La finalidad de toda la obra escrita de Lucas es asegurarle a Teófilo, al creyente, la certeza de la tradición recibida. La certeza de la revelación histórica en la que ha creído. La seguridad de la fe.
El Evangelio y los Hechos fundan la certeza El Prólogo del Evangelio de Lucas encierra como en germen toda una teología, pero supone también toda una concepción metódica, rigurosa, al servicio de la certeza del conocimiento histórico sobre el que se funda nuestra fe. Ya que, en efecto, nuestra fe es asentimiento a una revelación de Dios, histórica y objetiva.
En el prólogo de su Evangelio, Lucas declara 1) el fin que se propone; 2) los medios de que piensa valerse para lograrlo; 3) se sitúa a sí mismo y a su método en relación con su destinatario y con sus fuentes, 4) garantiza que su originalidad no está en apartarse de los orígenes sino en permanecer fiel a ellos. “Para que reconozcas, excelentísimo Teófilo, la certeza de las enseñanzas con que has sido instruido”.
Los Hechos de los Apóstoles nos muestran un ejemplo de esas enseñanzas o palabras (logoi) prebautismales impartidas a los gentiles cuya certeza quiere demostrar san Lucas: "Vosotros sabéis lo sucedido en toda Judea, comenzando por Galilea, después que Juan predicó el bautismo; cómo Dios - a Jesús de Nazareth - lo ungió con el Espíritu Santo y con poder, y cómo él pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con él; y nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la región de los judíos y en Jerusalén; a quien llegaron a matar colgándolo de un madero; a éste Dios lo resucitó al tercer día, y le concedió la gracia de aparecerse, no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había escogido de antemano, a nosotros, que comimos y bebimos con él después que resucitó de entre los muertos. Y nos mandó que predicásemos al Pueblo y que diésemos testimonio de qu eél está constituido por Dios juez de vivos y muertos. De éste todos los profetas dan testimonio de que todo el que cree en él alcanza, por su nombre, el perdón de los pecados" (Hechos 10,37 -43).
Este pasaje nos ilustra acerca de la naturaleza y contenido de estas enseñanzas. Ellas están en íntima relación con lo que el prólogo de Lucas certifica de los hechos "que se han consumado entre nosotros", que han sido objeto de narración por parte de testigos, y que Lucas recoge fiel a la tradición de los que "desde un principio fueron testigos oculares y luego ministros del logos".
Lo que Lucas procura, pues, es mostrar a Teófilo la certeza de lo que ya conoce por haber sido instruido en la revelación histórica y haber creído en ella. El ministerio de Lucas como teólogo, pues, puede definirse como un servicio a la credibilidad, a la certeza, firmeza o solidez de la doctrina cristiana. Su re-proposición de los Hechos y Dichos del Señor (Evangelio) y de los Hechos y Dichos de los Apóstoles, ministro de su logos o Evangelio, sólo se justifica a sus ojos en cuanto puede agregar algo a lo que ya otros han emprendido antes que él narrando el Evangelio. Y lo que puede agregar no está tanto en el contenido de las palabras o enseñanzas tradicionales y usuales en la Iglesia, no está tanto en el contenido de verdad, cuanto en la defensa de la verdad contra la duda, o sea en la apología de su certeza. -----------------------
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