EL JUICIO DE LAS NACIONES EN MATEO 25, 31-46 (7 de 9)
Su sentido literal verdadero
La escena del Juicio final: Prólogo de la PasiónIdentidad corporativa del Hijo del Hombre Tomando en consideración el lugar en el contexto del evangelio según San Mateo en que se sitúa el pasaje del Juicio de las Naciones, J.A.T. Robinson ha visto que este pasaje oficia como una especie de prólogo o preámbulo de la Pasión: "Así con arte supremo, - escribe Robinson - Mateo usa un descanso antes de que se desate la Pasión para combinar justamente aquellos temas de su evangelio - ¿nos equivocaremos pensándolo? - que van a tener a continuación una expresión tan paradójica, cuando el Rey e Hijo del Hombre, rechazado y no recibido, vaya a comparecer a su propio juicio, el juicio que inaugura, desde ese momento (Mt 26,64) su Venida y su Sesión en la gloria" (Thus, with superb artistry, Matthew uses the lull before the Passion breaks to draw together, out of the rich treasury of his Gospel, those themes (shall we be wrong in thinking?) that are to come to such ironic expressión in what follows, as the royal Son of man, rejected and unreceived, goes to his own trial, the trial which is to inaugurate, from that moment on (Mt 26,64), his coming and session in glory" J.A.T. Robinson, The 'Parable' of the Sheep and the Goats, en: New Testament Studies 2 (1955-56) pp. 225-237; cita en p. 237).
Identidad corporativa del Hijo del Hombre Otros exegetas advierten estudiando el pasaje, que el Hijo del Hombre no es simplemente el Rey Mesías sino el cuerpo del cual Jesús es la cabeza e incluye a sus hermanitos pequeños, que son
específicamente los cristianos.
El calificativo superlativo: más pequeños (elájistoi) es, según la paradójica escala de valores de Mateo, un título de honor, que se confiere a los que han servido más. Ellos pertenecen al Rey y forman con él la totalidad llamada Hijo del Hombre. Ellos, además, han compartido la pasión de su Maestro.
De esta manera, al final de la historia, Cristo se confronta con las naciones, en los mensajeros que fueron sus propios representantes; y lo que las gentes han hecho por ellos, lo han hecho por Él. No es el discípulo mayor que su Maestro, si a Él lo persiguieron, también los discípulos conocerá persecución. Pero por ellos serán juzgados los perseguidores. Así lo ha observado agudamente Jindrich Manek en su estudio: “¿Con quién se identifica Jesús? Una reconstrucción exegética acerca de Mateo 25, 31-46”. (Ver Jindrich Mánek, Mit wem identifiziert sich Jesus? Eine exegetische Rekonstruktion ad Matt. 25,31-46 en: Christ and Spirit in the New Testament Studies in honour of Charles Francis Digby Moule, Ed. by Barnabas Lindars and Stephen S. Smalley, Cambridge Univ. Press 1973, pp. 15-25).
Por el contrario, de la debilidad de los argumentos en que se apoya la exégesis filantrópica es un buen ejemplo el artículo de Gerhard Gross: “Los hermanitos más pequeños” (Die 'geringsten Brüder' Jesu in Mt 25,40 in Auseinandersetzung mit der neueren Exegese, en: Bibel und Leben 5(1964) 172-180.).
"Mateo 25,40.45 - afirma Lamar Cope- pinta el juicio como basado en el trato que hayan dado las naciones a los discípulos. Es una pintura inspirada en las tradiciones de la hospitalidad judías" [...] "La investigación demuestra también una actitud del autor del evangelio respecto de la Historia de la Salvación. La imagen del juicio, implícita en Mateo 10 y explicitada en esta perícopa es una imagen en la cual el mundo va a ser juzgado sobre la base de su recibimiento de Jesús y sus discípulos. La clara implicación de la combinación de la imagen del juicio con el mandamiento del Discurso Apostólico, es que el final sólo podrá venir cuando los discípulos hayan cumplido su misión a satisfacción de su Maestro. Esto es, que el Hijo del Hombre volverá para juzgar la tierra solamente después de que a 'todas las naciones' se les haya dado la oportunidad de recibir o rechazar a sus enviados" (“Mt. 25,40.45 draw a picture of the judgement based upon the treatment of the disciple/agents of the Son of Man by the nations. It is a picture which draws upon Jewish traditions of hospitality". [...] "The study also reveals an attitude of the author of the Gospel toward Heilsgeschichte. The picture of the judgement implied in Mt. 10 and made explicit in this pericope is one in which the world is to be judged on the basis of its reception of Jesus and his disciples. The clear implication of the combination of the picture of the judgement and the command of the Great Commission is that the end can only come when the disciples have carried out their mission to the satisfaction of their master. That is, the son of Man will return to judge the earth only after 'all the nations' have been given a chance to receive or reject him through his agents (cf Mc. 13,10; Mt 24,14)" Lamar Cope, Matthew XXV, 31-46 'The Sheep and the Goats' Reinterpreted en: Novum Testamentum 11(1969) 32-44, cita en p. 41).
Por lo tanto: detrás de la escena del juicio y de la identificación del Juez con los hermanitos suyos más pequeños, está la visión bíblica del Dios Pariente y del Pueblo de Israel que se prolonga en el nuevo Israel, que es la Iglesia, como un solo Nosotros divino-humano.
Los autores que sigue Juan Luis Segundo, cautivos de la racionalidad ilustrada que a tantos aprisiona mental y espiritualmente, permanecen fatalmente ajenos a esa visión teológica y antropológica bíblica y por eso su pensamiento se extravía en un nosotros interhumano y es incapaz de engancharlo con el nosotros divino-humano.
La Caridad, vista desde fuera del misterio de ese Nosotros divino-humano que es su contexto, se reduce necesariamente a filantropía. Y así se consuma, también a este nivel de la Caridad, la reducción naturalista y antropológica del misterio cristiano.
Es debido a esa extrañeza mental al pensamiento bíblico por lo que autores como Juan Luis Segundo desconocen los resultados de la ciencia exegética e ignoran la existencia del disenso. Juan Luis Segundo invoca, como se ha visto, en apoyo de su interpretación, la sola autoridad de Pierre Bonnard, quien a su vez se apoya, para el caso, en una obra de Theo Preiss (Hemos citado antes estas obras). Es comprensible la preferencia de Juan Luis Segundo por este comentarista de orientación coincidente con su ideología (Véase lo que afirma Juan Luis Segundo en: El Caso Mateo. Los comienzos de una ética judeo-cristiana, [Col. Presencia Teológica 53] Editorial Sal Terrae, Santander 1989, 408 pp. Nuestra referencia en pág. 226).
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