viernes, 2 de mayo de 2014

¿QUÉ ES LA SANTIDAD de DIOS? (2 de 3)

LA LEJANÍA DEL CERCANO
LA CERCANÍA DEL LEJANO

ÍCONOS BÍBLICOS DE LA SANTIDAD
12) ¡Santo Santo Santo! cantan los serafines en la visión de Isaías (6, 3) Los ángeles expresan e interpretan lo que Isaías ve: a Dios sentado en un trono excelso y elevado, (aposentado en su trascendencia inaccesible, en el trono de su trascendencia), pero el borde de cuyo manto llena el templo (haciéndose así cercano y accesible al suplicante).
Para entender el sentido de la presencia del borde del manto de Dios en el templo hay que recordar el gesto de los suplicantes en la antigüedad, que consistía en aferrarse al borde del manto para impetrar un favor.

13) Esta misma combinación de lejanía ontológica y cercanía existencial se refleja en el dicho del libro de la Sabiduría que comprende la misericordia como expresión de la omnipotencia: “Tú te compadeces de todos porque todo lo puedes” (Sb 11, 23). El creador es el salvador. El omnipotente es el aliado por amor de elección y predilección.

14) Yahvé es Dios del cielo y de la tormenta, creador y todopoderoso, soberano absoluto. Los cielos, la tormenta, el mar, los vientos, el terremoto, son epifanías de su Creador y Señor. Sin embargo, ni su poder, ni su libertad, pueden decirse sus atributos característicos o fontales. Lo característico del Dios bíblico es ser un Dios de Alianza, o sea un Dios que se vincula por amistades y compromisos con hombres y se comporta como El Dios Pariente [Go’el], o el Dios de los Patriarcas. El ámbito privilegiado de su epifanía es el de lo interpersonal. El Dios Pariente asegura los bienes de la promesa: la libertad, la tierra, los hijos, la vida. Es el vengador de sangre, el libertador de los esclavos, el levir, el que rescata la tierra. Como dice Isaías: “Tu redentor (=goel] es el santo de Israel” (Isa 41, 14)

15) El nombre “Yo soy el que soy” revelado a Moisés (Ex 3, 14) incluye el sentido “Yo soy el que está”, ya que el verbo hebreo hayáh significa “ser y estar”. Un estar que implica una presencia activa: “Estuve con vuestros padres y estaré con vosotros”. El que se revela en la zarza como el Dios de los antepasados, se revela inmediatamente como “El que es, está y estará” actuando en favor de su pueblo elegido. Ese aspecto lo explicitará en Isaías cuando revela su nombre Emanuel, “Immanu-El” =  “Dios [está, estará] con nosotros” Este nombre es la fórmula de asistencia, propia de los contextos de guerra santa, en los que Dios promete intervenir activamente en la vida del pueblo como su Go’el, su pariente fiel y poderoso: Dios de los ejércitos, vengador de sangre, garante de la libertad, la vida en la tierra..

16) Otrosí: Dios dice por Isaías: "Los cielos son mi trono y la tierra el escabel de mis pies" (Isaías 66, 1-2). Los cielos dicen la grandeza de Dios y de su poder que gobierna los astros: "El cielo proclama la gloria de Dios y el firmamento pregona la obra de sus manos" (Salmo 18, 2). La tierra, escabel, habla de su cercanía providente, sabia y amorosa a los hombres que la habitan. Está por un lado la epifanía uránica de Dios y por otro su epifanía amorosa, en el orden de los vínculos interpersonales, familiares.

17) Nota: Los cielos y la tierra son testigos invocados por Dios en sus alianzas con Israel (Deuteronomio 4, 26) porque el cielo y la tierra, que son "la obra de sus manos" (Salmo 101, 26), dan testimonio del poder y la grandeza de Dios, tanto como la Alianza muestra su cercanía por el amor de predilección, la elección, la vocación y la misión. Los cielos y la tierra pasarán, pero las palabras de Cristo no pasarán (Marcos 13, 31; Lc 21, 33; Mt 24, 35). Isaías 66, 1-2  es alegado por Jesús para prohibir el juramento por el cielo o la tierra (Mateo 4, 34s) El cielo y la tierra, creaturas cuyo ser tiene apoyo en la palabra de la Verdad. El versículo de Isaías es citado por el mártir Esteban (Hechos 7, 49).

18) Las epifanías cósmicas quedan así subordinadas a la epifanía en lo interpresonal, como la suprema revelación de Dios: caridad. Por eso la manifestación de la santidad de Dios alcanza su culmen de cercanía con la venida del Hijo: “Bendito el que viene en el Nombre del Señor” y con su presencia en la Iglesia: “Yo estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos

19) El Salmo 98 tiene la estructura de un trisagio: proclama tres veces la santidad de Dios. En él alternan la adoración por la grandeza y la alabanza por sus intervenciones históricas de amor a su pueblo.
"El Señor reina tiemblen las naciones; sentado sobre querubines, vacile la tierra; 2 grande es Yahveh en Sión. Excelso sobre los pueblos todos; 3 alaben tu nombre grande y venerable: santo es él. 4 Poderoso rey que el juicio ama, tú has fundado el derecho, juicio y justicia tú ejerces en Jacob. 5 Exaltad a Yahveh nuestro Dios, postraos ante el estrado de sus pies: santo es él. 6 Moisés y Aarón entre sus sacerdotes, Samuel entre aquellos que su nombre invocaban, invocaban a Yahveh y él les respondía. 7 En la columna de nube les hablaba, ellos guardaban sus dictámenes, la ley que él les dio. 8 Yahveh, Dios nuestro, tú les respondías, Dios paciente eras para ellos, aunque vengabas sus delitos. 9 Exaltad a Yahveh nuestro Dios, postraos ante su monte santo: santo es Yahveh, nuestro Dios.

20) Las obras de la creación muestran mejor la trascendencia divina y las obras de la salvación su cercanía providente y amorosa. La creación de la nada, la inmensidad del cielo y el universo creado, las desmesuradas dimensiones del espacio y del tiempo de la obra creadora, hablan de la grandeza y la trascendencia del creador, que ni es interior, ni coextensivo, ni se confunde con su obra de creación

21) De la cercanía amorosa de Dios, habla la conservación de la creación en el ser, la providencia en el gobierno mediante las leyes físicas y naturales, mediante la revelación de sí mismo y del orden moral, de su nombre Goel: pariente providente, que prepara la revelación del Padre a través de la encarnación del Hijo.

22) Ambos aspectos se reflejan ya en el primer relato de la creación, concebido como la preparación de un gran banquete, que culmina en una comida de comunión, en el que Dios sirve de comer a sus invitados a la existencia (Gn 1,29)

23) Jesús retoma la revelación de la creación como banquete y lo explica como prefiguración del banquete de bodas del Hijo, que revela los desposorios de amor de Dios con la creatura, del trascendente con lo contingente e inmanente. Del Increado con sus creaturas..