KOINONIA-COMUNIÓN AMOROSA EN EL NUEVO TESTAMENTO (2 de 7 )
Koinonía amorosa: el Contexto Estructural de Comunidad y liderazgo en la Iglesia Horacio Bojorge
2/, La sociedad eclesial,como toda sociedad, puede definirse o describirse como compuesta de individuos o grupos que están en comunión y se comunican entre sí. Esta comunicación opera en varios niveles: comunión de personas y entre personas (Vínculos de parentesco. de voluntades y afectos), comunicación de bienes espirituales y materiales, de servicios, de mensajes.
Lo característico, lo diferencial, de la sociedad eclesial, viene en parte por el carácter de los individuos que la integran, que no son sólo los hombres, sino tres Personas divinas. Esta membresía cambia estructuralmente el carácter de los individuos humanos y de su “personalidad”, así como el sistema de relaciones, los modos de comunicación, el tipo de bienes y servicios comunicados, las características del Mensaje. El integrar una misma comunión, implica reciprocidad de relaciones y la diferenciación de las mimas según vayan en el sentido Dios-hombres o en el sentido hombres-Dios, o en el sentido hombres-hombres.
El Mensaje que comunica Dios a los hombres, recibe el nombre de Revelación. Pero la Revelación misma es una Persona divina. Lo que los hombres dicen a Dios es la oración, y en especial la de Alabanza, pero ella también se da perfectamente en la Persona divina del Verbo: por EL, con EL y en EL.
La Comunión existente entre las tres Personas divinas se revela como el modelo de toda comunión y modifica consecuentemente los niveles de comunión en la sociedad eclesial.
3/, A nivel del lenguaje, la comunidad eclesial expresa su conciencia de estar en comunicación con el empleo de la primera persona del plural “nosotros” (pronominal y verbal), lo cual implica una conciencia correlativa de distinguirse de”los otros”.
A nivel del lenguaje toda comunidad y sus miembros denotan su conciencia -que puede ser muy viva o también muy vaga e inconsciente- de estar en comunión o comunicación, con el empleo de los pronombres de primera de plural y la marca verbal correspondiente. Un análisis del lenguaje del Nuevo Testamento, muestra que la comunidad eclesial no es excepción a esta regla. De modo que a una conciencia de unión entre los integrantes de la comunidad eclesial, corresponde una viva conciencia de la separación o lejanía de los que no sean incorporado a la iglesia.
“Solían estar todos con un mismo espíritu en el pórtico de Salomón, pero nadie de los otros se atrevía a juntarse a ellos aunque el pueblo hablaba de ellos con elogio” (Hechos 5, 12b-13)
En este texto aparece la clara distinción de dos nosotros que se reconocen mutuamente como separados. “Ellos” son los cristianos para Lucas, y “los otros” son para Lucas: los que no se atrevían a untárseles y el pueblo. El pueblo a su vez – según refiere Lucas- los reconoce como un “ellos” separado por una distancia social.
“Os digo pues esto y os conjuro en el Señor, que no viváis como viven los gentiles, según la vaciedad de su mente” /Efesios 4,17). “Salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros. Si hubiesen sido d ellos nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros” (I Jn 2,19)
Implicaciones léxicas y teológicas del Vocabulario de comunidad-koinonía
La palabra comunidad pertenece en castellano a un ámbito lingüístico. En primer lugar pertenece a una familia de palabras etimológicamente vinculadas: común, comunión, comunidad, comunismo, comunista, comuna, descomunal, comunitario. En segundo lugar se usa en locuciones o giros: poco común, fuera de lo común, vida común, vida de comunidad, por lo común, tener en común, no tener nada en común, ser muy común, lo que ocurre comúnmente, se dice comúnmente. Dichas locuciones o giros pueden ser sustituidos por sinonimias, que apuntan hacia ámbitos semánticos relacionados: lo poco común o fuera de lo común es lo extraño, lo ajeno, lo poco frecuente, lo raro, lo exterior al nosotros, lo “extra nos”, lo extranjero (lat. Extraneus), lo que no pertenece al grupo humano, sino a otro grupo humano, al ajeno (lat. Alienus) o al “otro”(lat. Alterum, alius)
Por simplificación y reducción y atendiendo al parentesco sinonímico podemos ubicar por lo tanto esta familia de palabras en el ámbito semántico pronominal del “nosotros” y en oposición significante al “ellos”.
A través de la categoría pronominal del “nosotros” este grupo de palabras hace referencia a los aspectos relacionantes del yo con un vosotros, que dan origen al nosotros. Hace referencia a un tiempo y un espacio sociales del nosotros, y califica lo que es propio o ajeno a dicho espacio y tiempo. (Descomunal es por ejemplo lo que sobrepasa la esfera de las dimensiones sociales propias del nosotros. Poco común o lo que comúnmente dice relación al tiempo social propio entre nosotros).
Hace también referencia al comportamiento grupal y sirve para designar lo “usual” o “no usual”.
Ahora bien los usos y costumbres son relativos a las normas de comportamiento propias de un nosotros. Y dichas normas de comportamiento, como modelos conscientes de conducta, se relacionan con la conveniencia (con-venir) o con-vergencia de individuos diversos (yo, tú, él) y evidencian los componentes etimológicos del radical.
El primer componente es la preposición “con” (lat. “cum”), a través de la cual, el ámbito semántico de la palabra que analizamos (comunidad) se relaciona estructuralmente con los componentes de dicha preposición: comportamiento, cómplice, compasión, concordia, etc., etc.
El segundo componente agrega la idea de unidad, de unión de dos o más en uno. Por lo tanto “com-unidad” supone por un lado una diversidad y pone por otro la idea de unión de los diversos. Estructuralmente equivale fielmente al nos-otros, que incluye también las notas semánticas de diversidad (otros) y de unión (nos).
En circunstancias en que un yo se distancia de los otros, o un nosotros de un ellos, (illi-alii), surge la posibilidad de comparar una comunidad con otra.
Y de allí otros usos, más complejos y metafóricos de este grupo de palabras. Lo común puede ser entonces sinónimo de lo “vulgar”, lo ordinario” o sea lo conforme a un “orden” o norma general.
O puede pasar a distinguir momentos del tiempo social o zonas del espacio social, en cuanto dicen relación con la esfera de lo divino. Y de allí cabe la posibilidad de que entre en relación con ámbitos semánticas tales como: sagrado-profano, natural-sobrenatural.
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