lunes, 30 de diciembre de 2013

TÚ CORONAS EL AÑO CON TU BENIGNIDAD

Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro. Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de TI.

Gracias en primer lugar por haberme seguido engendrando como hijo tuyo desde el día en que me bautizaste en el agua y en Tu Espíritu. Gracias por otro año más que me acerca al abrazo contigo, Oh Padre. Gracias por el torrente continuo de tu gracia día y noche.

Gracias por el aire y el sol, por todo lo bello, lo placentero, lo útil que tu Verbo eterno, tu Hijo el Creador ha derramado en su obra creadora, en la naturaleza: las flores, la variedad de árboles y plantas, las aves y los animales. La bóveda inmensa del cielo en el que giran los astros gobernados por tu voluntad y por tus ángeles.

Gracias por la vida y sobre todo por el buen amor que viene de ti, y que le da sentido. Gracias por la alegría y el dolor que lo acompañan.
Gracias por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser. Todo tu gobierno de nuestras vidas coopera para el  bien de los que te aman.

Te ofrezco cuanto hice en este año tratando de elegir lo que me une a ti, y dejando lo que de ti me aparta o me apartaría. Gracias por el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude crear.

Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mí y los que estén más lejos, los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.

Te pido también por los que me han hecho sufrir, me han herido, ignorado, mal tratado, perjudicado, te agradezco porque me has dado misericordia hacia su mal en vez de odio o rencor, que es lo que brota naturalmente de mí.

Señor, quiero pedirte perdón. Perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado. Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir en tu servicio sin alegría y sin entusiasmo.

También por la oración que poco a poco fui aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte. Por todos mis olvidos, descuidos y silencios, nuevamente te pido perdón. Por mi irreverencia en el trato contigo, 

En los próximos días iniciaremos un nuevo año y detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar y te presento estos días que sólo TÚ sabes si llegaré a vivirlos.

Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.

Quiero vivir cada día como hijo tuyo, con bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.

Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.

Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno. Que mi espíritu se llene sólo de tus gracias y tus bendiciones y las derrame a mi paso.

Cólmame de bondad y de alegría para que, cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí encuentren en mi vida un poquito de TI.

Danos la gracia de amarte y amar a todos y enséñanos a recibir y repartir amor. 
Porque el buen amor, tu Amor, es la fuente de la verdadera felicidad.  Amén

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