KOINONIA-COMUNIÓN AMOROSA EN EL NUEVO TESTAMENTO (3 de 7 )
Koinonía amorosa: el Contexto Estructural de Comunidad y gobierno en la Iglesia Horacio Bojorge
Lo sagrado y lo profano
El adjetivo Koinós se usa en el NT para calificar lo profano, lo impuro, por contraposición a lo sagrado. Dice Marcos (7,2.5) que los judíos no comían el pan con manos comunes: impuras (koinais jersin), sino que se lavaban ritualmente.
Y los Hechos de los Apóstoles (11,8) agregan que los judíos no comían nada común: impuro (koinón) o (akatharton). Y en este sentido lo usa Pablo cuando dice: “Sé y estoy persuadido en el Señor Jesús, que nada de suyo hay impuro (Koinón); sino que para quien estima ser impuro (Koinón) algo, para él es impuro (koinón)” (Rom14,14).
Pero el Apocalipsis advierte que “nada profano (koinón), entrará en la Jerusalén celestial, ni quien obre abominación o mentira, sino sólo los inscritos en el libro de la vida del Cordero” (21,27). En la visión cristiana se mantiene por lo tanto –a pesar de lo que dice Pablo- una distinción entre lo común-impuro-profano y lo sagrado.
Por eso la carta a los Hebreos puede hablar del castigo que recibirán los que consideran como profana (Koinón) la sangre de la Alianza con la que fueron santificados, porque ello equivale a pisotear a Cristo (Heb 10,29)
Otra serie de textos se refiere a los bienes que los cristianos, considerados en conjunto, tienen como comunes. .
Los Hechos de los Apóstoles (2,44; 4,32) dicen que tenían todas las cosas comunes (panta Koiná) y se refiere a una totalidad que abraza los bienes materiales.
Pablo habla de la fe común (Koinen pístin: Tit 1.4) y la carta de Judas habla de la salvación común (Tês Koinés emòn sòtèriías: ju 3). Todos comparten un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre… que habita en todos (Ef 4,5-6).
La variedad de usos de la forma adjetival Koinós-Koinè-Koinón en el NT registra más que una evolución, una dramática revolución. Este termino refleja transparentemente a través de la modificación de su uso el trastrocamiento teológico operado por el cristianismo.
El texto de Mc 7,2.5 y Hechos 10,14 registra el uso pre-cris-tianismo que se le daba en ambiente judío y que era sinónimo de profano-impuro-no santo-vitando. Las manos tenían que purificarlas por medio de lavados rituales para comer, e igualmente la vajilla. Los animales impuros con que sueña Pedro no podían servirse para comer. Los paganos participaban de la misma impureza.
Los textos de Rom 14,14 y Hechos 11,8 muestran a los dos líderes de la Comunidad reconociendo que los viejos canones judíos ya no están vigentes: Pablo considera como impuro y esta convicción le viene en el Señor Jesús, es decir, como se desprende del contexto, que el nuevo canon de profanidad o santidad de una acción es que sea susceptible de ser hecha sin contradecir la fe en Jesús, o en coherencia con dicha fe. Pedro es también enseñado por Dios en sueños, que no debe hacer impuro lo que Dios hace puro. Y Dios hace puros a los paganos que los judíos consideran impuros, no por la circuncisión, ni por la adhesión a las observaciones legales, sino por la “comunicación” de su Espíritu que se manifiesta en que creen en Jesús. Si Dios se comunica a los paganos, Pablo también se puede comunicar con ellos. Ya no debe tratarlos como un ellos que hay que evitar, como extraños, sino como un “nosotros”, puesto que por la fe en Jesús han entrado en comunicación-común con Dios.
El texto de Hebreos 10,29 muestra la inversión diametral que se ha operado al aclarar que es impuro el que no cree en Cristo, ni en el valor de su muerte: el que tiene por profana la sangre de la Alianza.
O sea, que el cristianismo, no elimina la distinción entre lo sagrado y lo profano, entre lo secular y lo sacro, pero la mantiene cambiando radicalmente los criterios según los cuales se declara profano-comun-koinón una cosa. En realidad lo que se adivina es que hay un desplazamiento, una renovación del reagrupamiento humano caracterizable por el nosotros-vosotros-ellos.
La distinción renovada de profano-sacro se mantiene en el texto del Apocalipsis 21,27 y refuerza la distinción entre dignos e indignos (nosotros-ellos) sobre la misma base de fe o no fe, de estar o no inscrito en el libro del Cordero.
Así como estos textos en que Koinós-Koinè-Koinón tiene el sentido de profano-impuro, son importantes para trazar las nuevas líneas divisorias del espacio-social (nosotros-ellos, creyentes-no creyentes), los textos restantes sirven para definir el nuevo espacio- social cristiano que se ha creado, o la nueva comunidad, el nuevo nosotros.
Dicho en otro términos, mientras los textos en que Koinós-Koinè-Koinón significan profanidad muestran lo que a-parta al nuevo nosotros, estos otros textos muestran lo que el nuevo grupo “com-parte”.
La categoría de apartar as sumamente importante para definir lo profano y lo sacro. La aceptación fundamental de la santidad de Dios es precisamente su ser-distinto, su trascendencia. Dicha trascendencia es sin embargo alcanzable, compartible, comunicable de alguna manera pro donación-revelación-gracia es lo que establece un estado de comunión o comunicación, o comunidad con Dios. Lo que aparta a judíos y cristianos es su divergencia acerca del como se entra en comunión con EL. A este propósito podrían citarse multitud e textos en que se muestra como Jesús y los cristianos refutan la pretensión judía de estar en comunión con Dios por vía genealógica o hereditaria: “vosotros decís: tenemos por padre a Abraham”, “vuestro padre no es Dios, sino el diablo, porque queréis matarme”.
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