, sino que sigue
al bien que le muestra la inteligencia. El varón le mostraba el bien a la
mujer. Era el varón el que la había enseñado a la mujer el mandamiento: "no comerás". Es decir el Logos divino, le había mostrado el bien a la Mujer, por medio del
ministerio docente del varón. Cuando la serpiente la interroga ella repite la sabiduría del mandamiento dado al varón y comunicado por el varón a ella
La serpiente que es el Angel de Luz, el falso Logos, se
susituye al Logos verdadero, del cual el varón era el portador y el maestro, y le muestra a la mujer lo bueno como malo. Y le
promete así al amor, que él mismo dirá lo que es bueno o malo, "serás
conocedora del bien y del mal". El
amor quedó así a merced de la mentira, sometido a la mentira, dominado y
poseído por la mentira, hecho un solo espíritu con el espíritu de la mentira,
como por una cópula espiritual. Inseminada por una mentira que engendraría la transgresión y la tentación al esposo para que comiera del fruto, para que también transgrediera, luego de haber abdicado de su condición de ministro del Logos de la verdad.
Y eso que sucedió al origen sigue siendo hoy así.
El falso logos sigue insinuándose y confundiendo al Amor, a
la mujer, cuando ella no e conducida por el verdadero Logos. Por eso es tan importante
que la mujer se case con el Verbo hecho hombre y sea dirigida interiormente por
Jesucristo, sin guiarse por sí misma, comportándose como si sus amores, sus afectos, fueran también fuentes de
conocimiento. Y por eso es necesario que el varón, el esposo, como ministro del Logos verdadero para su mujer, esté identificado
espiritualmente con Jesucristo, el Verbo, el Hijo, para poder ser ministro del
Verbo en mostrar el Bien y ser digno de ser seguido por la mujer. De lo
contrario, la mujer queda a merced de las astucias y violencias del falso logos, del
espíritu del engaño.
Cuando el Amor no dialoga con el Logos, cuando no sigue al
Logos verdadero, queda a merced del logos falso que se apodera del Amor, lo somete, lo viola y
engendra del Amor los frutos de la mentira, que son precisamente contrarios al
Amor: miedos, tristezas, iras, odios, rencores, envidias, desesperación,
exasperación, malignidad, celos, venganzas, dominación, engaños,
manipulaciones.
El alma que no vive en relación de diálogo con Jesucristo,
el Logos verdadero del Padre, como quien trata de amistad con quien sabe que la
ama, cuando queda solitaria, es atropellada y violada espiritualmente por el
falso logos, encadenada, privada de su libertad y sometida a esclavitud para
poner por obra los fines perversos del enemigo.
Cuando la mujer
acepta y alberga en su alma los miedos, tristezas e iras que le inspira su enemigo, aunque no lo advierta,
está aceptando ser violada por satanás y fornicando con él al entregarle el
alma. De esa fornicación sólo pueden nacer males y más males. Es necesario
advertírselo a toda alma, especialmente a toda mujer, y enseñarle a pedir
auxilio a su Esposo del alma verdadero: Nuestro Señor Jesucristo, el Cordero
esposo de la iglesia y de cada bautizada llamada a ser
esposa-iglesia-individual.
Mujer cristiana, bautizada, hija de Dios, no entregues tu
alma a miedos, tristezas, iras, celos, desesperanzas, incredulidad, pesimismos,
desánimos, rencores… fornicarías con Satanás entregándole tu alma. Si bien es cierto que el miedo, la tristeza y la ira, son pasiones en sí mismas buenas porque están referidas al mal verdadero, cuando por un error de percepción, se experimentan ante un bien, son obra del tentador que, padre de la acedia, muestra el bien como malo y el mal como bueno
El grito de auxilio que en esas circunstancias debes
proferir es: Jesús en vos confío, hágase en mí según tu palabra (y no según
estos pensamientos de la mentira), ven en mi auxilio…
Así, rechazando al Tentador crecerá en ti la conciencia esponsal y la experiencia de
que siempre que pides la ayuda de tu Esposo, eres escuchada y salvada.
En resumen: El demonio es violador del alma. De toda alma, pero especialmente
del alma de la mujer de la cual es enemigo desde el principio ("Yo pondré enemistad entre ti y la mujer" Génesis 3,15), porque ella era el Amor
en forma de creatura (antes del pecado) y principalmente el Amor a Dios para
comunicarlo a toda su descendencia. Y porque ella era reflejaba la procedencia amorosa del Espíritu Santo, que procede del Padre por el Hijo. Procedencia o dependencia amorosa
del Verbo, que le mostraba el bien para amarlo. Por eso la transgresión o desobediencia de la mujer fue la inversión del orden divino que la concibió habitable, receptiva, acogedora del Logos divina y de la voluntad del Padre a través del Hijo
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