5.8.- Platón
Platón insistirá menos en el parentesco del hombre con Dios que sobre el parentesco del alma, en especial del intelecto, con las Ideas y con el Ser. Es bajo este aspecto que concibe el "parentesco divino" de la humanidad. Ni en él ni en Aristóteles se tratará de un Dios personal.
A Platón, todo personalismo le parecía teñido de antropomorfismo. Se contentaba con un monoteísmo difuso, el único posible entre los griegos. Pero el parentesco, la connaturalidad del alma con el mundo de las Ideas, es lo que le permite al hombre conocer.
5.9.- Stoa: Cleanto y Aratos
En la escuela estoica se encuentran expresiones semejantes y cercanas al pensamiento bíblico, pero en un contexto y por lo mismo con sentidos muy diversos. En Cleanto y en Arato se han señalado los dos textos más cercanos y semejantes a la visión bíblica.
[Imagen: Cleanto: Himno a Zeus]
Cleanto: Porque es de ti de quien provenimos, ya que somos los únicos, entre todos los seres mortales que tienen vida y se mueven sobre la tierra, que hemos recibido en comunicación el sonido que imita todas las cosas" Arato: "¡Que todo canto comience por Zeus! Mortales: ¡no dejemos de alabar jamás su nombre! Todo está lleno de Zeus, tanto las calles como las plazas donde los hombres se reúnen, y el vasto mar y los puertos: a cualquier lado que vayamos, todos tenemos necesidad de Zeus. Como que somos de su raza ["Tou gar kai génos esmen"]... Y él, como un bondadosísimo padre, da a los hombres signos propicios"[Himno a Zeus].
Es el verso de este himno que cita san Pablo en el Areópago.
Arato de Soli, Cilicia, fue un poeta didáctico, hacia el 270 .C., su principal obra: Phaneomena. El texto de Arato es el que Pablo de Tarso alegó en el Areópago, en un frustrado intento por tender un puente entre los teólogos griegos y su evangelio.
Cleanto de Assos, Troya, filósofo estoico hacia el 264 a.C. asumió la dirección de la escuela del Pórtico siendo sexagenario y la rigió durante treinta años, muriendo casi centenario. Cleanto es autor de un himno a Zeus paralelo del himno a Zeus de Arato en su Fenomena.
[NOTA: El himno a Zeus: Stobaei Anthologium I,1.12, p.25,3W; puede verse también en J.U. Powell, Collectanea Alexandrina, Oxford 1925, p. 227-229. Traducción francesa en A.-J. Festugière, La Révélation d' Hermes Trismégiste, II, Paris, 1949, p. 311-313 y en E. Des Places, Histoire des religions, III, p. 269].
Según Wilamowitz, el himno a Zeus de Cleanto sería una oración para las comidas comunes que se celebraban habitualmente en la escuela estoica, con más frecuencia que en la Academia.
La dependencia entre ambos himnos de estas dos figuras de la escuela del Pórtico y contemporáneas, es un asunto discutido y que no nos interesa dilucidar.
Citamos a continuación los exordios de ambas composiciones:
1º Cleanto:
"¡El más glorioso de los Inmortales, tú al que se invoca con tantos nombres, eternamente todopoderoso, Zeus, autor de la Naturaleza, que en la Ley gobiernas todas las cosas, yo te saludo!: Porque todo hombre, sin impiedad, puede dirigirte la palabra. Porque es de ti de quien provenimos, ya que somos los únicos, entre todos los seres mortales que tienen vida y se mueven sobre la tierra, que hemos recibido en comunicación el sonido que imita todas las cosas" (e.d. el Logos, la Palabra).
2º Arato
"¡Que todo canto comience por Zeus! Mortales: ¡no dejemos de alabar jamás su nombre! Todo está lleno de Zeus, tanto las calles como las plazas donde los hombres se reúnen, y el vasto mar y los puertos: a cualquier lado que vayamos, todos tenemos necesidad de Zeus. Como que somos de su raza ["Tou gar kai génos esmen"... Y él, como un bondadosísimo padre, da a los hombres signos propicios
[La expresión “tou gar kai génos esmen” es antiquísima en contexto no directamente religioso y parece una reminiscencia de la Ilíada, a la que se le ha trasladado el sentido para aplicarlo al plano religioso. En Ilíada 6,210, Glauco cierra la historia de su abolengo con estas palabras: "Tal alcurnia y tal sangre me glorío de tener" (tautés toi geneês te kai haimatos eukhomai eînai)]
A pesar de la semejanza, no hay que engañarse. El origen común de hombres y dioses no implica de parte del hombre un sentimiento de dependencia, y menos aún un sentimiento filial respecto de los dioses. En el estoicismo los dioses se reducen a la unidad del Zeus-logos, el hecho de que los hombres deban a este dios único su existencia, no crea entre ellos y éste los vínculos paterno-filiales. Sin embargo, el himno de Aratos concluye por un: "¡Salve Padre, maravilla soberana, soberano beneficio para los seres humanos!" (v.15).
"El concepto de syngeneia expresa el parentesco con el matiz de la connaturalidad (synfysis), de la participación en la misma naturaleza. Es un énfasis en lo ontológico, muy propio del genio filosófico del alma griega"... "Habrá que esperar siglos, hasta en los umbrales de la era cristiana, para que los estoicos, Aratos, Epicteto, osen proclamar al hombre como hijo de Dios".
[En las imágenes: Epicteto (arriba); Aratos (abajo)]
5.5.- Los vínculos entre dioses y hombres:
Ser de la raza de los héroes es un título de gloria. Cuánto más ser de raza de dioses. Pero ¿tienen ambas razas un origen común? Los poemas homéricos insisten sobre la miseria de la condición humana.
El mismo Aquiles le dice a Príamo: "Tal es la suerte que los dioses asignaron a los pobres mortales, vivir en la tristeza, mientras ellos viven libres de todo cuidado” [Iliada 24,525-526].
Apolo se niega a batirse con Poseidón "a causa de los pobres seres humanos, semejantes a las hojas, que hoy están verdes y llenas de brillo y mañana se secan y caen...” [Iliada 21,463-466].
Los dioses deben guardar distancia respecto de los hombres: Hermes no puede quedarse mucho con Príamo porque "estaría mal que un dios inmortal demostrase a mortales favor tan manifiesto" [Iliada 24,463-464].
Cuando Diomedes se arroja sobre Eneas, sin respetar al dios que lo protege, Apolo lo reconviene: "¡Detente! y no pretendas igualar tus designios a los de los dioses; serán siempre dos razas distintas, la de los dioses inmortales y la de los humanos que andan sobre la tierra” [Iliada 5,440-442].
Néstor dirá: "Ningún mortal podría penetrar los pensamientos de Zeus; por mejor que fuese, Zeus lo supera cien veces” [Iliada 8,143-144].
5.6.- Las dos razas - la divina y la humana - no se identifican.
Habrá que esperar siglos, hasta en los umbrales de la era cristiana, para que los estoicos, Aratos, Epicteto, osen proclamar al hombre como hijo de Dios.
Por lo tanto la fórmula que hace a Zeus "padre de los dioses y los hombres” [por ej.: Iliada 1,544], no expresa, como adelantáramos, más que una autoridad patriarcal y no una verdadera paternidad respecto de los hombres. Homero piensa en una dependencia, no en una filiación. Reconocer que depende de los dioses es el primer deber del hombre homérico.
A pesar de estas afirmaciones, Homero habla poco de relaciones espirituales entre Dios y el hombre. Está muy lejos de la visión bíblica, expresada por Lactancio en su vertiente cristiana, pero que suscribiría y podría reconocer como suya cualquier jasíd: "Pietas nihil aliud est quam Dei parentis agnitio” [Institutiones Divinae III,9].
5.7.- Nos encontramos pues, en el mundo griego, con un fenómeno perturbadoramente semejante al del mundo bíblico. La solidaridad familiar, fuertemente anudada por la concepción del genos, favorecía la idea de una intimidad divina que llegaba hasta la semejanza. Ya que, como dirá Hesíodo, "el ideal de los padres es tener hijos que se les parezcan", el parentesco con Dios deberá traducirse, también, en una semejanza.
Los griegos tendieron siempre a acercarse a sus dioses, o a acercar a sus dioses.
Homero representa sólo el comienzo de una larga historia religiosa del mundo griego. Hay mucha distancia entre el genos = la raza de la que se enorgullecen de provenir los héroes homéricos y el genos tal como lo entiende Aratos: raza de los dioses a la que pertenecen también los hombres. Si se trata de un parentesco real, syngenés se traduce por pariente o próximo.
En los usos metafóricos puede traducirse como connatural y equivale a synfytos [De igual naturaleza o fysis]. Como ha relevado Des Places, numerosos textos de Platón en sus últimos diálogos, y también textos de Aristóteles o de Teofrasto convencen de la cuasi-sinonimia entre syngenés y synfytos.
La idea de parentesco en el mundo griego, que tiene su origen en la institución familiar, se va tiñendo, en la historia del pensamiento griego, de un valor filosófico y religioso.
El concepto de syngeneia expresa el parentesco con el matiz de la connaturalidad (synfysis), de la participación en la misma naturaleza. Es un énfasis en lo ontológico, muy propio del genio filosófico del alma griega.
Llega a las librerías el volumen del papa Joseph Ratzinger sobre la infancia del Mesías en los Evangelios. Sostiene que es "historia verdadera" y no pura construcción teológica
por Sandro Magister
ROMA, 20 de noviembre de 2012 – "La infancia de Jesús", de Joseph Ratzinger - Benedicto XVI estará desde mañana a la venta en el original alemán y en otros ocho idiomas: italiano, inglés, francés, español, portugués, brasileño, polaco y croata. La tirada global de lanzamiento supera el millón de ejemplares. En los próximos meses, el volumen será traducido en otros once idiomas y difundido en 72 países.
Es un libro breve, escrito en forma simple y lineal. Es más fácil de leer, respecto a los dos tomos más gruesos del "Jesús de Nazareth". Fue el último publicado, pero en la intención declarada por el autor "es una especie de pequeña 'sala de ingreso' a los dos anteriores volúmenes sobre la figura y el mensaje de Jesús de Nazareth".
Antes que el libro saliera a la venta, la mayor incógnita era de qué manera Benedicto XVI respondería a la pregunta si el nacimiento virginal, la adoración de los Reyes Magos y los otros relatos de la infancia de Jesús, en los Evangelios de san Mateo y de san Lucas, son "historia realmente acontecida" o "solamente una meditación teológica expresada en forma de historia".
El autor se inclina decididamente por la primera de las dos respuestas, pero sin negar ciudadanía en la Iglesia a la segunda postura.
Al término del capítulo sobre los Reyes Magos, Benedicto XVI da la razón a Jean Daniélou, cuando éste escribió en "Los Evangelios de la Infancia":
"A diferencia del relato de la anunciación a María, la adoración por parte de los Reyes Magos no afecta a ningún aspecto esencial de la fe. Podría ser una creación de san Mateo, inspirada por una idea teológica: en este caso nada colapsaría".
"Pero el mismo Daniélou – prosigue el papa Ratzinger –, llega a la conclusión que se trata de acontecimientos históricos cuyo significado ha sido interpretado teológicamente por la comunidad judeo-cristiana y por san Mateo".
Y continúa afirmando:
"Para decirlo en forma simple: ésta es también mi convicción".
Benedicto XVI reconoce que "en el transcurso de los últimos cincuenta años" se ha afirmado entre los exégetas la tendencia a no reconocer la historicidad de la adoración de los Reyes Magos. Esta opinión - advierte - "no se funda en nuevos conocimientos históricos, sino en una actitud diferente frente a las Sagradas Escrituras y al mensaje cristiano en su conjunto".
Como prueba de este cambio, el Papa hace ver claramente que mientras el protestante Gerhard Delling, en el término "Mágos" del "Diccionario Teológico del Nuevo Testamento", ya en 1942 "consideraba asegurada en forma convincente la historicidad del relato sobre los Reyes Magos", posteriormente "también exégetas de clara orientación eclesial" como los católicos Ernst Nellessen o Rudolf Pesch se han pronunciado "contrarios a la historicidad" o al menos han "dejado abierta tal cuestión".
Pero frente a todo esto Benedicto XVI aconseja "considerar atentamente" la postura de otro exégeta católico contemporáneo, Klaus Berger, que en su comentario del 2011 al Nuevo Testamento escribe:
"Es necesario suponer – hasta que haya prueba en contrario – que los evangelistas no intentan engañar a sus lectores, sino que quieren relatar hechos históricos. Impugnar por pura sospecha la historicidad de este relato va más allá de toda competencia imaginable de los historiadores".
Y concluye diciendo que:
"No puedo no concordar con esta afirmación. Los dos capítulos del relato de la infancia en el Evangelio de san Mateo no son una meditación expresada en forma de historia. Al contrario: san Mateo nos relata la verdadera historia, que ha sido meditada e interpretada teológicamente, y de este modo nos ayuda a comprender más a fondo el misterio de Jesús".
A continuación presentamos la página final del libro, al término del capítulo sobre Jesús a los doce años perdido y encontrado en el Templo.
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EL MISTERIO DEL VERDADERO HOMBRE Y VERDADERO DIOS
[...] Es importante también lo que san Lucas dice sobre el crecimiento de Jesús no sólo en edad, sino también en sabiduría. Por una parte, en la respuesta del adolescente de doce años se hizo evidente que Él conoce al Padre – Dios – desde dentro. Solamente Él conoce a Dios, no sólo a través de personas humanas que dan testimonio de él, sino que Él lo reconoce en sí mismo. Como Hijo, Él está en una relación de tú a tú con el Padre. Vive en su presencia. Lo ve. San Juan dice que Él es el Único que "está en el seno del Padre" y por eso puede revelarlo (Jn 1, 18). Es precisamente lo que se torna evidente en la respuesta del adolescente de doce años: Él está con el Padre, ve las cosas y a los hombres bajo su luz.
Pero también es cierto que su sabiduría crece. En cuanto hombre, Él no vive en una omnisciencia abstracta, sino que está arraigado en una historia concreta, en un lugar y en un tiempo, en las diferentes fases de la vida humana, y de todo ello recibe la forma concreta de su saber. Así aparece aquí, en modo muy claro, que Él ha pensado y aprendido en forma humana.
Se torna realmente claro que Él es verdadero hombre y verdadero Dios, tal como lo expresa la fe de la Iglesia. En última instancia, no podemos definir el profundo entrecruzamiento entre una y otra dimensión. Permanece como misterio, y sin embargo aparece en forma muy concreta en la breve narración sobre el adolescente de doce años – una narración que abre así al mismo tiempo la puerta hacia la totalidad de su figura, que luego nos es relatado por los Evangelios.
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El libro:
Joseph Ratzinger - Benedicto XVI, "La infancia de Jesús", Editorial Planeta, 2012.
19.11.2012 > Diario Vaticano / En la curia, todos vestidos como es debido Una circular interna prohíbe al clero la vestimenta de paisano e impone la vuelta al hábito talar. También para los obispos que estén en visita en Roma. He aquí el texto íntegro de la carta, firmada por Bertone por encargo del Papa
16.11.2012 > De Marx a Ratzinger. El manifiesto del giro No es solamente el Atrio de los Gentiles. En la frontera entre la fe y la no-fe ha retornado la hora de las conversiones. Y de "una nueva alianza", con Benedicto XVI como faro
9.11.2012 > Luces y sombras del concilio. La laguna que Juan Pablo II quiso colmar Se refería a la acción misionera de la Iglesia. La génesis del decreto conciliar "Ad gentes" y de la encíclica de 1990 "Redemptoris missio" en las memorias inéditas del padre Piero Gheddo, que trabajó en la redacción de ambos documentos
5.3.- Homero
En literatura, en moral, en religión, Homero, entre los griegos, es un punto de partida: se lo encuentra al comienzo de todo. Las dos corrientes brotadas del sentido de la raza griega también tienen su origen en Homero. La que vincula entre sí a los hombres miembros del mismo genos. Y la que introduce al hombre en la familia de los dioses. En los poemas homéricos hay lugar para el deseo del hombre de elevarse a la altura del antepasado común de dioses y hombres: Zeus.
5.4.- Los vínculos de parentesco humano:
Si se pregunta de dónde proviene la naturalidad y el interés humano de los poemas homéricos, lo primero que salta a la vista es la frescura de sus comparaciones.
Pero cuando se penetra al mundo de los sentimientos, se descubrirá que residen sobre todo en la psicología de los vínculos familiares. Tanto en la Iliada como en la Odisea es constante la expresión de los amores de familia: paterno, materno, filial, conyugal.
Recuérdese el canto XXII de la Iliada, centrado en la muerte de Héctor. Antes de su combate con Aquiles, las súplicas de Príamo y Hécuba que tratan de disuadir a su hijo. Después de su muerte, las lamentaciones de ambos. Aquiles no olvida a su anciano padre Peleo, cuya memoria le evoca Príamo. Telémaco recorre el mundo a la búsqueda de Ulises. Y el clímax de la Odisea está en el retorno al hogar y en el reencuentro.
Las razones con que Néstor mueve a los guerreros para luchar son: "que cada cual recuerde a sus hijos y a su esposa, a su casa y a sus padres, ya sea que los tenga aún vivos, ya sea que hayan muerto".
La relajación de la constitución del genos y el debilitamiento de la autoridad paterna, que a partir de la Odisea tienden a arruinar la solidaridad familiar, no impiden que ésta guarde todavía en Homero su cohesión. [G. Glotz, La Solidarité de la famille dans le droit criminel de Grèce, Paris 1904, p. 4, cf. p 16-17.]
La sangre y la raza hablan todavía en voz más alta que la justicia y el derecho. Mejor dicho, ellas son y dictan justicia y derecho. Un héroe de Homero siempre está pronto para recordar su genealogía. Por ejemplo Glaucos termina su relato y la gesta de Belerofonte con la fórmula: "Esta es la raza, la sangre de la que yo me glorío de provenir" [Iliada VI,211].
Las bases de la sociedad homérica son el derecho familiar y la moral del honor.
La Iliada y la Odisea ignoran todavía la palabra syngeneia, pero genos comienza allí su carrera.
Y el concepto de areté, de la excelencia del hombre, tiene que ver mucho con su origen familiar.
5.2.- Se ha comparado el texto del Prólogo del Evangelio según San Juan 1,12-13 con un texto de Epicteto [Dichos I,3] donde se refleja una concepción de un doble parentesco "según la carne y según el espíritu".
========================= Epicteto, filósofo estoico, afirma: "Compórtate siempre, en todos los asuntos, grandes y públicos o pequeños y privados, de acuerdo con las leyes de la naturaleza. La armonía entre tu voluntad y la naturaleza debería ser tu ideal supremo." ========================
En el texto de Juan se habla de la adopción del hombre por Dios.
Naturalmente, jamás ningún griego pudo considerarse hijo de Dios a la manera bíblica, ni en particular a la manera cristiana. Pero Pablo de Tarso, citando el verso de Arato, demuestra que veía la posibilidad de encontrar en él un punto de inserción, para la visión cristiana, dentro de la visión de un griego.
¿En qué medida podían recubrirse las conciencias griega y cristiana de que el hombre era hijo de Dios?
Antes que nada hay que disipar un equívoco. Si bien es cierto que Homero habla de Zeus como "padre de los dioses y de los hombres", eso no quiere decir que Zeus sea lo uno y lo otro de la misma manera.
Cuando Juan, el evangelista, llama a los hombres "Hijos de Dios", puesto que vivía en un mundo donde el helenismo había sembrado el equívoco, se cuida de marcar las diferencias con la filiación del Verbo. Como se ha observado acertadamente: "La idea de ver en los hombres, sustancialmente, la raza de Dios, no es una idea cristiana ni judía. Es decir, no es una idea proveniente del mundo de la cultura bíblica". [D.A. Frövig, "Das Aratoszitat der Areopagrede des Paulus" (in Symbolae Osloeneses, XV-XVI, 1936, p. 33-56) p. 48. Sobre el versículo de los Hechos (17,28) ver Biblica XLIII, 1962, p. 388-395; P. Courcelle, en R.E.G. LXXVI, 1963, p.401-413].
Tampoco era una idea griega sin más ni más. La fórmula griega sobre la paternidad universal de Zeus sobre dioses y hombres no implica necesariamente una identidad entre la raza divina y la raza humana. Muy posiblemente no expresa otra cosa que la autoridad patriarcal de un paterfamiliae.
"En el orden de las ideas, el concepto griego de parentesco del hombre con Dios, se sitúa en la intersección de dos corrientes principales que dividen el pensamiento griego. La corriente legalista que insiste en la distancia entre las dos razas. Y la corriente mística y filosófica que urge al hombre a imitar a los dioses…”
5.- Visión bíblica y visión griega del parentesco de Dios y el hombre.
También en la cultura griega antigua había conciencia del alma y de la personalidad íntima. Esto llevó a algunos de sus representantes a presentar al alma humana como unida a Dios por una filiación de naturaleza.
Nos importa mostrar las diferencias que hay debajo de estas aparentes convergencias.
De alguna manera, al señalar las diferencias, podremos acercarnos más a una mejor comprensión de la visión bíblica.
Como en la cultura bíblica, también los griegos hablaron de la parentesco del hombre con Dios. El término central de estas elucubraciones es la sungeneia. El hombre es sungenés de los dioses, es de su mismo génos [raza].
[En este quinto punto sigo el estudio del P. Édouard Des Places S.J., SYNGENEIA, La Parenté de l'Homme avec Dieu d'Homère à la Patristique. C. Klincksieck, Paris l964. De él ofrecemos las notas y citas de sus fuentes eruditas ya que su obra es de difícil acceso].
Pablo de Tarso, en el discurso del Areópago, buscando un punto de contacto y de inserción del mensaje evangélico en la cultura y en la religión griega, cita, en su famoso discurso, un verso del poeta Arato: "Somos de la raza de los dioses. [= Tou gar kai génos esmen].
Pablo cita al poeta Arato en su composición Phaenomena 5. El término génos lo introduce Píndaro, pero la realidad se encuentra ya en Homero. ¿Vieja creencia en una creación? ¿En una preexistencia del alma en otra vida? En todo caso el instinto y el atractivo esencial era el retorno a Dios. Y de ahí el atractivo que sobre el alma griega tuvieron las religiones de misterios. Hijo de Dios, destinado a reencontrarlo, el hombre debe parecérsele. Platón declaró por eso, que era la tarea propia de la vida humana, parecerse a Dios. Esta noción de parentesco, plantea problemas que, también en este caso, han sido encarados desde el área de distintas disciplinas: filológica, histórica, literaria.
[NOTA: El Padre Des Places afirma: "Los términos relativos al parentesco ofrecen una materia muy propicia para la lingüística comparada”. Remite al lector estudioso a una obra fundamental de conjunto del indo-europeo: B. Delbrück, "Die indogermanischen Verwandtschaftsnamen. Ein Beitrag zur vergleichenden Alterthumskunde" en Abhandlungen der k. sächs. Gesellschaft der Wiss. , ph.h. Kl., XI, 1890, p. 379-606.
De este estudio afirmaba E. Beneviste en 1950, que seguía siendo válido (Bull. de la Soc. Lingu. de Paris XLVI, 1950, p. XX-XXII (resumen de una comunicación sobre los términos de parentesco).
Para el griego y el latín el estudio de J. Wackernagel, en Kleine Schriften, Göttingen, 1956,p. 468-493. Antes en: Festgabe A. Kaegi, Frauenfeld, 1919, p. 40-65.
Para el griego, este vocabulario del parentesco, "altamente arcaico" en el que "se traduce un estado social patriarcal" ha sido descrito por P. Chantraine "Les noms du mari et de la femme, du père et de la mère en grec" (R.E.G. LIX-LX, 1946-47, p. 219-250; Cfr. Études sur le vocabulaire grec, Paris, 1956, p. 14: "les noms de parenté présentent un aspect archaïque et conservateur"].
En el orden de las ideas, el concepto griego de parentesco del hombre con Dios, se sitúa en la intersección de dos corrientes principales que dividen el pensamiento griego.
La corriente legalista insiste en la distancia entre las dos razas. Es la que siguen por lo general los poetas, aunque algunos versos de Homero o de Píndaro tienden a dar a los dioses y a los hombres un origen común.
La corriente mística y filosófica, se apodera de este vínculo que une al hombre y a la divinidad. Urge a los hombres a imitar lo eterno; al fin, el hombre se convertirá en Dios [Les Religions de la Grèce antique, en Histoire des Religions, III, 1955, p. 179-180 y 224-225].