KOINONIA-COMUNIÓN AMOROSA EN EL NUEVO TESTAMENTO (4 de 7 )

Koinonía amorosa: el Contexto Estructural de Comunidad y gobierno en la Iglesia Horacio Bojorge

La Expansión del Nosotros

Las categorías de co-participación son igualmente importantes para definir la identidad del nuevo nosotros A este grupo de textos pertenecen los siguientes: “ Y todos los que habían abrazado la fe vivían unidos y tenían todas las cosas en común, y vendían las posesiones y los bienes y los repartían entre todos, según que cada cual tenia necesidad” (Hechos 2,44). “ La multitud de los que creyeron tenia un solo corazón y una sola alma, y ninguno decía ser propia suya cosa alguna de las que posea, sino que para ellos todo era común (Koinón)” (Hechos 4,32)

En esto dos textos de los Hechos hay que distinguir dos niveles de la categoría de co-participación. .

En primer lugar el aspecto entitativo: todos eran uno: el ser. Para crear este estado de co-participación, parece esencial, según los datos del texto, el hecho de haber abrazado la misma fe; y esto a través de la predicación de los apóstoles. Estos dos aspectos tienen su importancia. El haber abrazado la fe, es lo q los constituye en iglesia, porque es el aspecto que revela el haber sido llamados y el haber acudido al llamado. La sociedad cristiana es santa “ekklesía” en cuanto que se reconoce constituida por un llamado de Dios al que han respondido todos. Pero no se constituye en comunidad hasta que a esa respuesta al llamado no se une un segundo paso, que es el de adherirse a los Apóstoles. Estos dos pasos se ven claramente reclamados por San Juan en su primera carta, donde dice dirigirse a los que ya creen, pero los invita a que tengan comunión en el, y teniéndola con él, la tengan con el Padre y el Hijo (I Jn. 1,3)

El segundo nivel que hay que distinguir en los textos de los Hechos antes citados es el nivel que podríamos llamar de “acción”: el obrar.
El ser o estar en comunión, conduce a obrar en consecuencia.

La acción sigue al ser. Y el ser co-partícipes lleva a compartir. Por eso, el nosotros que funda la fe y la adhesión a los apóstoles, se manifiesta en un intercambio de los bienes, también materiales, que son tenidos por nuestros.