Marcos, capítulos 11 al 13
La sección del triduo en Jerusalén abarca los capítulos 11, 12 y 13.
Está delimitada por una inclusión entre la venida y entrada solemne de Jesús a Jerusalén y la venida que se ha de esperar y no se sabe cuándo ocurrirá.
11,1.11: “cuando se aproximaban a Jerusalén....y entró en Jerusalén”
13,35: “velad porque no sabéis cuándo regresará el dueño de la casa”
Apunta a que los discípulos no incurran en la misma dejadez de los responsables del templo, que permitieron que la casa de oración se convirtiera en casa de mercado. (Ver Malaquías en especial el capítulo 3)
Esa relación la sugiere el título que aquí se le da Jesús: el dueño de la casa, es decir, del templo, al que los judíos entre otras denominaciones le llamaban "La Casa". Y Jesús: "La Casa de mi Padre". La carta a los Hebreos dice que Dios puso a Jesús al frente de su casa.
Como hemos ido viendo a lo largo del EMc, la casa significa la casa de Pedro, la Iglesia.
La sección del triduo en Jerusalén abarca claramente un triduo más en la actividad de Jesús.
El primero, en el cap. 1 inauguraba su ministerio en Galilea.
Éste inaugura su actividad en Jerusalén, de hecho su Pasión, Muerte y Resurrección.
Las marcas cronológicas se leen en los versículos
11,11: siendo ya tarde (fin del primer día)
11,12: al día siguiente (comienzo del segundo día)
11,19: al atardecer (fin del segundo día)
11,20: al pasar muy de mañana (comienzo del tercer día)
Entradas y salidas.
Jesús pasa el día en Jerusalén y el templo y por las noches duerme en Betania, fuera de la ciudad. Cada día va y viene. El Evangelio según san Mc menciona explícitamente cada entrada y salida de Jesús en Jerusalén y en el templo:
11,1: se menciona Betania como lugar desde donde llega Jesús a Jerusalén
11,11: “entró en Jerusalén, en el templo”, es la primera entrada solemne: 11,1-10
11,12: “salieron de Betania”
11,15: “llegan a Jerusalén y entrando en el templo”
11,19 : “al atardecer salió fuera de la ciudad”
11,27: “vuelven a Jerusalén y mientras andaba por el Templo”
13,1: “al salir del templo” Es la salida solemne, que hace de inclusión con la entrada solemne de 11,1-10.
El capítulo 13
contiene un discurso de Jesús, que pronuncia sentado en la ladera del monte de los Olivos, “frente al Templo”, desde afuera de la ciudad y el Templo que lo ha rechazado.
La posición de sentado,
como vimos en 4,1 y 9,35 indica que se trata de una enseñanza muy solemne e importante.
Este capítulo 13 contiene enseñanzas acerca de la vida de la Iglesia futura, que sustitutirá con su culto al culto del templo, del que no quedará piedra sobre piedra (13,1-2)
La importancia de las salidas-entradas, y del dormir y estar afuera de la ciudad, se remarca con el final de la sección en 13,33, donde la recomendación de velar, se expresa en griego con un verbo que denomina la acción de los pastores que duermen en el campo cuidando la grey: gregoreuo.
El primer día del triduo está ocupado por la entrada solemne y triunfal de Jesús en la ciudad de David y en el templo. Jesús “entró en Jerusalén, en el Templo y después de observar todo a su alrededor (como un rey), siendo ya tarde, salió con los Doce para Betania” (11,11)
(Cfr. Malaquías: el Señor viene a visitar su templo)
El segundo día contiene la maldición de la higuera y la limpieza del templo, donde Jesús no encuentra frutos de oración. Es claro que la higuera representa al templo desacralizado y profanado.
El tercer día se abre con el tema de la higuera, acerca de la cual le preguntan los discípulos. Pero Jesús, aparentemente no responde la pregunta, sino que sale hablando de otra cosa. Pero no es otra cosa: Jesús instruye a sus discípulos acerca de la fe y de la oración. Ellos, como Iglesia, sustituirán el culto profanado con su oración que será escuchada. En esta instrucción breve sobre la oración de los discípulos, hay elementos del Padre Nuestro, que Marcos no presenta: el perdón para ser perdonados. Estas palabras permiten también asomarse al interior de la severidad de Jesús, no desprovista de misericordia, aún cuando corrige el desorden del templo.
El resto del tercer día está colmado con las controversias contra Jesús:
1.- de los sumos sacerdotes y los escribas
2.- de los fariseos y herodianos
3.- de los saduceos
Los sumos sacerdotes y escribas cuestionan la autoridad de Jesús. Este les responde interrogándolos sobre si ellos reconocían alguna autoridad al Bautista. Y como no le responden a este propósito, tampoco les da otra respuesta que la parábola de los viñadores que mataron al hijo. Es importante la cita sobre la piedra angular que desecharon los edificadores, en el centro de la cual está el título de Señor, que se identifica con el dueño de la viña (ver el dueño de la casa en 13,35).
Los fariseos y herodianos, que habían complotado matarlo en 3,6 sacan materia del tema que los divide en un desacuerdo irreconciliable para tenderle un lazo a Jesús. Pero tampoco consiguen nada.
En este día terrible de Jesús, se enfrenta también con los saduceos.
Luego sobreviene una cierta bonanza y la acción se arremansa con la intervención del doctor de la ley y las enseñanzas de Jesús en el Templo que son oídas con gusto por el pueblo.
En la conversación con el doctor de la ley es central el mandamiento de amar a Dios con todo el corazón. La que cumplirá esta exigencia de total entrega será la viuda pobre en 12,41-44.
En el corazón de este capítulo se encuentra la demostración de la divinidad del Mesías que Jesús funda en argumentos tomados del salmo 109-110.
El capítulo se cierra con dos tipos religiosos los fariseos que medran y buscan gloria en las cosas de Dios, y la viuda pobre que pone toda su confianza en el Señor poniendo en el tesoro del templo sus moneditas. Unos buscan en la piedad y la religión su propio provecho: gloria, honores, riqueza. La otra sirve a Dios dándolo todo.