¿CON QUE UNA INJUSTICIA GRANDE ASÍ?
POR FAVOR, NO TOMAR EL SANTO NOMBRE EN VANO
¡STOP!
POR FAVOR, NO TOMAR EL SANTO NOMBRE EN VANO
¡STOP!
"La santidad del Nombre divino
exige no recurrir a él por motivos fútiles"
(Catecismo de la Iglesia Católica Nº 2155)
exige no recurrir a él por motivos fútiles"
(Catecismo de la Iglesia Católica Nº 2155)
Carta a un obispo
Sobre el manoseo del Nombre divino en los diarios
Y sobre la insensibilidad de los periodistas y lectores bautizados
ante el manoseo del Santo Nombre su Imagen también
Y sobre la insensibilidad de los periodistas y lectores bautizados
ante el manoseo del Santo Nombre su Imagen también
Estimado Monseñor:
Acudo a Usted para que vea si, amistosamente, puede llamarle la atención al director responsable sobre las menciones innecesarias, por motivos fútiles, del Nombre divino o de las imágenes sagradas, en el diario que dirige. Pero también a los fieles bautizados en general acerca del olvido del segundo mandamiento.
Con motivo del reciente campeonato mundial de fútbol, se han publicado en ese diario grandes titulares como éstos: "Dios es alemán", "Una injusticia grande así" junto a la foto del Cristo del Corcovado con los brazos abiertos (¡Abrazando el mundo!)
¡"No tomar su santo Nombre en vano" es el segundo mandamiento de la Ley! ¡Es válido para judíos y cristianos, porque ella prescribe el respeto que debe acompañar al amor a Dios sobre todas las cosas prescrito en el primer mandamiento! ¡Ambos mandamientos son, pues, inseparables y se sostienen o caen juntos! Desconsiderar el Nombre del Amor, es no considerar el Amor.
A los católicos nos lo explica el catecismo así: "la santidad del nombre divino exige no recurrir a él por motivos fútiles" (Catecismo de la Iglesia Católica Nº 2155).
Tras haberle escrito al Señor director sobre este asunto, casi como una réplica, otro titular siguió abusando: "Un barrio abandonado de la mano de Dios". ¿Es que nadie saldrá a reclamar que se respete el santo Nombre? Donde no hay respeto no hay amor. Y la insensibilidad de los católicos en este asunto es un termómetro que mide su tibieza.
Lo que no está protegido por ningún copy right ni por el registro de marcas comerciales, debería protegerlo el buen sentido, la consideración, el respeto a la fe de los demás. Y si ya no alcanza a protegerlo el segundo mandamiento de la ley de Dios, debería protegerlo, a lo menos, una elemental ética periodística: el respeto al lector. Pero también -- y sobe todo -- debería protegerlo el celo de los creyentes, que por lo visto y por desgracia está extinguido.
El abuso, por supuesto, no es exclusivo de ese medio de prensa en particular. Es tan, lamentablemente, tan corriente que ya nadie parece advertir la gravedad que reviste. Y eso, lejos de disuadirnos de señalarlo, debería urgirnos a enmendar nuestra omisión.
La inclinación de los cronistas deportivos (y otros) a echar mano del nombre de Dios o de imágenes y personas sagradas sin necesidad y con fines profanos es cosa añeja y difundida. ¡Más! es inveterada y universal en nuestros medios de prensa. Como botón de muestra recuerdo el titular de hace años "Nacional bajo palio" y hasta el manoseo de alguna jaculatoria. Y si este abuso se ha ido extendiendo y creciendo con los años, ello se debe al debilitamiento progresivo de la caridad y de celo por la santidad del Nombre.
Monseñor: ¿Cómo vamos enseñar a la gente a amar a Dios si no se comienza por respetarlo? ¿Y cómo inculcar el respeto si no se respeta su santo Nombre ni sus imágenes? ¿No deberíamos llamar la atención a los fieles sobre esta gravísima omisión de reclamar el respeto por el nombre? ¿Dónde están los creyentes? ¿Qué ha pasado con el pueblo católico?
Sabemos
qué ofensivo resulta, justificadamente, para judíos y musulmanes piadosos, el abuso de
nombres y personas sagradas, pronunciados aunque sea sin intención ofensiva (¡cuánto
más si es en broma o en son de burla o sea sin el debido respeto!). Pero ¿y los católicos? ¿dónde están? ¿no les duelen las faltas de respeto al santo Nombre? ¿No habría que darle un lugar a este asunto en las prioridades pastorales?
Agradezco su atención en la convicción de que lo que le planteo no es ajeno a su sensibilidad y sus criterios.
P. Horacio Bojorge
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