lunes, 7 de mayo de 2012

"Y ASÍ TODO ISRAEL SERÁ SALVADO" Rom. 11,26 (2ª de 4)

CONCLUSIÓN GENERAL
Primera Parte


[Con la autorización del Autor publicamos aquí, sin las notas, la primera parte de la Conclusión General de su libro y en una próxima entrada publicaremos la segunda parte]

Desde el inicio de nuestro trabajo hemos expresado nuestro deseo de dar una respuesta desde la teología al tema de la salvación de Israel, y, al mismo tiempo, ofrecer a los cristianos una reflexión acerca de la naturaleza de su relación con los judíos. Por estos motivos, dividiremos la ‘Conclusión General’ en dos
partes: la primera, destinada a desarrollar nuestra propuesta teológica sobre la salvación de Israel; y la segunda, [ En la foto: P. Dr. David Specchiale]
dedicada a aportar algunos elementos que puedan ser de utilidad a los cristianos en su relación con los judíos. Y ya que está vinculado con esta última parte, también haremos algunas apreciaciones sobre el ‘Diálogo con los hebreos’.
1. Nuestra propuesta teológica acerca de la salvación de Israel

Respecto a la primera parte de nuestra conclusión, juzgamos que la teología siempre se ha ocupado de dar una respuesta al problema de la salvación de Israel, pero, a nuestro modo de ver, pensamos que en la actualidad sea aún más necesario ofrecer una propuesta incondicionada, clara y fundada en la Sagrada Escritura, la Sagrada Tradición y el Magisterio de la Iglesia: estos elementos son imprescindibles para dar una solución genuina a este problema.
Antes que nada, la respuesta de la teología debe ser incondicionada. Con esto queremos decir que se debe evitar cualquier tipo de elemento que influya negativamente opacando el pensamiento del Apóstol. En efecto, muchas veces los escritores sostienen tesis erróneas debido a que están condicionados por diversos factores históricos, sociológicos u otros.

En relación con esta primera condición, surge la necesidad de que la respuesta sea clara, y esto por varios motivos. Ante todo, se debe evitar cualquier tipo de ambigüedad que pueda distorsionar el pensamiento paulino o temor de presentarlo tal cual es diluyendo su contenido. Es cierto que el Apóstol en sus escritos es intrincado pero esto no justifica añadir obscuridades a las dificultades ya existentes: es necesario ser fiel a la concepción del Apóstol. En este sentido, la frase del Señor nos debe servir de guía: “La verdad os hará libres” (Jn 8,32). También se debe dar una respuesta clara debido a que los mismos autores hebreos reclaman que no siempre hay claridad en la propuesta cristiana.

Además de esto, se debe buscar la claridad porque la Iglesia misma lo pide en sus enseñanzas. A modo de ejemplo

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