martes, 5 de junio de 2012

¿PENTECOSTÉS O BABEL?

 1 – Impresiones sobre la exégesis actual                               
Autor: Dr. Miguel Antonio Barriola, Pbro. Miembro de la Pontificia Comisión Bíblica        

            La labor de los biblistas consiste en exponer lo más claramente posible el texto sagrado, inspirado por el mismo Dios, para el pueblo creyente. Cuando haya pasajes intrincados, tratarán de aclararlos, tal como lo hizo el Exégeta por excelencia, la misma PALABRA hecha carne (Jn 1, 14), a los viajeros de Emaús (Lc 24, 25 – 29) y después sus enviados, a la manera del diácono Felipe, que le preguntó al ministro de la reina de Etiopía: “¿Entiendes lo que lees?” (Hech 8, 30); explicándoselo acto seguido.
            Pero, ¿con qué nos encontramos en el día de hoy? Una intrincada selva virgen de hipótesis tras hipótesis, que enredan la comprensión, en lugar de servirla. Y…tal impresión no proviene de “fundamentalistas”, “literalistas”, “tradicionalistas”, sino de honestos exégetas, que con lúcido sentido común contemplan la “Babel”, en que se deshilacha el estudio de la Biblia.
            Sirvan de muestra las reflexiones del gran experto español L. Alonso Schökel,  del cual ofrecemos un ramillete de certeros pronósticos.
            “Nuestra disciplina bíblica tiene un instituto especial, privilegiado y fatídico. Privilegiado porque ha cundido en el mundo cristiano el interés por el tema bíblico, hasta derramarse un poco al mundo no cristiano. Fatídico, porque la Biblia es limitada y no crece” [“El exegeta en la sociedad” en su obra (junto con J. M. Bravo): Apuntes de Hermenéutica, Madrid (1994) 142].
            “Sobran temas por estudiar; pero, como el tema “T” lo estudia un solo profesor, se deduce que no interesa al mundo académico y que no merece ser estudiado. Que, si lo estudio, quedaré marginado. Y yo necesito un puesto, un ascenso, una fama…De hecho las razones sociales pesan más que el amor a la verdad. Es más importante ser conocido que conocer. Ahí tenemos un tremendo condicionamiento de nuestra tarea de comprender y explicar la Biblia”¨[Ibid. , 143 – 144].
“Nuestra situación se ha vuelto muy difícil, casi desesperada…No hay tiempo para leer despacio, contemplativamente” [Ibid. , 145].

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