KOINONIA-COMUNIÓN AMOROSA EN EL NUEVO TESTAMENTO (7 de 7 )
Como Contexto Estructural
de la Comunidad y gobierno en la Iglesia Horacio Bojorge
9/.
El trito-nosotros es una fase histórica –y no una parte- del nosotros total (macro-nosotros) indivisible e indefinidamente expandible sin perjuicio de la intensidad de la Koinonía-comunicación, antes al contrario.
(Foto aérea de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid 2011)
+ “Aquél día se les unieron unas tres mil almas” (Hechos 2,41). + “El Señor incorporaba cada día a lo propio a los que se habían de salvar”(4,32) + “La multitud de los creyentes no tenia sin un solo corazón y una sola alma” (4,32) + “Los creyentes cada vez en mayor numero se adherían al Señor, una multitud de hombres y mujeres”
Como culminación de esta descripción del aumento numérico, Lucas señala .
la alarma que ella produce (y la envidia) en los dirigentes judíos (5,17).
Toda la defensa de Gamaliel va dirigida a calmar esta alarma por el número y cohesión eclesial, recordando como los movimientos que no son de Dios (cita dos ejemplos) se han disgregado, convertido en nada, y dispersado; o sea: desaparecido como un “nosotros” (5,36-37) Decimos que el trito-nosotros es una fase histórica porque no se crea que el proto-nosotros y el deutero-nosotros puedan considerarse como partes separables de un todo. Si bien se pueden distinguir, no es sino en virtud de que se manifiestan en la historia como un antes-después.
La mejor expresión de esta indivisibilidad es quizás el artículo de “La comunión de los santos”, que en algunos antiguos credos, sobre todo griegos, se expresa como inhabitación. “Y en el Espíritu Santo, que habita en los santos” (Dz 44,46, 48); “que obra en los santos” (Dz 60). Por este articulo la Koinonía eclesial se sabe extendida a los difuntos que murieron en el Señor (Rom 14,7-9).
El agente de la comunicación divino-apostólica-eclesial, es el Espíritu santo.
10/. La comunicación de bienes materiales es uno de los aspectos de la nueva situación de comunicación-Koinonía entre las personas del Macro-nosotros, se inspira en ella y recibe de ella su sentido y calidez.
Por bienes espirituales ha de entenderse en primer lugar la comunicación surgida entre las personas, sus relaciones de afecto, complacencia mutua, etc. Las Personas divinas son el modelo, y al mismo tiempo el fin hacia el cual convergen todas las demás a través de los apóstoles.
Esto significa que el intercambio personal es prioritario y primario respecto del intercambio de bienes y servicios, y éstos tienen en aquellos la norma que los valida como verdadera comunicación.
De modo que el intercambio de bienes no puede considerarse en una sociedad como fin en si mismo, sino como resultado de la comunicación entre las personas.
El significado del incidente de Ananías y Zafira (Hechos 5,1-11) indica hasta qué punto se desprecia una oblación material que no indica hasta qué punto se desprecia una oblación material que no proceda de un varadero espíritu de comunicación. Ananias y Zafira no han mentido a hombres ino a Dios, al engañar a los apóstoles.
Una comunicación de bienes que no sea inclusiva de la relación con Dios no solo no se aprecia sino que es obra de Satánas y causa de muerte.
Es también el caso de Judas, cuando propone una distribución de bienes al margen de una comunicación con Cristo, y que no lo toma en cuenta como posible objeto de piedad y amor, cuando se indigna por el derroche del perfume usado en ungirle los pies (Jn 12,8)
El mandato de amar a los hermanos se especifica: amarlos “Como Cristo” o “en Cristo”. Lejos de ser una formula, y un sinónimo de desamor , como se ha hecho con el curso del tiempo, y como se ha denunciado ya tantas veces, “amar en Cristo” significa amar dentro del ámbito del amor, que es el macro-nosotros o la Koinonía.
De ahí que Jesús asegure que lo que se le hace a un discípulo, en su calidad de discípulo, se le hace a El: dar un vaso de agua (Mc 9,41; Mt 25,31), perdonar las faltas, ofensas e imperfecciones mutuas (Jn 12,13.16), recibir al que El envía (Jn 12,20). Y lo que se le hace a El se le hace al que lo envió (Jn 12,20).
Por eso seria incorrecto enfocar la conducta cristiana desde un punto de vista de una ética normativa (ley) sin tener en cuenta el contexto de comunicación (nosotros) del que derivan no solo sus exigencias, sino la posibilidad de ponerlas por obra. Pablo no estima una justicia legal divorciada de la Koinonía-total y los judíos la han divorciado, al negarse a la Comunión con Jesús.
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