KOINONIA-COMUNIÓN AMOROSA EN EL NUEVO TESTAMENTO (6 de 7 )
Koinonía amorosa: el Contexto Estructural de Comunidad y gobierno en la Iglesia Horacio Bojorge
6/ El gesto que expresa de manera suprema y perfecta la comunión o comunicación que Jesús tiene con su padre y que ofrece a los hombres, es el de su Pasión, tal como se adelanta simbólicamente en la Ultima Cena, donde el Señor explica su significado (derramamiento de su sangre para el perdón de los pecados). Su Resurrección expresa a su vez la Acción del Padre y es revelación de Su Koinonía con Jesús. Por todo esto Jesús merece el titulo de arjegós: Protolider.
La estructura del pecado se expresa –en términos de comunicación- como una ruptura, o una fractura del nosotros, de modo que consiste en que le hombre no esta en relación de nosotros con el Padre y el Hijo, o se aparta de ese nosotros. La Pasión de Cristo, revela la confianza y la adhesión del Hijo al Padre, como signo supremo de Koinonía. La voluntad, el beneplácito del Padre es glorificar al Hijo a través de la entrega libérrima que éste hace de su vida para retomarla otra vez (Jo 10,17-18)
Quien acepta en fe este sentido de la muerte de Cristo, entra en comunicación con el Proto-nosotros. Se salva así de .
su exterioridad a dicho nosotros integrándose al Macronosotros eclesial.
Por eso Cristo aparece como el inicia (iniciador) al nosotros, como el que introduce en él, el que guía a él. Este nos parece el sentido del titulo arjegós que se le aplica en Hecho 3,15; 5,31 y en Heb 2,10; 12,2.
Este titulo aparece las cuatro veces en un contexto que hace referencia por un lado a la Pasión y por otro a sus efectos salvíficos. Por sus padecimientos se ha convertido en el pionero o proto-líder de la vida, de la salvación, de la fe. Hay que tener en cuenta esta visión neotestamentaria de la obra de Cristo como líder, para comprender por analogía lo que puede ser el liderazgo apostólico o ministerial en la comunidad eclesial.
7/. La expansión del deutero-nosotros (Divino-apostólico) a las dimensiones de un Trito-nosotros (Divino-apostólico-eclesial) se expresa en pasiva: ser agregado, llamado a ser santo, elegido, ser puesto junto (prostíthemi). La iniciación de nuevos fieles no sucede directamente al proto-nosotros, sino al deutero-nosotros, por el ministerio apostólico (liderazgo eclesial).
La Koinonía eclesial se muestra como un acontecer histórico y esencialmente histórico en el que no se pueden ignorar las etapas anteriores. No se entra en comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu si no es por la adhesión a los apóstoles y a su predicación que es reveladora de la Koinonía Divino-apostólica. La Koinonía es pues una realidad que acompaña la fe y de alguna manera se perfecciona continuamente después de la primera iniciación o incorporación.
San Juan, escribiendo a ya-creyentes dice: + “Os lo anunciamos para que también vosotros (que ya creéis) estéis en comunión (Koinonía) con el Padre y con su Hijo Jesucristo” (I Jn 1,3). Claramente se advierten en este texto las tres instancias históricas del nosotros: Proto-nosotros: Padre e Hijo; Deutero-nosotros: Padre, Hijo y apóstol; Trito-nosotros: Padre, Hijo, Apóstol y fieles creyentes.
La importancia de la adhesión a los Agósteles la subrayan los sumarios de los Hechos y los relatos que los circundan: + “Los que acogieron Su Palabra fueron bautizados y Aquel día fueron agregados” (Hechos 2,41) + “Acudían asiduamente a la enseñanza de los Apóstoles (2,42) + “El temor se apoderó de todos, pues los apóstoles realizaban prodigios y señales” (2,43)
Los prodigios y señales manifiestan que los Apóstoles participan, por estar en comunicación con Dios del poder de Dios, con el que están en relación de nosotros. + “Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección de Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía” (4,33) + “Traían el importe de la venta y lo ponían a los pies de los apóstoles” (4,35) + “Por mano de los apóstoles se realizaban muchas señales y prodigios en el Pueblo” (5,12) + “Los que por medio de su palabra (de los discípulos) creerán en mi” (Jn 17,20) + “Les dio el poder de ser hechos hijos de Dios”.
Así como el Deutero-nosotros (Divino-apostólico) surge de la fe de los apóstoles en que Jesús se proclama en relación de nosotros con Dios, así también, la Koinonía a nivel del trito-nosotros, del nosotros eclesial, surge cuando los hombres prestan fe a la predicación de los apóstoles, que se presentan como en Koinonía con Dios. Esa pretensión apostólica está acreditada por el mensaje mismo, y por el poder que despliegan.
8/. La iniciación o agregación de nuevos individuos al Trito-nosotros se opera por la fe a la predicación de los Apóstoles y por el bautismo como rito de iniciación o incorporante.
De esto dan testimonio numerosos textos. Por ejemplo Hech 2,41. Pero se debe tener en cuenta la relativización paulina del bautismo en los primeros capítulos de la I Cor. Esta relativización parece recaer más bien en la persona del ministro del sacramento. Parece destinada a combatir un temprano brote del personalismo en la vivencia comunitaria del liderazgo.
La excelencia de la personalidad apostólica proviene – para Pablo – exclusivamente de su fidelidad ministerial (I Cor 4,1-2).
Pablo no admite otra valoración del yo del ministro, que la que proviene de su relación de Koinonía con el nosotros divino-apostólico. Toda otra coordenada de valoración es rechazable.
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