“EL GOZO DEL SEÑOR ES NUESTRA FORTALEZA” CARIDAD Y FORTALEZA - ACEDIA Y DEBILIDAD
2. - Un punto de partida convencional: “El gozo de la caridad es vuestra fortaleza”
Dos motivos para esta elección Los motivos de haber elegido la frase bíblica del subtítulo para punto de partida de mi exposición, son dos:
El primero es de orden puramente personal: tenía más a mano y más presente esta frase en el ánimo, ya que a ella y al gozo del Señor como fortaleza de los que lo aman, me he venido refiriendo a menudo, desde que me ocupé de él en el capítulo séptimo del primer libro sobre la civilización de la acedia: “En mi sed me dieron vinagre” [En mi sed me dieron vinagre. La civilización de la acedia. Ensayo de teología pastoral. Ed. Lumen, Buenos Aires, 19992, páginas 167-172. Y en el ulterior: Mujer: ¿por qué lloras? Gozo y tristezas del creyente en la civilización de la acedia. Ed. Lumen, Buenos Aires, 1999]
El segundo motivo es resultado de aquellos estudios y consiste
en que esta frase pone, aunque implícitamente, una conexión entre la fortaleza y la caridad. En efecto, el gozo es fruto de la caridad. Y decir que el gozo del Señor nos hace fuertes, implica enseñar que la fortaleza cristiana es una consecuencia de la amistad con Dios.
En ocasión de mis observaciones y reflexiones sobre la acedia me llamó poderosamente la atención la frase de Esdras, pues en aquel entonces, no me resultaba a primera vista tan evidente cómo ni porqué el secreto de la fortaleza pudiera estar en la alegría. Más precisamente, en el gozo del amor a Dios.
Esta frase de Esdras enseñaba, para mi intriga, que el gozo es la fuente de la fuerza para el creyente. De donde deducía yo que, correlativa e inversamente, el vicio de acedia, que es la tristeza opuesta a dicho gozo, tenía que ser la causa de los pecados opuestos a la fortaleza: La temeridad, pero también sus contrarios, el miedo, la cobardía, la pusilanimidad, la impaciencia, la agresividad, la desesperación y la apostasía.
Dicho sea de paso: a esa tristeza, y a sus formas, por atenuadas menos reconocibles, que son la indiferencia, la tibieza o falta de fervor, hay que atribuir, en buena parte, una cierta debilidad cultural y política de muchos católicos, una debilidad para el martirio, en su sentido amplio de testimonio de amor, que se da tanto con la vida como con la muerte [A las que me he referido en otra ocasión: véase mi conferencia La debilidad política de los católicos publicada en Gladius 18 (2000, Diciembre) N° 19, págs. 49-81. Y más tarde en forma de librito junto con otra conferencia bajo el título “Como ovejas entre Lobos. 1) Reflexiones sobre la debilidad política de los católicos y 2) Fátima y la civilización de la acedia, publicados en Editorial Narnia, Mendoza 2006, 68 pags.]
Con todo, - como he dicho - quedaba en penumbras la razón por la cual el gozo es fuente de fortaleza.
----------------------------- Conferencia en las VII Jornadas de Espiritualidad Católica sobre: LAS VIRTUDES CRISTIANAS Organizadas por el Oratorio Jerónimo Frassati, ”. El Volcán, San Luis, 15-17 Junio 2001
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