viernes, 9 de mayo de 2014

QUÉ ES LA SANTIDAD DE DIOS [3 DE 3]

LA LEJANÍA DEL CERCANO
LA CERCANÍA DEL LEJANO

DEL PARENTESCO A LA FILIACIÓN
24) La teología de la Alianza, es lo que la fe bíblica tiene de afable, en el sentido opuesto a lo inefable. La Alianza define y explica muy bien el núcleo característico de la religión bíblica respecto de otras religiones.

25) El comportamiento del Dios de la Alianza es el fundamento, el modelo ejemplar y el precedente posibilitante a la vez, del comportamiento, de la moral del pueblo de la Alianza. 28) Esa conducta divina se define por dos términos que son casi atributos divinos. Jen gracia, elección; y Jésed amor, misericordia. Por gracia y misericordia Dios elige. Ellas son también las dos virtudes del antes y después de la Alianza, las virtudes del Dios de la Alianza. Jen y jésed, la gracia y la misericordia divina expresan la Alianza. La Alianza debe perdurar y perpetuarse, expandirse y universalizarse por ejercicio de gracia y misericordia, primero dentro del pueblo mismo de la Alianza y después a nivel de toda la Humanidad.
Pero he aquí que la gracia y la misericordia, jen y jésed, son, en el ámbito de la fe bíblica que los acuña, términos que pertenecen a la vez al ámbito de las relaciones religiosas (es decir divino-humanas) y al ámbito de las relaciones familiares y sociales (es decir inter-humanas).

26) Pertenece al corazón oculto e inefable (difícilmente expresable y por eso raramente mencionado) de la cultura bíblica, el hecho de que las relaciones entre los hombres y las relaciones entre Dios y los hombres se conciben como análogas y se expresan mediante categorías comunes como los términos jen y jésed, que expresan la faceta de la cercanía de Dios que compone su atributo de santidad.

27) Esto sugiere que en la revelación bíblica Dios ha hecho de las relaciones interhumanas, y particularmente de las relaciones familiares de parentesco, el ámbito preferencial de su autorrevelación o epifanía. Los justos bíblicos han experimentado la epifanía divina como una comunicación interpersonal, como una vinculación de parentesco. Dios se les ha revelado como Dios pariente de los patriarcas, como Goel de sus descendientes, el pueblo elegido.

28) De ahí, que los vínculos familiares deban vivirse a imitación de las virtudes divinas, del divino pariente y auxiliador de los patriarcas. Según exige la ley de santidad del Levítico: la vida de familia se ha de vivir en santidad y pureza sexual (Lev 18, 1-30). Las conductas lujuriosas de las cultura egipcia y cananea son opuestas a la epifanía divina en la santidad de la familia porque divinizan la fuerza sexual sacándola del contexto de la caridad que se da a conocer en la autorrevelación del Dios Pariente. En  el pueblo santo la sexualidad no debe separarse del amor esponsal. La separación del sexo y el amor procreativo es la pérdida de su carácter santo.

29) Que Dios se manifieste ahora como el Padre santo de nuestro Señor Jesucristo y que sus discípulos se conviertan, por regeneración divina, en sus hermanitos más pequeños, se comprende, así, como el “cumplimiento” de la Ley y los profetas. Los reengendrados han sido por lo tanto santificados. En esta regeneración, el Padre se ha manifestado santo. Ellos desean ahora manifestar en sus vidas la misma santidad del Padre. Y lo piden como gracia: santificado sea tu nombre [en nosotros y en todos los que lleguen a ser tus hijos]