GO'EL: EL DIOS PARIENTE En la Cultura Bíblica (19 de 27)
De la estructura elemental del parentesco interhumano...... a la estructura inicial del parentesco humano-divino
"La relación que funda el parentesco es la alianza, no la consanguinidad" (Claude Lévi-Strauss)
4.2. La Alianza como fuente de todo parentesco
Levi-Strauss se aparta, con esta visión, en cuyos detalles no podemos entrar aquí, de la concepción de Radcliffe-Brown acerca de cuál sea la estructura elemental de parentesco.
Para Radcliffe-Brown - autor que por otra parte representa la opinión de muchos estudiosos que no han logrado tomar distancia de la opinión común y precientífica - esta estructura consistiría en la: "familia elemental, consistente en un hombre y su esposa y su hijo o hijos...".
"La idea según la cual la familia biológica constituye el punto a partir del cual toda sociedad elabora su sistema de parentesco, no es por cierto original del maestro inglés, declara Levi-Strauss-; sería difícil hallar otra que recogiera en la actualidad una unanimidad mayor.
A nuestro juicio - sostiene Claude Lévi Strauss - no hay tampoco otra idea más peligrosa.
Sin duda, la familia biológica está presente y se prolonga en la sociedad humana. Pero lo que confiere al parentesco su carácter de hecho social no es lo que debe conservar de la naturaleza: es el movimiento esencial por el que el parentesco se separa de ésta. Un sistema de parentesco no consiste en los lazos objetivos de filiación o de consanguinidad dados entre los individuos; existe solamente en la conciencia de los hombres; es un sistema arbitrario de representaciones y no el desarrollo espontáneo de una situación de hecho.
Esto no significa, por cierto, que dicha situación de hecho resulte automáticamente contradicha, ni siquiera simplemente ignorada.
Levi-Strauss se separa - a nuestro parecer con razón - de esta visión positivista representada por Radcliffe-Brown, afirmando que las relaciones de parentesco que éste considera secundarias, es decir, las relaciones con otros grupos familiares, son precisamente las fundantes.
De modo que la fuente del parentesco no es la consanguinidad sino la relación de alianza.
"En otros términos, las relaciones tratadas por Radcliffe-Brown como 'relaciones de primer orden' son función de aquellas que él considera secundarias y derivadas, y dependen de éstas.
El rasgo primordial del parentesco humano consiste en requerir, como condición de existencia, la relación entre lo que Radcliffe-Brown llama 'familias elementales' [papá mamá y el nene, como en el film Kramer vs. Kramer]. No son entonces las 'familias términos aislados', lo verdaderamente elemental, sino la relación entre esos términos. Necesariamente, en una estructura elemental de parentesco, se supone y debe entrar una relación entre dos familias, es decir una relación de alianza.
Ninguna otra interpretación puede dar cuenta de la universalidad de la prohibición del incesto, de la cual la relación avuncular, bajo su forma más general, no es otra cosa que un corolario, unas veces manifiesto, otras implícito".
En otras palabras: la relación que funda el parentesco es la alianza, no la consanguinidad, pues la alianza precisamente excluye la consanguinidad, prohibida como incesto. La Alianza es la relación originaria y fundante, los vínculos de consanguinidad son formas derivadas y secundarias.
Dejando de lado ahora las afirmaciones de Claude Lévi-Strauss, me detengo en destacar lo que de su visión atea se desprende para entender la visión religiosa revelada por el Dios Bíblico.
Esto tiene inmediatas consecuencias para la comprensión del género de parentesco atribuido a Dios por la teología del Dios-Pariente. Al afirmar que se trata de un parentesco por alianza se excluye toda consanguinidad y vínculo de naturaleza. Se trata de una relación entre seres personales, libres, capaces de atarse entre sí por vínculos voluntarios de amor.
Ya veremos qué consecuencias tiene esto para entender las diferencias entre la visión del parentesco divino en el mundo bíblico con la similar del mundo griego.
La estructura "inicial" de parentesco ¿De quién recibe Adán su mujer?
Nos parecía necesario detenernos en este análisis antropológico de la realidad del parentesco para iluminar la naturaleza de la relación de parentesco entre el Dios de los padres y los patriarcas.
Notemos, de paso, la luz que estos análisis de Levi-Strauss arrojan sobre el mito bíblico de los orígenes. Si, como regla antropológica general, todo hombre recibe su mujer de otro hombre, el autor bíblico cuando habla del primer hombre, se plantea justamente la pregunta acerca de dónde o de quién recibe Adán a su mujer, no habiendo otro hombre que pueda ser su suegro o su cuñado.
El autor inspirado responde a este enigma revelando un misterio magnífico. Desde el principio Dios se hace pariente del ser humano, en orden a un designio divino, oculto todavía pero destinado a manifestarse.
Dios arregla las cosas, por un lado, para que no haya entre Adán y Eva una relación de consanguinidad previa, proveniente de una generación común. Eva procede de Adán por división, por "separación de" y no por unión de carnes.
Por otro lado, ya desde el principio, Dios aparece como el socer del primer hombre. De alguna manera como su padre, cuñado o suegro. No porque tenga una común naturaleza, sino porque entra en una relación de alianza análoga a la que el hombre contrae con los padres y hermanos de su mujer. Y Dios es también por otro lado pariente, "padre" de la mujer.
Aquí la estructura inicial de parentesco
El autor bíblico, expresándose en el género literario de los mitos, toma distancia de los contenidos de otros mitos de los orígenes y da su versión propia. Al mismo tiempo que afirma la distancia y la separación ontológica del Dios trascendente respecto de las creaturas que amasa del barro, apunta una cercanía en la acción.
En el relato sacerdotal, todas las creaturas eran creadas por igual mediante el poder de la palabra: Y dijo Dios...y se hizo. En el relato yahvista, el hombre es la única creatura que aparece plasmada y amasada con las propias manos divina y vivificada con el soplo de Dios. El Dios trascendente es a la vez cercano, con la cercanía del suegro o el cuñado y con la cercanía que da la convivencia en el Paraíso, donde Dios viene a pasearse con la brisa de la tarde. Lejanía ontológica, pero cercanía por la acción.
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